Cuando yo era pequeño, mi madre
solía utilizar una expresión parecida cuando me mostraba reticente a obedecer
alguna de sus órdenes. Y así, cuando cansada de razonar e intentar convencerme
su paciencia llegaba a un límite, acababa la conversación con un “andando… que
es gerundio”, que a mi me daba a entender que se había acabado el diálogo y que
no me quedaba otro camino que obedecer. Y así, desarmado de mis armas de
protesta, me encaminaba cabizbajo a obedecer en contra de mi criterio.
En una situación parecida me
encuentro hoy. Me había prometido no escribir nada durante estos días que no
tuviera que ver con lo estrictamente futbolístico. Y es que las semanas de
selecciones suelen ser terreno abonado para abrir polémicas y debates ante la
falta de temas de relevancia. Y es de uso común ver como en esos quince días se
mide con un rasero diferente cualquier hecho que pueda generar una mínima polémica,
y explotar hasta la extenuación situaciones que en una semana de Liga y Champions no pasarían de la mera anécdota.
Pero el sainete ha llegado a tal
punto, que resignado, y casi cabizbajo no puedo dejar de expresar mi opinión
ante un hecho que me parece altamente elocuente de la escasa dignidad humana de
algunos, al cebarse con el centrocampista manchego Andrés Iniesta, por unas declaraciones en las que expreso su
condición de sentirse al unísono “español
y catalán”.
Y por más vueltas que le doy no
entiendo la polémica. Aunque tal vez, y cómo ayer hizo el propio Andrés en
rueda de prensa, debería obviar el tema y pensar que es imposible hacer entender
algo a quien no quiere ver más allá de su propio ombligo. Pero no por ello
puedo dejar de pensar en que hay de malo en esas declaraciones. ¿No es lo lógico
quererse integrar en aquella comunidad en la que vives? Yo siempre había
pensado que sería así, y ahora veo, que es criticable que una persona que vive
durante más de tres lustros en Catalunya se sienta catalán y así lo exprese.
Alucinado me quede con las reacciones en facebook, twitter, televisión y demás
foros y canales sociales ante una declaración tan simple, que en mi opinión no
debería ser ni un titular. ¿Pero eso no nos pasa a todos?
Yo siempre he vivido en Barcelona, y por lo tanto no puedo
opinar desde mi posición Pero si, que
por ejemplo, lo puedo hacer desde la situación de mi progenitora que antes
citaba. De Binéfar, provincia de Huesca y acercándose a los ochenta años
a pasos agigantados aterrizó en la Ciudad
Condal a los catorce años de edad. Vayan y pregúntenle a mi madre de donde
es y verán como su respuesta es idéntica a la del propio Andrés. Ella misma, cada vez que regresamos “al pueblo”, en expresión
que ha puesto de moda el último anuncio veraniego de Aquarius, se encarga de recordar a sus amigos y familiares que su
identidad aragonesa, con el paso de los años ha dejado de tener peso en favor de
la catalana. Se siente identificada con Barcelona,
con los catalanes y su forma de ser. Con su cultura y su forma de vivir. Y no
veo que nadie se lleve las manos a la cabeza ante tales manifestaciones. Y la
tendríais que oír hablar. Setenta años en Barcelona y todavía conserva ese
acento típico aragonés. Es abrir la boca e identificar claramente su
gentilicio.
Lo único que hacen Andrés Iniesta y mi anónima madre es
expresar su sentimiento de identidad. Un sentimiento que según los más
reputados sociólogos se va definiendo con el paso de los años y que se va
modelando a raíz de experiencias propias y de la comunidad más cercana. Un
sentimiento que “es una necesidad
afectiva ("sentimiento"), cognitiva ("conciencia de sí mismo y
del otro como personas diferentes") y activa (el ser humano tiene que
"tomar decisiones" haciendo uso de su libertad y voluntad”.
Por este motivo no entiendo ni
que las palabras de Andrés sean noticia, ni por supuesto los ataques recibidos
por ellas. Puede, sin embargo, que mi visión no sea la correcta y que mi
percepción de la realidad sea diferente. Si alguien que lea este post ha visto
algo ofensivo o erróneo en esa simple frase del manchego, le rogaría que me
hiciera saber donde esta el error de esas manifestaciones. Gracias.
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5 comentarios:
Hay un viejo dicho que reza que "uno no es de donde nace, sino de donde pace". A todos aquellos que ponen verde a Iniesta porque "se siente catalán" habiendo nacido en Fuentealbilla no se quejan tanto cuando un extranjero han acabado defendiendo los colores nacionales de España e incluso ha llegado a cosechar éxitos. Léase Nina Zhivaneskaia (espero haberlo escrito bien) en natación (rusa de nacimiento) o Iván Pérez (cubano de nacimiento) en waterpolo, además de otros deportistas pasados, como Theresa Zabell, doble campeona olímpica y múltiple campeona del mundo en vela, nacida en Inglaterra; Joan Lino, bronce en Atenas 2004 en salto de longitud y originario también de Cuba, como Iván Pérez; o José Manuel Moreno, campeón olímpico en el 92 en ciclismo en pista, y el cual es holandés de nacimiento. Mucho hipócrita suelto es lo que hay...
Caso aparte es el de Johann Muehleg, el cual era más español que el jamón cinco jotas cuando ganó esas tres medallas de oro en los Juegos de Invierno y pasó a ser alemán cuando se descubrió lo del dopaje.
Por supuesto que no tiene nada de extraño que un tío que lleva viviendo en cataluña no sé cuantos años se sienta catalán además de español. Pero, sinceramente, José Carlos, no sé porqué te extrañas de que los cuatro retrógados de siempre entren al trapo. También habrán independentistas catalanes igualmente retrógrados que criticarán a los catalanes que digan sentirse españoles. Esto es el pan nuestro de cada día en este mundo que nosotros mismos hemos creado, independientemente de cuál sea el tema o las circunstancias a tratar.
El sentimiento identitario, como su propio nombre indica es personal intrasferible y seguramente inconvencible (si es que esta palabra existe en español), creo que Iniesta ha sido claro, y cabe dentro de toda lógica sus declaraciones, casi sobra cualquier explicación salvo para cabecitas muy mal pensadas.
Está claro Jose Carlos, estamos llegando al ridículo, intentando ensuciar a héroes por el mero hecho de sentir o de pensar, repito ridículo.
Pero en los tiempos que corren, me da la sensación de que en esta lucha de identidades preguntas y lecturas de las respuestas tan obscenas como éstas se van a vivir con cierta frecuencia.
También digo, que si en algún momento la Independencia de Cataluña es real, toda esta clase de héroes y grandes profesionales que representan al país, les guste o no, van a tener que elegir, a quien quieren representar y a quien no, y esto no siempre va a ser entendido con corrección y educación desde la acera de enfrente.
Personalmente Iniesta me ha hecho desde el punto de vista futbolístico el hombre más feliz del mundo, un 11 de julio del 2010, eternas gracias, como si dice que se siente de Nueva Zelanda, respeto máximo.
Un cordial saludo.
La realidad no existe, la creamos nosotros mismos.
Para algunos, quemar una bandera es un acto suficientemente justificado como para comenzar una guerra y para otros solo es trozo de tela en llamas.
Los que quieran ver a Iniesta como un independestista, lo verán.
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