Ha tardado poco Leo Messi en contestar a Mourinho por sus declaraciones según
las cuales para él “sería un crimen no
otorgarle este año el Balón de Oro" a su compatriota CR7. Además, esta vez
la camiseta que portaba el rosarino era la de su país natal. Aquella con la que
más se le ha criticado, y el único argumento que sacaban a pasear sus detractores
para discutir su supremacía. Ahora, en un año natural estratosférico, con
sesenta y siete goles marcados, y a sólo ocho de la mejor marca registrada
nunca, en posesión de Pelé con
setenta y cinco, y a sólo cuatro de superar a Maradona como goleador con la albiceleste, el diez azulgrana está
comiéndose a pasos de gigante todos los registros conocidos en el planeta
futbolístico. No hay discusión posible sobre la actual hegemonía en el deporte
rey. Tanto es así, y a riesgo de equivocarme ya tengo preparado el enunciado
del artículo que dedicaré a la entrega del preciado Balón. “Se ha escrito un crimen”, servirá para
responder al técnico luso la victoria de Leo
en esa gala, y de paso homenajear a Angela
Lansbury como la protagonista de la famosa serie televisiva que me sirve de
inspiración.
Y el caso es que es curiosa esta
rivalidad individual tan fuerte en el deporte de conjunto por excelencia. A lo
largo de mis ya casi cincuenta años he vivido otras igual de intensas y
apasionantes, aunque es cierto, que estaban marcadas dentro de la
individualidad de sus deportes.
Así recuerdo los fantásticos
partidos disputados por Bjon Borg y
un díscolo John McEnroe, que
llevaron sus encuentros en Wimbledon
a la categoría de gestas. Una sobrio, impertérrito, casi inhumano. El otro díscolo,
protestón, casi irreverente. Lástima que la prematura retirada del sueco
hiciera que esos años de extrema rivalidad quedaran muy cortos en el tiempo. Yo
era más de Borg. Me fascinaba su
saber estar, su dominio de la situación, la calma que transmitía. El americano
me ponía de los nervios. Siempre jugando al límite, siempre llevando el partido
al borde de la paciencia de jueces, rivales y aficionados no afines. Fue Ivan
Lendl el que recogió el testigo, y plantó cara al indómito americano. Todavía
recuerdo en mi retina una final de Roland Garros, en la que el entonces checo,
remontó dos sets en contra, para alzarse con su trofeo más preciado.
Y sin dejar el tenis, que decir
de Navratilova y Evert. Ambas protagonizaron los duelos
más entrañables del tenis femenino. Verlas jugar era presenciar duelos de auténtica
intensidad. Chirs, norteamericana, y Martina nacida en Checoslovaquia tenían
estilos totalmente opuestos: una era fría, dura, con alta carga de concentración.
La otra, tenía un juego totalmente emocional e intenso, llegando incluso a
derramar lágrimas en muchas fases de sus partidos. Aquí no podía dejar de
posicionarme a favor de Evert, cuya
feminidad y presencia en la pista me encandilaba.
Otro gran duelo que recuerdo era
el protagonizado por Carl Lewis y el
canadiense Ben Johnson. Duelo que
convertía cualquier carrera de cien metros en el evento más visto del planteta.
Apenas diez segundos de competición. Un disparo seco, una salida explosiva, y
dos auténticos fueras de serie lanzados a la búsqueda de unas marcas que todavía cuestan de superar. Lástima que el doping sacara a la luz una historia de trampas
y malas artes que años después han dejado esos duelos en anécdota. La
prepotencia de Lewis me decantaba hacia el canadiense, al que me costaba
descabalgar de sus títulos por muchas pruebas en su contra que se presentaban
Y que decir de Prost y el malogrado Senna. Repartían títulos y carreras en
una rivalidad casi fraticida, que les llevó incluso a provocar accidentes entre
ambos. O Fraizer y Ali, que dilucidaron en Manila el combate de boxeo más
sangriento que la historia demuestra.
Puede que un duelo parecido en
cuanto a concepción colectiva del juego, fue el protagonizado por Magic Johnson y Larry Bird. Una fantástica combinación de suerte y casualidades les
hizo alcanzar el baloncesto profesional de la NBA en dos franquicias míticas y
tradicionalmente rivales, Celtics y Lakers, el mismo año, 1979, después de
haber disputado la final universitaria el uno contra el otro (ganando los
Michigan State de Magic con claridad
a los Indiana State de Bird), y representando inevitablemente
la dicotomía racial blancos frente a negros y también dos formas muy diferentes
de personalidad. Magic, siempre
sonriente y dicharachero, que luego sería el máximo exponente del show-time,
con un juego rápido y alegre, y Larry,
sobrio, estoico, solitario y arrogante, jugando con inteligencia, persistencia
y desgastando al contrario con su efectividad.
Cada uno de estos duelos no tuvo un claro ganador. Ya sea en títulos, ya sea en gloria individual, ya sea en las
preferencias de los aficionados. Había gustos para todos y la igualdad era la
nota predominante entre los contendientes. No creo que ahora sea el caso. La
tiranía de Messi es tal, y su nivel
tan alejado del resto, que sólo hace falta ver sus números individuales, sus
registros colectivos y su ascendente fama, para darse cuenta, que esa igualdad
que se intenta hacer ver es sólo ficticia.
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6 comentarios:
José Carlos, la simetría y la igualdad de CR7 con Messi sólo la hace la central lechera por rabia y envidia. Intentan comparar, simplemente, por interés comercial y mercantil. Todos sabemos que los aficionados al fútbol NEUTRALES se decantan por el argentino, sin lugar a dudas. La opinión de los amantes al fútbol inteligentes está muy CLARA. Sólo los portugueses y los merengues lavados de cerebro comulgan con la prensa lechera. Son conscientes que la comparativa es ridícula y vergonzosa. En cambio, interesa más vender, engañar y manipular. Habría que ver la cara de toda la manada de monigotes y títeres lecheros cuando Messi recoja el 4º Balón de Oro. Saludos José Carlos.
Que Messi es el número 1 está más claro que el agua. Ahora bien, yo este año tengo una pequeña duda. Pues pienso que igual que hace poco le dieron el premio de mejor jugador de Europa a Iniesta -dejando en segundo lugar a Messi-, podría suceder ahora lo mismo con el balón de oro. No lo sé, pero igual para variar y usando la escusa del campeonato de Europa quizá acaben sorprendiéndonos a todos. Incluso a Mou; ya que entonces "su crimen" tendría un protagonista inesperado.
Creo que visto lo visto esta es una posibilidad que no debemos terminar de descartar.
Fernando, totalmente de acuerdo contigo. Iniesta, evidentemente, es candidato claro al Balón de Oro. No digo favorito, pero sí entre los tres primeros. Igualmente incluiría a Xavi o Falcao. A mi juicio, la terna final sería: Messi, Iniesta y Falcao. Saludos.
Que conste que yo lo de Iniesta solamente lo digo por lo que pasó con la última entrega de premios. Por supuesto que es un grandísimo jugador, pero Messi no tiene parangón. Y Falcao, como siga así, figurará entre los tres candidatatos del próximo año. O al menos así debiera ser. Ahora, como es del Atletico...
La cuestión es que seria muy aburrido aceptar la realidad. Como ya dijo Alves, tienen que hacer otro premio para el resto de jugadores.
Está bien que el fanatismo lleve a unos que otros a poner a Ronaldo a la par de Messi pero de poco sirve. Por cierto, muchos dicen que "lamentablemente" Ronaldo es contemporaneo de este genio, pero gracias a él que aquel puede vender imagen y revistas que se ocupan de comparaciones y esto redunda en fama residual, que Ronaldo muy bien lo agradece por las tapas que acapara. Todos lo dicen por lo alto o por lo bajo que la genialidad de Messi solo es comparada con los grandes de la historia y nadie se ocupa de por lo menos señalar este detalle: ¿Quien compara a Ronaldo con Di Stefano, Cruyf, Maradona o Pele? Pero todos los especialistas, periodistas y deportistas, hablan solo de uno en la comparación.
Así que sigamos comparando lo que realmente importa. ¿Se ha visto aún en un mismo jugador la calidad y cantidad de variantes para crear y resolver situaciones? Yo las he visto en varios en distintas dosis, a veces mejores que Lionel, pero no tantas.
Quisiera además si es posible que Jose Carlos adjetive a Messi tan bien como lo hizo con esos eximios deportistas. Gracias.
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