Un visitante propicio.

Después del partido de la última jornada ante el Getafe en el que los azulgrana perdieron su imbatibilidad, hecho que ha supuesto situarse a seis puntos del líder, afrontaba el Barça un partido de Liga, correspondiente a la jornada diecisiete, que se adelanta casi un mes por la disputa del Mundialito de Clubs el próximo mes de diciembre.

Como visitante se presentaba el Rayo Vallecano, que en su retorno a la Primera División está haciendo una temporada más que digna, mostrando unos números muy por encima de lo que se preveía en un equipo que empezó esta campaña sumido en problemas de toda índole. Visitante propicio en el Camp Nou, que se ha caracterizado por numerosas anécdotas cada vez que han aparecido en el estadio azulgrana.

Y es que, los frangirojos, cada vez que visitan el Camp Nou presentan datos curiosos.  Con los madrileños en el campo, los culés hemos asisitdo a hechos insólitos. Tan insólitos como un gol de Petit, aquel francés fichado a golpe de talonario por Joan Gaspart, que procedente del Arsenal, y más recordado por su  coleta que por su juego, marcó su único gol ante los de Vallecas. Tan insólitos como el ver parar un penalti a Zubizarreta, en una de las pocas intervenciones de este tipo que el estadio azulgrana  pudo presenciar del mítico portero vasco, ahora en labores de secretario técnico. Tan insólitos como el de ser los protagonistas de las máximas goleadas por parte del cuadro culé, llegando incluso a perder por nueve goles a cero, en un partido en el que el austriaco Hansi Krankl protagonizó la gesta de conseguir cinco goles en el mismo partido.

Y repasando estos hechos, el partido de hoy no podía ser menos, y han sido los vallecanos los primeros en presenciar un triplete de goles de la delantera azulgrana.  Y así,  los discutidos Villa y Aléxis han conseguido en este partido incrementar sus números goleadores, juntando su aportación a la ya habitual de Messi, y consiguiendo entre los tres cerrar un marcador de cuatro goles a cero a favor de los locales, firmando además el chileno su  primer doblete en esta primera temporada como azulgrana. Esperamos todos los culés que estos dos goles sirvan de espoleta para el resurgir de este jugador del que tanto se espera, y del que todavía no hemos visto el potencial que se le intuye.

Y si a continuación de testificar que el Rayo se ha ido del Camp Nou con cuatro goles en su haber, ratifico que para mí ha sido el mejor equipo que ha pasado por tierras culés esta temporada, algún lector me podría tachar de incoherente. Pero es que los madrileños, después de presentar una alineación sin delanteros, y con un centrocampista, Lass, como jugador más avanzado, se intuía en la previa del partido una táctica basada en los cerrojazos típicos con los que ahora el equipo se está habituando a enfrentarse. Pero, sorprendiendo a todos, los rayistas salieron a presionar a los defensas azulgranas y dificultaron en todo momento la salida del balón desde atrás, en una de las mejores virtudes del equipo culé. Y así, en la primera media hora de juego, los locales se encontraron maniatados por la presión visitante, que emulando la mejor época del equipo azulgrana, disputaban cada balón en superioridad. Sólo la exquisita técnica de las estrellas locales posibilitaba salir con éxito de una presión, que a punto ha estado de poner el partido muy cuesta arriba, si los ocasionales delanteros visitantes hubieran estado más acertados.

Pero ha sido llegar el primer gol del chileno, y deshacerse la estrategia de Sandoval cual azucarillo disuelto en agua. Y es que a partir de ese primer tanto, los blaugrana han empezado a sentirse más cómodos, y sacándose la presión del que se ve obligado a ganar han hilvanado los mejores quince minutos del partido, y han cerrado el marcador al descanso con un contundente tres a cero, que certificaba la victoria culé. Constata este hecho la necesidad de cerrar los partidos cuanto antes como mejor estrategia para sellar una victoria. Y es que a veces parece que el equipo espera y espera sabiéndose superior, y ante el paso de los minutos los contrarios, sobre todo en su campo se crecen, y dificultan en extremo el típico juego de los de Guardiola.

Se esperaba la reanudación como un mero trámite, en el que se intuía  que Messi pusiera su granito de arena. Y así ha sido la segunda parte. Detalles por parte del astro argentino, rubricados por un gol en los inicios , cerrando así el primer triplete de la delantera azulgrana.

Con esta victoria, el Barça se coloca a tres puntos de los blancos, en un recorte ficticio, pero que dependiendo de los próximos resultados puede tener su valor psicológico. Es el primer paso de una remontada para que se han conjurado tantos aficionados como equipo, esperando revivir épocas pasadas que concluyeron con épicas vitorias en forma de Ligas en el último segundo. Riazor y el Heliodoro Rodríguez aparecen en los sueños culés, esperando que este año se repitan gestas parecidas. Soñar es lícito, y la ilusión  por conseguir la cuarta Liga consecutiva sigue intacta.

Para finalizar polémica en forma de tarjeta forzada por Piqué, que de forma inocente  ha pedido a gritos al árbitro la necesidad de recibir amonestación. Hay formas más claras de forzar una amarilla sin tener que caer en este tipo de discusiones que en nada benefician en épocas en las que se necesita que el fútbol y el juego del equipo sean los únicos protagonistas.

Ahora espera el Levante, y dependiendo de la próxima jornada y de los resultados dados en ésta, afrontar un clásico que marcará toda la temporada.  Será a partir de entonces cuando en este espacio repasemos noticias y artículos que tengan que ver con el enésimo partido del siglo.

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La botella medio llena

Mal momento ha escogido el Barça para ceder su primera derrota de esta temporada. Con el Real Madrid a tres puntos, y con éste habiendo certificado su victoria en su derby contra el Atlético, a los azulgrana sólo les valía la victoria en el Coliseum Alfonso Pérez.

Pero no ha sido así, y después de uno de los peores partidos que se le recuerdan al equipo en la era Guardiola, ahora los tres puntos han pasado a seis, y se convierten a ojos del aficionado culé en una barrera casi infranqueable vistas las prestaciones de los merengues en una Liga en la que los tropiezos se pagan muy caros.

No parecía que ese fuera a ser el resultado final del partido, ya que en el inicio de partido se intuía una salida en tromba de los azulgranas, que poniendo cerco al área defendida por Moya, dispusieron de hasta tres ocasiones en los tres primeros diez minutos de encuentro. Pero a partir de ese momento, y como botella de cava recién descorchada los jugadores fueron perdiendo el empuje inicial, y el choque pasó a una fase de duerme y vela llegando de forma anodina al descanso sin casi nada que relatar.

En la reanudación ocurrió exactamente lo mismo, y la obra pareció un calco de lo que se nos ofreció en los primeros cuarenta y cinco minutos. Salida explosiva, para poco a poco y con el paso de los minutos irse diluyendo hasta el arreón final en busca de un agónico empate, que tampoco es que hubiera servido para mucho, pero al menos hubiera mantenido a cero el casillero de derrotas de la temporada.

Un gol a balón parado, otra vez a balón parado, le bastó al Getafe para adelantarse en el marcador, y con una buena defensa atrás, al estilo de las ya habituales que todos los contrarios presentan a los culés esta temporada consigueron los azulados llevarse los tres puntos ante un equipo, que por primera vez desde que Guardiola ocupa el banquillo culé, parecía quedarse sin recursos para desbordar la estrategia rival. Sólo en la acumulación de hombres en la línea de vanguardia, y con un bombeo incesante de balones intentaron los de Pep, superar hasta a los nueve integrantes que componían el entramado defensivo local. Pero no era el día del Barça, no era el día de Xavi, ni de Villa, ni de Aléxis, e incluso no era el día de Messi, que a escasos diez segundos del final tuvo una postrera oportunidad en forma de una contra uno, que en un también rizo habitual de este año, envió al poste, certificando que la llamada “suerte de los campeones” se ha tomado unas merecidas vacaciones y ha viajado a esparcir su bendiciones a lares más remotos.

Esta temporada el Pep Team está sufriendo mucho en los desplazamientos, y no consigue cerrar los partidos de la forma a la que nos tenía acostumbrados en anteriores ediciones. Sin ir más lejos, sólo cabe recordar la temporada pasada en el que se batió el récord de victorias consecutivas fuera del Camp Nou. Este año, en cuatro de los seis desplazamientos, el equipo ha dejado puntos en el camino, y sólo ha conseguido victorias en Gijón y Granada, dando además una imagen bastante pobre. Sólo la solvencia en el Camp Nou en el que un parcial de treinta goles a cero adorna las estadísticas de este año están conservando al equipo en lo más alto y con posibilidades.

Ahora, con un ambiente de pesimismo queda levantarse y ver como se desenvuelve este equipo en una situación que no le es habitual. Estamos acostumbrados a vivir desde hace tres años desde arriba, y a observar a los rivales desde una posición de privilegio. En esta situación, nuestro máximo rival, el Real Madrid, ha vivido al límite, y con un espíritu de lucha encomiable, ha obligado al mejor equipo que yo nunca he visto a llegar hasta sus máximas prestaciones en cada competición que ha disputado, ofreciendo persecuciones dignas de elogio. Aún recuerdo la llamada “cofradía del clavo ardiendo”, que se aferraba a mínimas posibilidades de triunfo en una de las Ligas conquistadas por Capello, y que al final dieron sus frutos ante el Tamudazo en el Camp Nou en una temporada en las que el mítico equipo de Ronaldinho daba sus últimos coletazos. O la Liga de 99 puntos, en la que los de Pellegrini, a pesar de ir todo el año a remolque no cejaron en su persecución obligando al Pep Team ha sellar el campeonato en un último partido ante el Valladolid.

Estoy seguro que estos días mensajes de todo tipo aparecerán el los distintos medios deportivos. La duda invadirá el entorno del equipo. La crítica se cebará en Guardiola y en los componentes más discutidos del once azulgrana. Que si las rotaciones, que si la delantera es sólo Messi, que si el argentino está cansado, que si la defensa ya no es la que era, que si Villa no marca, que si los árbiros...., y así hasta impregnarlo todo de un ambiente que para nada favorecerá a los jugadores.

Pero queda otro camino, otro camino que pasa por levantarse y sabiéndose un equipo único encarar el resto del campeonato, que no lo olvidemos, sólo ha llegado a su tercio, con la seguridad que cada partido puede convertirse en una victoria. Cada partido ha de ser una final, y entre todos, prensa, afición y equipo se ha de generar la confianza necesaria para saber que esta Liga todavía no está perdida. Parafraseando a Pep...”Nadie dijo que esto sería fácil”.

La autoestima es una de las cualidades más influyentes en el desarrollo de cualquier actividad, y sólo desde la confianza que un objetivo se puede conseguir se logran lo éxitos. No hay que olvidar, con los números en la mano, que el equipo sigue dependiendo de si mismo, y que si bien, ahora, en el día después de la derrota la distancia se ve salvaje, también lo es que en un sólo fin de semana ésta se puede ver reducida a la mitad. Sólo en la perseverancia y en constancia en la persecución se puede hacer dudar a un rival, que ayer, en sus medios afines ya celebraba su trigésimo segundo título de Liga.

Y es que es tanta el hambre y ansía de éxito que tiene el Madrid, que sólo haciéndolo dudar y cercenado su confianza se puede hacer que éstos empiecen a pinchar. El peor error de los blaugrana sería bajar los brazos y dar por perdido este curso futbolístico ya en Navidad, haciéndonos recordar etapas muy lejanas en la memoria. Ahora sólo queda mirar hacía arriba y ver allí al Madrid, en la distancia, pero todavía alcanzable, y pensar que de aquí dos semanas tendremos la posibilidad de ser nosotros mismos los que podamos torpedear directamente su confianza en el primer clásico de la temporada. Ahí es cuando el equipo puede empezar su remontada, y certificar que también sabe manejarse desde la adversidad.

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El número 3.

Simbólicamente el número tres ha tenido una gran significado a lo largo de la Historia. Así, ahora sabemos que entre los más antiguos pobladores, el tres era el más Sagrado de los números; aun cuando es una figura Aritmé­tica, a la que se le han atribuido algunas virtudes místicas. En la Mitología Griega y Romana, al número tres se le ha conside­rado como el principal atributo de los sucesos legendarios, La Física determina tres estados naturales propios de los cuerpos;, el sólido, líquido y gaseoso, en las Bellas Artes se nos presentan tres clases de Estudios Fundamentales: la pintura, la escultura y la arquitectura, en la Música se distinguen tres sonidos; el agudo, el medio y el grave, tres son los colores básicos, tres son los grandes profetas, en tres se divide la Santísima Trinidad, tres fueron las negaciones de Pedro, tres son los Reyes Magos, tres fueron sus regalos…., el tres.

  

En el fútbol, cualquier entrenador recibe ya en sus inicios de formación táctica las bases de la distribución de un equipo en el campo. Y ya en las primeras clases el número tres pasa a ser clave en las exposiciones. Tres zonas configuran el campo, dividido en zona defensiva, zona de creación y zona de definición. Y en esas tres zonas hemos de distribuir nuestro esquema de juego buscando la superioridad en todas ellas ante la propuesta táctica de nuestro rival. ¿Tres delanteros?, ¿tres centrocampistas?, o como ahora Guardiola, o como antes Johan Cruyff, tres defensas?

   

El tres, ahora, está siendo el debate de moda entre el barcelonismo. Guardiola, en San Siro, jugándose la primera posición de su grupo, sorprendió al mundo futbolístico alineando nuevamente esta temporada una defensa de tres.  Era la octava vez que presentaba este año esta disposición táctica, que siempre sorprende cuando se dibuja en el campo. 

   

Los resultados de su uso han sido variados, y aunque el equipo sigue invicto, si que es cierto que en algunos partidos se ha tenido que corregir sobre la marcha, al verse el equipo superado ante la falta de efectivos defensivos. Requiere esta disposición táctica de defensas rápidos, con capacidad de anticipación y una buena salida de balón por la zona central que sirva de desahogo en los momentos que el equipo se vea presionado por su rival. Por ello, Piqué, que casualmente luce el tres como dorsal, no ha sido nunca utilizado en esta disposición táctica, ya que su velocidad no es la idónea en situaciones de uno contra uno, que tanto se dan con esta disposición defensiva.

   

Y en Milán, a pesar del espectáculo ofrecido, y a pesar de acabar el partido con una victoria merecida, el equipo paso por etapas de desasosiego, provocadas precisamente por la utilización de sólo tres hombres como único parapeto defensivo de Valdés. Los italianos se dieron cuenta de la situación, y al igual que hizo el Valencia volcaron el juego a una banda, descolgando a Ibrahimovic hacia la izquierda de su ataque, que encaraba en ocasiones a Puyol con la facilidad que su imponente físico le permite. Pasó así el Barça por períodos en los que no tenía el control del partido, y obligó en más de una ocasión a que Sergio Busquets pasará a convertirse en el segundo de los centrales. Que extraño resultaba observar al equipo distribuido en un 4-4-2 en el campo. Un equipo que vive del tres, y que hace del 4-3-3 y del 3-4-3 su identidad se vio obligado en ocasiones a olvidarse de su número mágico.

   

Ahora, después de los elogios recibidos por la prensa especializada, y ante el apasionante clásico que nos espera, la pregunta está en el aire. ¿Prepara Guardiola una estrategia en el Bernabeu basada en esta defensa de tres?.

   

Recordemos que, el inventor de esta disposición táctica, Johan Cruyff, siempre en sus visitas al feudo madridista corregía a su equipo, y cambiaba su disposición con un cuarto integrante defensivo. Sólo en ese partido jugaba el holandés a expensas del rival. ¿Será ahora capaz Guardiola de actuar al revés?¿Cambiará su habitual forma de juego hasta ahora, y sorprenderá con sólo tres defensas?¿Arriesgará hasta estos límites en un partido, que si no cambian las cosas se prevé decisivo para no descolgarse en la clasificación?

   

Argumentos en contra y a favor de esta distribución encontraremos en todas las opiniones. Y es que puede, y digo puede, que llenar el campo de centrocampistas de toque en los que se encuentren Xavi, Iniesta, Cesc, Busquets y Thiago, haga desaparecer el balón de los pies de los jugadores merengues, y así impedir el máximo valor de este equipo, su contragolpe. Pero puede, y vuelo a decir puede, que la presión de los blancos sea tan asfixiante que ni la más depurada técnica pueda con ella, y que logren robar el balón, teniendo preparados a sus rapidísimos puntas, que verían una autopista dibujada hacia la portería azulgrana. Los CR7, Benzemá, Di María o Higuaín son letales con espacios por delante.

   

Pero como ya he dicho en la introducción, el número tres es sinónimo de fenómenos legendarios, y una victoria en feudo merengue con únicamente tres defensas sería ya casi el paso definitivo para convertir a este equipo en leyenda. En la estrategia estará la clave de este partido, y yo espero que Pep triunfe en la suya, y que emulando al mejor estratega de la historia, Julio Cesar, salgamos del Bernabeu pronunciando su frase más famosa, resumida en tres únicas palabras; "veni, vidi, vici - Vine, vi y vencí."

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Viva el espectáculo

Cuando allá por el año 1863 cuatro sesudos ingleses se sentaron en un bar londinense, y establecieron las reglas de este deporte, en sus cabezas deberían estar pasando imágenes parecidas a las que el partido que el Barça disputó en Milán nos ofreció. Un juego con 22 jugadores en el campo con un único objetivo; llevar el balón de la forma más rápida posible al terreno rival para intentar batir a su portero.

 

Y es que la primera parte del partido de ayer fue un auténtico espectáculo, con dos equipos que no especulaban en ningún momento del juego, y que casi sin respiro se lanzaban con casi todos sus integrantes en la búsqueda del gol. Hasta siete claras ocasiones tuvieron los azulgranas para batir a Abbiatti, contrarrestadas a su vez por cuatro oportunidades de los milaneses, algunas de ellas, como la protagonizada por Robinho, dignas de entrar en esos vídeos tan divertidos que promueven y divulgan las pifias de la semana.

 

Partido de ida y vuelta, partido sin control, sin reservas. Precisamente, justo lo contrario que los entrenadores desean, ya que en el control del juego y las situaciones de ataque y defensa están las claves de los triunfos. Para ello Guardiola ayer dispuso un equipo muy poblado en el centro del campo, y rescatando la defensa de tres, y con un único punta claro, el resto de jugadores se movía a su antojo por la zona ancha del terreno de juego sin posición fija. Ahora interior, ahora mediapunta, ahora en el centro, los jugadores azulgranas, con una gran movilidad desconcertaban a la defensa italiana, que buscaba referencias sin encontrarlas.

 

Los primeros veinte minutos de partido fueron para mi de lo mejor que se le ha visto al equipo esta temporada como visitante. El balón salía jugado con fluidez desde atrás, donde la calidad de Busquets para jugar al primer toque le confirma como indispensable en esta faceta del juego. Llegaba claro a Messi, que con facilidades para maniobrar, giraba y encaraba portería a velocidad de vértigo. Suya fue la asistencia al pase previo al primer gol. Suya fue la asistencia a Cesc en una combinación impecable que sólo el gran acierto del meta italiano impidió que se materializará. Suya fue la asistencia a Villa que daba la posibilidad de finiquitar el partido y que nuevamente el portero local desbarató. Y suya fue, claro esta, la responsabilidad de transformar un penalty, mas que dudoso, que ponía el resultado en ventaja para los azulgranas antes de llegar al descanso. Y es que entre gol y gol culé, el sueco Ibrahimovic tuvo tiempo de ejecutar su venganza en forma de gol del empate. Imperial estuvo el argentino en ese primer tiempo, queriendo ratificar que el recién ganado galardón Onze d’Oro, que le ha sido otorgado por segundo año consecutivo, había caído en los pies del único jugador que ahora merece cada premio individual que se otorgue.

 

En la reanudación, la intensidad del juego ya no fue la misma, y en esos segundos cuarenta y cinco minutos se hizo más patente la superioridad técnica y física del Pep Team. Pero como suele suceder este año, en el que el equipo no cierra el marcador como antaño, en su única llegada al área, los locales, mediante una espectacular jugada de Boateng, establecieron un nuevo empater. Si bien es cierto que la jugada merece todos los elogios, también lo es la desafortunada colocación de Valdés, que ayer no tuvo su día. Se le vio nervioso, impreciso, y dando sensación de inseguridad en cada balón que llegaba a sus dominios. No blocaba, no salía, y parecía como fuera de sitio. No tuvo suerte en el estreno de su nueva equipación el meta de l’Hospitalet que a punto estuvo de protagonizar otra de esas jugadas digna de las risotadas y mofas ajenas.

 

Como no estuvo bien una defensa, que sin centrales curtidos en ese puesto sufrió en demasía en el bombeo de balones. La ausencia de Piqué, al que en la previa todos consideraban un fijo, al ser el único integrante de la plantilla capaz de contrarrestar este tipo de juego, se notó en demasía, y creo que debe ponerse en el debe de Guardiola, como una decisión errónea en su planteamiento.

 

Pero nuevamente con empate en el marcador, el Barça volvió a tomar el control del juego, y nuevamente Messi, quien sinó, se encargó de ejecutar una nueva asistencia que, dejando sólo a Xavi ante portería, facilitó al de Terrassa la oportunidad de adelantar al equipo en una ventaja que ya sería definitiva. Curioso gol el tercero en el que asistente y goleador intercambiaron sus papeles.

 

A partir de esta ventaja, y ya con Busquets claramente colocado como segundo central y con Keyta en el medio centro, el partido inició una cuesta abajo debido al enorme gasto físico protagonizado por los jugadores. Aun en ese período pudo el Barça afianzar su ventaja, pero sólo el diez azulgrana daba sensación de poder conseguir algún tanto. Están este año especialmente desacertados en sus tareas goleadoras el resto de integrantes de la vanguardia azulgrana. Villa sigue sin encontrar ese punto de confianza que haga que encare portería con la serenidad y seguridad que le permita materializar muchas de las ocasiones de las que dispone. Alexis, sigue peleándose por todas las zonas del campo de una forma un tanto desordenada. Parece que este período de baja lo a sobre estimulado, y desea mostrar su potencial de forma precipitada en los minutos de los que ahora dispone. Necesita serenarse y saber cual es su papel en el equipo. Y Pedro, que ayer reapareció unos minutos, debe volver a ser el de los años anteriores, en los que con sus goles ofrecía un plus de peligrosidad al terceto atacante. 

 

Ahora, sólo Messi, más las aportaciones de la línea de centrocampistas azulgranas parecen estar inspirados. Se acerca el primer tramo clave del calendario, en el que están esperando un Real Madrid lanzado, y un Santos con ganas de hacer historia. Se acerca un tramo del calendario en el que todas las piezas deberán estar ajustadas para seguir soñando en la repetición de ese anhelado sextete. Yo confió plenamente en su consecución. Ojala desde aquí lo puede relatar.

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El ser humano no es TAN maravilloso

Hoy se publicaba la noticia de la recaida de Tito Vilanova y de la anulación de todos los actos navideños del F.C. Barcelona  con motivo de la operación de urgencia a la que será sometido sometido este jueves en el Hospital de la Vall d’Hebron de Barcelona. Una afección, parece menos grave que la anterior,  y que lo tendrá un mes de baja, si la recuperación va por el camino que la mayoría desea. 

Y digo la mayoría, porqué ayer asistí incrédulo, a la vez que indignado, por no utilizar otra clase de epítetos, al seguimiento de la noticia que se realizó, no ya desde los medios, sino desde los usuarios de éstos. Y es que nuevamente, al igual que sucedió la primera vez no puedo creer algunos de los comentarios que leo.

Y es que a media tarde, cuando la noticia ya corría y circulaba por todas las redes sociales y todas las webs de los distintos diarios deportivos, pude constatar que el slogan que tan brillantemente ilustraba la campaña de Aquarius de hace unos años, que finalizaba con un lapidario “el ser humano es maravilloso” caía por su propio peso.

Un sinfín de comentarios de mal gusto, de insultos, de descalificaciones y de verborrea barriobajera inundó los diferentes medios, obligando en la mayoría de ellos a cerrar los espacios en los que se podía comentar la noticia, inutilizando así,  una posible herramienta por la cual hacer llegar mensajes de ánimo y apoyo al técnico azulgrana,,

Después, parecía que todos nos escandalizábamos por este hecho, y nos sorprendiéramos de lo sucedido. Reacción, que a mi, me parece del todo hipócrita, ya que precisamente es este estado beligerante el que, en algunos medios, se fomenta en aras de una mal interpretada popularidad, y en busca de la máxima audiencia.

El chillar, humillar, calumniar, insultar y despotricar se ha convertido en la base de un cierto tipo de periodismo, que ha encontrado un filón en este tipo de comportamientos, y que no entiende, que ante sus reacciones, mucho de su público se identifica y se siente legitimado a comportarse tal cual ve a aquellos por los que se siente representado. Y a partir de aquí, las espurnas de odio y rabia se esparcen sin ningún tipo de sentido, hasta llegar a los límites que ayer pudimos presentar.

Límites que también deberían haber establecido antes las llamada web 2.0, en el que triunfan las webs con contenido anónimo, triunfa el facebook, triunfa el twitter, y triunfan todos aquellos espacios en los que se pueda expresar una opinión. También han aprendido estos medios que en ruido mediático esta el éxito, y han permitido con una no moderación de sus comentarios que las polémicas vayan más allá que las simples normas de la buena educación predican.

Ya hace un tiempo, en este espacio, se escribió un post referente a las tertulias futboleras y al talante que estas estaban tomando, muy lejos del que se había pensado cuando estas se presentaron en sus inicios. Y hace tiempo, a modo de propuesta personal, insté a las más famosas páginas de facebook, que sacrificaran sus números de fans, en aras a una mejor concordia entre ellos, de forma que se favoreciera la discusión desde la tolerancia y el respeto.

Parece que no es así, y sigue siendo difícil una moderación, que pueda penalizar a aquellos usuarios que escudándose en el anonimato y en una valentía mal entendida “agreden” de forma verbal, a sus contertulianos, sin temor a ninguna represalia por parte del medio que insta al debate.

Ser permisivo ante este tipo de comportamientos llevó ayer a una situación para nada sorprendente, y que si se sigue permitiendo, pasará de la agresión verbal a la física. Creo que es el momento de poner las herramientas necesarias, que las hay, para moderar y eliminar a todos estos individuos, y sacrificar el número de aportaciones, primando más la calidad y consistencia de ellas. Desde un debate educado y constructivo se puede generar también el éxito. Sería el primer paso para apartar del primer plano a aquellas figuras que están creciendo a partir del actual estado de odio que se ha generado entre las dos principales aficiones, de un deporte, que no lo olvidemos tiene como máximo objetivo la distracción y la pasión por unos colores.

Espero que se recapacite y la experiencia de este acontecimiento ayude a comprender este fenómeno global que es Internet, y la necesidad de, que al igual que en otros círculos y ambientes, éste también necesita unas reglas de cohabitación.

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El Barça de siempre.

Volvió la Liga, y parece, que ahora ya, definitivamente para quedarse. Y es que en este primer tercio de competición, todavía no me ha quedado claro, si éste ha sido un periodo en el que las selecciones dejaban a sus jugadores a los clubs, o al revés. Esperemos que ahora, con la normalización del calendario, sólo alterada por la disputa del Mundial de Clubs, la competición recuperé su ritmo habitual y centré la atención de todas, hecho que hasta el momento había quedado algo disperso.

 

Y en ese regreso, el Barça, se enfrentó al Zaragoza, con la fisonomía que le caracteriza. Llegábamos al partido del Camp Nou con el debate sobre el uso de Messi, y sobre como su participación en la liguilla sudamericana de cara a la clasificación para el próximo Mundial, podría afectar en su rendimiento, y de la necesidad de que Guardiola le diera un descanso ante el decisivo partido del próximo miércoles en San Siro, que decidirá en primer puesta de acceso a los octavos de finales de la actual edición de la Champions.

 

En las declaraciones del técnico previas al partido ya se intuía que los azulgrana iban a presentar una alineación compuesta por Messi y diez mas. Y es que tiene clarísimo, Pep, que la incidencia del argentino es tan grande en el juego del equipo, que a poco que éste presente unas condiciones mínimas para la disputa del partido, éste formará parte del once inicial. Y si bien es cierto que el desgaste que sufre el diez azulgrana es superior al de sus compañeros, también lo es que su despliegue físico en el campo, en algunos partidos queda reducido.

 

Contra los aragoneses, Guardiola dispuso un esquema de defensa-ataque, pensando en ese mínimo desgaste de su estrella. Pensó Pep, en darle a Cesc un doble papel en esas facetas del juego, disponiendo al de Arenys como interior en los momentos en los que los azulgranas no tuvieran el balón, con la obligación de trabajar en la presión y la recuperación. Una vez conseguido el objetivo, el polivalente centrocampista azulgrana interpretaba uno de los papeles que mejor sabe hacer, y se incorporaba al ataque como falso delantero centro, dejando que Messi retrasará algo su posición, contribuyendo así de forma activa en la construcción del juego de ataque azulgrana. Descanso en defensa, reactivación en ataque fueron las consignas de Guardiola.

 

De esta forma, exceptuando los primeros veinte minutos de juego, en lo que parecía que costaba engancharse al partido, el Barça nos volvía a mostrar su mejor cara, y una vez puestos por delante en el marcador, tras jugada de estrategia materializada por Piqué, el carrusel de ocasiones de la primera parte se hizo constante, obligando a Roberto a convertirse en protagonista del encuentro, con constantes intervenciones. Fueron, para mi, los mejores minutos de un partido, que culminaron con una acción protagonizada por la pareja de la noche. Cesc y Messi se encontraron en las inmediaciones del área maña, y con dos simples toques, cerraron una jugada que, justo antes del descanso, puso lo que ya parecía la distancia definitiva en el marcador.

 

La segunda parte no dio para mucho. Rotaciones y dos goles más finiquitaron un choque por goleada, en unos resultados ya habituales en el Camp Nou, que registran esta temporada un parcial de treinta a cero para los locales. Dos goles sellados por Puyol y Villa. Dos goles que sirvieron, el primero, para recordar el mítico dos a seis del Bernabeu de hace dos temporadas, como último partido en la que la pareja antaño habitual en la zaga había conseguido marcar en un mismo partido. Y el segundo, para tranquilizar a un Villa, que después de nueve partidos sin ver puerta, saboreaba nuevamente el gusto de sentirse goleador, y contribuir a aumentar los registros de un equipo que va camino esta temporada de marcar unos números estratosféricos en su campo.

 

Vimos por tanto, un partido típico de esta temporada. Recuperamos para la memoria a la pareja de centrales que tantos éxitos ha generado, y vimos a un Puyol pletórico y multiacelarado, intentando demostrar que su sitio todavía esta entre los once que saltan al campo al inicio del encuentro. Vimos a Piqué, que poco a poco va recuperando su nivel, dejando atrás sus problemas con las lesiones, y con el exceso de esos quilos que le lastraban al principio de esta temporada.

 

Vimos nuevamente a Cuenca, que parece llamada a ser el nuevo descubrimiento de la cantera azulgrana. Buen partido del treinta y nueve azulgrana, que yendo de menos a mas, protagonizó las mejores jugadas de los segundos cuarenta y cinco minutos, incluyendo una asistencia de gol, y muchos detalles de calidad en el regate y la posesión. Y vimos a Alexis, que entre lesiones y internacionalidades sigue siendo un gran desconocido para la afición culé. Se le intuye velocidad, se le intuye profundidad, se le intuye regate, pero todavía esas sensaciones no han pasado a ser realidades. Esperemos que ahora, ya centrados todos únicamente en sus clubs veamos al verdadero jugador que tantas expectativas ha generado. 

 

Y es que no va ser fácil este campeonato. Necesitará el Barça a todos sus jugadores en plenitud si quiere imponerse a su máximo rival. Un Real Madrid, que lleva once partidos consecutivos sellados con victoria, y que parece que va a vender muy cara esa primera posición que ahora ocupa. Su último partido le exigió ya algo más que los precedentes, y ya no se le vio tan superior como en los anteriores. Pero para ello, su rival, en este caso el Valencia debió jugar al límite de sus fuerzas, y llevó el partido a unas altas cotas de intensidad. Y eso es lo que necesitaran los azulgranas para imponerse en lo que se prevé como la primera final de la temporada. La Liga, contrariamente a lo que algunos pronosticaban únicamente, se ha vuelto ya bipolar, y únicamente los dos grandes tienen la posibilidad de disputarla. Una ventaja superior a la disputa de un partido, y que vaya más allá de los tres puntos actuales, puede suponer una insalvable barrera a recuperar. Sabrá mejor, este año, si se consigue la obtención de los títulos en disputa, que tienen en el sextete su máximo objetivo. Seguimos haciendo camino para ello, y desde aquí seguiremos contándolo.

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Barçadependencia.

Depender de algo, estar pendiente de… El termino dependencia ha sido estudiado desde la década de los cincuenta, y se ha publicado cientos de artículos sobre ello sin haberse llegado a dar una definición clara. En términos genéricos, normalmente dependencia conlleva un tono peyorativo, ya que se relaciona con términos tales como debilidad, inmadurez, pasividad y falta de iniciativa.
 

Para mí, esta aseveración no es del todo cierta, ya que en cualquier situación de grupo, en cualquier relación social, establecer relaciones de dependencia es algo imprescindible y hasta útil. Si sé aprovechar las características de mis afines,  sabiendo extraer de ellas aquellas que considere propicias, el beneficio de esa relación repercutirá en el crecimiento de la mía propia, y a partir de ahí podré explotar mejor mis cualidades.
 

Normalmente el sujeto o grupo referente es aquel que ya sea por sus valores, logros, o aptitudes demostradas, hacen que el resto de sus congéneres giren hacía él sus miradas. Así, pasando al terreno futbolístico, el F.C. Barcelona, por ejemplo, basa su esquema de juego en la utilización de las características de su principal jugador, Messi, y aprovecha las cualidades de éste de tal forma, que intenta que sus estrategias de ataque, tengan como máximo objetivo la máxima participación del argentino en cada jugada. El equipo se pone al servicio de Messi, intentando exprimir al máximo sus cualidades, en la búsqueda de un objetivo común; la consecución del máximo número de títulos posibles. A partir de ahí, el Barça como institución y Messi como jugador han crecido hasta límites insospechados hace una década. Es la denominada Messidependencia.
 

A partir de los triunfos azulgranas, el conjunto en su totalidad, y no sólo su principal estrella, han pasado a ser referente, y por lo tanto a ser observados por el resto de sus afines. Directores técnicos, entrenadores, ojeadores, representantes y jugadores estudian el juego de los azulgranas, intentando extraer de él las claves del éxito para su propio beneficio. Pero, así, como en el Barça se ha sabido sacar provecho de esa relación entre el equipo y Messi, a veces no ocurre lo mismo en otros casos en los que se intenta imitar el modelo azulgrana.
 

En la última Copa América, Batista, el penúltimo técnico argentino, intento copiar tal cual el sistema de juego azulgrana, pensando que con la utilización exclusiva de Messi en las zonas habituales donde se mueve en su entorno culé, el resultado sería parecido, y obtendría resultados parejos, a los de su colega Guardiola. El resultado fue un desastre completo, ya que en ningún momento las piezas utilizadas que debían dar forma al modelo se ajustaban a las necesidades que ese esquema de juego requería. Le está sucediendo lo mismo al actual técnico, que viendo al de Rosario como el goleador más determinante, lo sitúa en posiciones avanzadas, sin disponer de centrocampistas creativos que le hagan llegar el balón en condiciones de ser jugado. El papel del diez argentino, a mi entender, debería de ser otro en su selección, y olvidando su forma de juego en el Barça, éste tendría que situarse como un centrocampista mas, y actuando de media punta o “enganche”, como allí le denominan, debería ser el encargado de surtir de balones a una delantera, que con los Higuaín, Tevez, Agüero y Di María, conforman la línea de ataque más potente del mundo. Debe olvidarse Sabella, de los  goles de Messi, y a la vez debe hacer ver a éste, que su papel aquí ha de ser diferente al de su equipo. El modelo e imagen que han escogido no es válido, y les perjudica más que beneficia.
 

Por otro lado, la selección española convoca a cada partido un gran número de jugadores azulgrana, hasta nueve en algunas ocasiones. Es por lo tanto obvio, pensar que ante tal tamaña desproporción de integrantes de un mismo equipo, el esquema utilizado sea casi idéntico al que utilizan con gran éxito en su club. Y con ese criterio, el técnico español, Del Bosque, ha abrazado los teoremas de Guardiola y los está llevando a la práctica de forma ciega, estableciendo un patrón de juego con denominación de origen, el Tiki-taka.
 

Y si bien es cierto que esa relación de dependencia establecida entre los azulgrana y su selección ha producido resultados muy satisfactorios, dando al fútbol español unos títulos por los que luchaba desde los inicios de la historia de este deporte, parece que en ocasiones, se adapta también de forma ciega sin tener en cuenta, como les sucede a los argentinos, que hay piezas que no son aplicables a este modelo de juego. Así, en los últimos partidos, en los que los rivales, entendiendo que se van a enfrentar a una copia azulgrana, establecen a su vez tácticas calcadas a las que éstos se enfrentan en sus competiciones domésticas, y que en el último mes les han puesto en dificultades. Defensas cerradas y acumulación de hombres en la frontal del área cerrando cualquier espacio posible es la tónica habitual en los esquemas defensivos de los rivales.
 

Para hacer saltar este tipo de planteamientos, Pep, dispone dos armas ofensivas que según mi visión la selección de Del Bosque no posee.
 

La primera, dos laterales muy ofensivos, que tanto por derecha e izquierda abren el campo, dándole gran amplitud y obligando a los contrarios a decidirse por cerrar espacios en el centro y dejar libres los pasillos laterales, o al contrario abrir su defensa dejando libres los pasillos interiores. Arbeloa y Monreal, en el último partido del combinado español apenas subieron su banda, debido a su perfil defensivo, generando un atasco en el juego de ataque, que no encontraba por donde hacer circular es esférico.
 

La segunda, Messi, que cual abrelatas es capaz de desmontar cualquier táctica e hincar el diente a la defensa más cerrada, desbordándola con acciones individuales. Muchas veces, como ya he dicho al principio, el Barça se encomienda a su diez para abrir los partidos, y conseguir abrir el marcador. Sólo Iniesta parece capaz de realizar un papel semejante en su selección, y como se pudo observar en el último partido ante Costa Rica, únicamente cuando el manchego se decidió a jugar de forma individual se empezó a generar peligro.
 

Por tanto, a veces, hay que saber variar el modelo elegido, y a pesar del éxito del original, seguir a ciegas sus formas y maneras de hacer puede llevar a desequilibrios que no benefician en nada. Saber que copiar, y donde aplicarlo ha de ser el mérito de aquellos que hacen del Barça su referente.

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El primer paso.

Estamos los aficionados culés asistiendo, desde que Guardiola se sentó en el banquillo, y se hizo el máximo responsable de la coordinación del futbol azulgrana, a un proceso, que de forma muy recurrente nos muestra nuevas perlas de la cantera azulgrana. En la disputa del último partido de Copa del Rey, el equipo, lejos de aparecer en el campo con jugadores de rellenos, mostró una imagen seria y competitiva con casi pleno de integrantes del primer. Pero no por ello, desperdició el técnico azulgrana la oportunidad de dar la alternativa a dos nuevos integrantes de esa fábrica de talentos que es La Masia. Y así, Tello y Rafinha vieron hecho realidad su sueño desde que se enfundaron por primera vez la camiseta azulgrana. Fueron el vigésimo y el vigésimo primer debutante que procedente de la cantera salta al campo en una formación del primer equipo azulgrana.

El debut en el primer equipo azulgrana, y en cualquier equipo de alto nivel, marca el inicio de la carrera de un jugador. Es un partido para recordar. Para recordar por el jugador, que lo ve como el primer paso de lo que puede ser una prometedora carrera. Para recordar por los aficionados, que ven en él una nueva adquisición que puede aportar valor a una futura plantilla. Para recordar, por el equipo técnico, que ve con agrado como el trabajo del fútbol base repercute en piezas de recambio de calidad y con conocimiento de la idiosincrasia del club. Para recordar por los directivos, que lo ven como un proyecto en ciernes, que en caso de cuajar puede mostrarse como un reclamo más de lo aquí llamamos una “feina ben feta” (un trabajo bien hecho).

Ejemplos de debuts de canteranos, desde la época de Johan Cruyff hay muchos y con signos variados. Sergi, Ferrer, el mismo Guardiola son ejemplos claros de casos de éxito de esa mítica época. Lucendo, por el contrario, se hizo famoso por todo lo contrario, quedando marcado por un mal partido del conjunto en general, del cual se le hizo el máximo responsable, utilizándolo como arma arrojadiza contra el técnico holandés, y frustrando desde el inicio su posible carrera.

Más tarde fue otro holandés, Van Gaal, el que recogiendo el testigo de su antecesor, e imbuido de la misma filosofía adquirida en la escuela ajaceid, volvió su vista hacia el Mini Estadi, y rescató de allí jugadores que ahora son buques insignia de este equipo. Y así, los Xavi, Valdés, Iniesta y Puyol aparecieron en escena ya para quedarse. Fue precisamente el de Terrassa el que con un agónico gol en Valladolid salvó la cabeza del técnico que le había dado la oportunidad de debutar con el veinte seis pegado a la espalda. También tiene el “ogro” holandés en su debe, el haber puesto palos a la prometedora carrera de un Oscar García, al que le quedo colgada la etiqueta de jugador “sin ritmo”. Por no hablar de los problemas de gestión que tuvo con un rebelde Víctor Valdés, que a punto estuvo de colgar los guantes ante las frivolidades del técnico que no acabó de confiar del todo en sus cualidades.

Ahora con Guardiola, parece que se tiene especial cuidado en la aparición de estos jóvenes valores. La aparición de cada uno de ellos, en un mundo tan competitivo como el fútbol genera tales expectativas, que a cada pase, a cada regate o a cada corte, aficionados y prensa, parecen estar viendo al nuevo Messi, Xavi o Puyol de turno. Y con esas expectativas el jugador sale al campo con casi la obligatoriedad de realizar un buen partido que lo ponga a las primeras de cambio al nivel de unos jugadores que por calidad, y sobre todo por experiencia, están a años luz de lo que él puede aportar. Apariciones como la de Messi, que en aquel ya lejano Gamper veraniego fulminó a la defensa de la Juventus, se producen tan de tanto en tanto, que sólo están al alcance de jugadores como el argentino, que con el paso de los años está dando los pasos para convertirse en el mejor representante de la historia de este deporte.

Pep, que lo sabe, dosifica esas apariciones, y muestra en pequeñas dosis cada uno de estos valores. Sólo hay que fijarse cuantos de ellos, recordemos veinte y uno, se han consolidado y han tenido un papel predominante en el ahora llamado Pep Team. Únicamente Sergio Busquets, Pedro y ahora Thiago han visto confirmados su debut con un puesto casi fijo en el equipo. Hay que recordar que Piqué y Cesc, aunque también canteranos, llegaron después de un proceso de ida y vuelta a tierras inglesas, y con un bagaje competitivo extraordinario.

Así, en cuentagotas, se nos van mostrando a Montoya, Muniesa, Bartra, Grimaldo, Sergi Roberto, Dos Santos, Rafinha, Deulofeu, Cuenca, Tello, para que así, poco a poco, y con un proceso formativo planificado, éstos tengan  minutos y vayan tomando conciencia del significado de pertenecer a una plantilla de élite. Cada uno de ellos, disfrutó de su espacio de gloria, cada uno de ellos vislumbró la posibilidad de ser el nuevo jugador revelación de la temporada, pero hasta ahora, cada uno de ellos, ha regresado a integrar, las filas del filial, en la que deben seguir demostrando que la Segunda División es un reducto demasiado pequeño para explotar sus cualidades.

Y Guardiola, además,  no quiere que le vuelvan a explotar casos como los de Bojan o Jeffren, que después de explosivas apariciones gastaron su tiempo esperando en el banquillo hasta que la situación se hizo insostenible y tuvieron que buscar su salida. O como a Fontás, que de promesa en su primera aparición ha pasado a último recurso.

Por todo ello, cada debut, más que como el trampolín hacia el éxito seguro, se debe ver como un paso más en ese proceso de aprendizaje, que busca en estos jugadores piezas de futuro, que compaginadas con las actuales configuren el equipo del segundo quinquenio de esta década. Sólo la constancia, la paciencia, la suerte, y el acierto en la elección dirán quienes de ellos serán asiduos en el pasillo del vestuario que da entrada al campo, a la espera de oír los primeros acordes del himno del Barça.

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El mejor portero nunca visto

Mi hijo, que milita en categoría juvenil como portero, en uno de los clubs con más historia del fútbol barcelonés, el FC Martinenc, me comentaba este fin de semana, en relación al premio otorgado por la FIFA a Casillas, en su reconocimiento a sus internacionalidades, si el portero merengue había sido el mejor  que yo había visto bajo los palos.

Difícil contestación, para valorar un puesto en continua evolución, y en el que probablemente cualquier ocupante de una portería de hace más de veinte años fracasaría sin duda, ante las nuevas reglas, que poco a poco,  se han ido imponiendo, y han convertido en guardameta en un jugador multiusos, del que además de parar se espera que en ocasiones se convierta en el último de los defensas, y ya buscando el no va más en el primero de los atacantes.

Si repasamos imágenes de no hace mucho, podemos mirar con extrañeza como ante un pase de un defensa, se recogía el balón con las manos, para lanzar continuos pelotazos hacia el campo contrario en busca de alejar lo más posible el balón de sus dominios. Son imágenes que ahora, hacen daño a la vista, ya que en estas situaciones se espera de él que no sólo recoja el balón con el pie, sino que además este salga jugado con solvencia desde su área.

Recuerdo que el padre del ahora centrocampista azulgrana, Sergio Busquets, fue un precursor en el dominio del juego con el pie, y los cules que lo vimos jugar, casi recordamos más sus regates y filigranas desbordando a delanteros rivales, que auténticas intervenciones de mérito en lo que hasta entonces se entendía como un portero convencional.

Veía mi hijo, a Casillas, al lado de Zubizarreta, y me interrogaba sobre las cualidades de este último. Un porterazo, hijo. Sobrio, ágil, con visión de la jugada, iba bien por alto, por bajo, tenía un uno contra uno muy solvente y apenas cometía fallos de bulto. Sólo se le recuerda un lunar, que no paraba penaltys!!!!.  Y con ese San Benito, Zubi pasó sus años bajo la portería del Camp Nou. Y es que no lo tuvo fácil Zubi en sus primeros años como culé. Sustituía a Urruti.

Y era bueno Urruti, papa? Bueno?... Era más que eso, era un líder, era el primer grito en el campo, era espectacular, fuerte, dinámico, y con una capacidad de intimidación que impresionaba. Y encima, paraba los penaltys!!!!.. Si casi nos dio la primera Copa de Europa, parando los dos primeros en una tanda fatídica en Sevilla. Pero, estábamos gafados, hijo.., antes las Copas de Europa, siempre las ganaban los otros. A nosotros nos quedaba siempre quedarnos a mirar la vuelta de honor, y entre lágrimas irnos a la cama esperando que el próximo año fuera el definitivo.

Y Urruti, era el mejor, entonces?...No hijo, no. Había otro, un porterazo. El mejor que yo he visto nunca. Uno que vi debutar en un partido contra Las Palmas en el estadio de Atocha con la Real Sociedad. Se llamaba Arkonada. Era increíble. Reflejos, vuelos de lado a lado de la portería, blocaba la pelota como nadie (ahora eso ya ni se intenta), y cuando salía de puños, saltaba y golpeaba a la pelota de tal manera, que ésta iba a parar en ocasiones más allá del centro del campo. Dominaba el área con tal autoridad, que raro era el delantero que se atrevía a disputarle un balón por alto. Un porterazo, pero este en mayúsculas. Consiguió que un equipo que sólo defendía y salía al contragolpe ganara dos Ligas seguidas. Consiguió llevar a la selección española a una final Europea. Sí, ya sé, que ahora eso no es noticia, pero antes, esos logros internacionales de los jugadores de nuestra Liga pasaban muy de tanto en tanto. Pero tuvo la mala suerte, de que será recordado por una cantada mayúscula en el primer gol de esa final. Sabes quien es Platini?.. Sí, ese, el que entrega las Champions. Pues ese tiró la peor falta que había lanzado nunca, y como a veces te pasa a ti, a él también se le coló por debajo del cuerpo, finiquitando una trayectoria en un campeonato en el que en semifinales realizó paradas que yo nunca le he visto repetir a nadie.

Y con los pies?.. Cómo jugaba?.. Con los pies?.. Antes nadie miraba como un portero la jugaba con los pies. Sólo interesaba que parará, y que la enviará lo más lejos posible de la portería….sí, sí, ya sé, justo lo contrario de lo que te dicen ahora. Ahora hay que jugarla, hay que pasársela a los defensas para que la jueguen, y hasta hay que ponerla con clase a los centrocampistas. En eso Valdés es el mejor. Nunca he visto a un portero hacer cosas como él. Pero a veces abusa…, y sino acuérdate de Bilbao, del primer gol. Ese gol a Arconada nunca se lo hubieran marcado. Porqué esa pelota hubiera ido a parar directamente al área del Atlhetic. Los tiempos cambian, hijo, y lo que antes era un porterazo, poco a poco pierde valor. Si hasta había uno, colombiano, que se llamaba Higuita, que parar, paraba pocas, pero corría y regateaba como un extremo. Y en esa excentricidad veían su principal virtud. Pero que no te vea yo en la vida hacer eso, eh?. Qué un portero, es ante todo, eso guardemeta, guardavallas, cancerbero…., y lo primero que tiene que hacer es que la pelota no entre en la portería. Para el resto, ya hay diez más mucho más dotados para ello.

Pero, papa, Casillas es el mejor o no?.. Mira, Casillas, es un superdotado en el uno contra uno, es un gato bajo los palos, y apenas comete fallos si está allí plantado. Se las come un poquito en los centros laterales, y pierde un poco de autoridad cuando sale. Pero se sabe el líder de sus equipos, y se siente seguro y da seguridad. Y eso es la principal virtud que hay que buscar a ese jugador. Que cuando los defensas miren atrás y vean su figura, se sientan cómodos, que la pueden jugar, y que siempre allí, en la portería, habrá alguien que les pueda solucionar la papeleta. Esos son los mejores…Arkonada, Maier,  Urruti, Zubi, Schmeichel.,  Buyo, Van der Saar, Casillas, Valdés… Hay muchos!!!!

Y en eso que mi padre pasaba por allí, y acabó con las dudas. Dejaos de tonterías. El mejor fue Ramallets, y punto!!!!

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El Torneo del Barça

Debutó el Barça en el que ha sido su Torneo por antonomasia. El Torneo que en aquellas épocas en los que los grandes títulos iban muy caros de conseguir, la Copa del Rey, daba la excusa justa para poder salir a la calle, y poder presumir de títulos y palmarés. El Torneo en la que el equipo ha escrito páginas muy brillantes, y a la vez, también, las más decepcionantes. No es difícil asociar, para los culés de mi generación, la mención de la Copa con la tángana vivida en la final del ochenta y cuatro contra el Athletic de Bilbao, o a las derrotas ante equipos de Segunda B, que como la Gramanet o el Novelda dejaron al equipo de forma vergonzante fuera de la competición en las primeras rondas.

Para el Pep Team, la Copa parece tener un significado especial.  Fue el primer paso del cacareado éxito “Copa, Lliga y Champions”. Fue el primer trofeo que Puyol levantaría en una sucesión de hasta once títulos más conseguidos desde entonces. Fue la primera piedra en la que se empezó a cimentar la leyenda de este equipo, que de triplete, pasó a sextete, convirtiendo este año esta palabra en el mítico objetivo a repetir.

Nuevamente un rival de Segunda B se ha cruzado en el camino de los azulgranas. Un rival a diez minutos de casa, un rival ciudadano, L’Hospitalet que recibía al equipo con más admiración que respeto, y que ha hecho de esta eliminatoria su particular fiesta. Lejos quedan aquellos partidos ante equipos de esta categoría, que al disputarse a un único partido, con el agravante además de hacerlo siempre como visitante, los grandes sufrían lo que no está escrito para superar estos compromisos iniciales. Eran auténticas finales, en las que el pequeño se veía con posibilidades de dar un susto, y darse así un baño de gloria.

No sé las razones por las que se ha eliminado esa manera de afrontar la Copa. De hecho, no sé, porqué la Copa no es así ronda a ronda. A único partido. Cada partido una final. Cada partido puede ser el último. En un sorteo puro. Rival y campo al libre albedrío de los caprichos de un bombo, podrían hacer, que lo que ahora parecen unas eliminatorias sosas y a veces hasta molestas, pasaran a ser el auténtico objetivo de los equipos más humildes. De esta forma, equipos que tiran ahora literalmente el torneo sabiéndose con nulas posibilidades de llegar a cotas muy altas, sabrían que con un máximo de concentración en cinco o seis partidos a lo sumo a lo largo de la temporada, podrían llevar un título a sus vitrinas, o a la disputa de una final, que ahora con el doble compromiso se hace casi inviable.

Sorpresa además, que visto como se toma Guardiola está competición, se torna casi imposible para el equipo modesto. Hasta nueve integrantes del primer equipo saltaron ayer al campo de l’Hospi, de los cuales cinco, contaban en su palmarés con el título de Campeones del Mundo.

El partido, en el total de los noventa minutos fue un calco de la mayoría de los encuentros que esta temporada le está tocando disputar a este equipo. A veces pienso que el Barça siempre se enfrenta al mismo once, que partido a partido se va cambiando de camiseta. Con nueve hombres atrás, los ribereños esperaban bien posicionados en la frontal del área las acometidas culés, y ahí, bien juntos y sin perder la concentración, dejaban pocos huecos que posibilitaran las combinaciones. Combinaciones que en la primera parte fueron en algunos casos bastante acertadas, y que hacían que el balón se moviera con bastante criterio entre líneas. Fueron varias las oportunidades del Barça en estos primeros cuarenta y cinco minutos, en los que,  el portero local Moragón, recordó a Javi Varas, y enfundado en un uniforme amarillo, como el del sevillista, parecía desafiar a los delanteros blaugrana. Impresionante fue su parada a un tiro de Keyta, en el que a mano cambiada voló a la escuadra de su portería, en uno de los efectos plásticos más llamativos de esta temporada.

Y así, de tiro de fuera del área, llegó el gol visitante. Un derechazo de Iniesta, a lo Standford Bridge, dio el primer y único gol azulgrana del partido. Parece que en este partido, los hombres de Pep, haciendo caso de todos aquellos sesudos analistas que dicen que en los disparos lejanos está la clave para abrir este tipo de defensas tan cerradas, se pusieron manos a la obra, y con diferente nivel de acierto lo utilizaron en más ocasiones que en partido precedentes. Villa, Cesc, Keyta, Xavi e Iniesta lo probaron en diferentes ocasiones, dando un registro más a la estrategia de ataque.

Con esa mínima ventaja, y alguna ocasión más desperdiciada, Puyol estrelló un balón al remate de un corner de cabeza, se llegó al descanso con la sensación de que un gol más en la segunda parte sería el objetivo que buscarían los azulgrana para cerrar el partido, y casi la eliminatoria.

Pero no llegó ese segundo gol. Fue el segundo tiempo bastante aburrido. Sin intensidad. Jugado por demás, y al parecer, con más ganas de enfilar de nuevo el camino del vestuario que de estar presente en el terreno de juego. Apenas hubo jugadas reseñables en la reanudación. Únicamente el debut de Rafinha, y el observar de las evoluciones de Tello le daban interés al choque. Y así, minuto a minuto el partido iba muriendo, hasta que a pocos minutos del final L’Hospi casi da un disgusto a Pinto, que en su Trofeo, debió intervenir en un par de ocasiones para evitar el gol del empate.

Con cero a uno, y con todos satisfechos, se llegó al final de partido, que espera su vuelta el próximo veinte y uno de diciembre. Tiempo habrá para pensar en la vuelta, que se antoja un mero trámite, pero que tiene en la disputa del Mundialito de Clubs tres días antes a su máxima dificultad. Veremos como el cansancio del Torneo, el posible “jet-lag”, y la relajación de disputar un partido ante un rival menor afecta al equipo. Seguro que Pep tendrá en cuenta este hecho.

Pep y Messi, que si consigue marcar en el Mundial de Japón, tendrá su oportunidad de disputar un partido, que le igualaría a su compañero Pedro, como únicos jugadores en conseguir tantos en las seis competiciones oficiales que se disputan. Y ya se sabe, que si el argentino tiene a tiro un reto, a por él que se lanza. Esto no acaba más que empezar, y esperemos, que al igual que en su primer año en el banquillo, este partido haya sido el primer paso para la consecución de un nuevo título, que quien sabe, igual nos lleva a repetir aquel mágico sextete.

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