Barça. Justo campeón.

Por fin ayer el Barça, después de empatar con el Levante se proclamó matemáticamente campeón de Liga, sumando así su tercera Liga consecutiva, y la quinta de las siete últimas ediciones. Empezó esta temporada, a finales de agosto del 2010, con la resaca del Mundial ganado por la selección española en Sudáfrica, y con la incógnita de cómo ese esfuerzo podía repercutir en los jugadores azulgrana. No olvidemos que el equipo contribuía con ocho integrantes a la selección, y que, exceptuando a Victor Valdés que actuó de tercer portero, el resto de los jugadores tuvo un papel decisivo en los onces alineados por Del Bosque.

Con esa pregunta, el Barça se presentó en Santander, y ahí empezó todo. Y lo hizó tan deprisa que casi no dió tiempo de pensarlo. Llevábamos un minuto de Liga, cuando Messi hizo el primero de la catarata de goles que después nos obsequiaría.

Por su contra, el Real Madrid, que para esta año se había reforzado mucho y bien, con la aportación de grandes figuras aparecidas en el Mundial (Ozil, Kedhira, Di María), y con un entrenador que garantizaba éxitos, Mourinho, debutó en el campo del Levante con un empate a 0, que ya provocó las primeras críticas. Recuerdo perfectamente las primeras tertulías que argumentaban que la ventaja de dos puntos que había cogido el Barcelona sería difícil de recuperar atendiendo al nivel mostrado por los catalanes en Ligas anteriores, y a los pocos puntos cedidos en todas ellas.

Pero la segunda jornada, con la visita del Hércules al Camp Nou, saldada con victoria visitante por 0-2, unida a la victoria del Madrid, propició que éste se pusiera por delante en la clasificación, desbordando la euforia merengue, y dejando en el olvido las críticas vertidas durante la semana anterior.

Pronto se vio, que suavemente esta Liga sería cosa de dos, ya que ambos equipos empezaron a encadenar victorias una tras otra. Y así, a mi entender, se llegó al partido decisivo de esta competición. Visitaba el Madrid el feudo azulgrana, mirando a éstos por el retrovisor, en clara alusión a la famosa frase de Iker Casillas. Llegaba el Madrid lanzado, soberbio, y con confianza en sus muchas fuerzas y en la que da ocupar el lugar más alto de la clasificación. Llegaba el Madrid, con un ruido mediático imponente apoyado en gran parte en la prensa de la capital, llegaba el Madrid con las declaraciones de CR7, retando al Barça a que repitiera los ocho goles que la anterior jornada los catalanes habían lograda en el campo del Almería.

Y el Madrid salió destrozado del campo, no ya en el resultado, que también, sino en la sensación de juego por parte de uno y otro equipo. El partido fue una auténtica exhibición por parte de los cules,  que ante medio mundo dejo el sello de su juego preciosista, de toque, y altamente efectivo ante puerta. Dejo la sensación de que la superioridad de uno contra otro era tal, que a mi entender no sólo se propició un cambio de líder, sino que la autoestima del equipo merengue se resquebrajó, marcando de esta forma el devenir del resto de la temporada.
A partir de ese partido el Barcelona ya no ha abandonado el liderato, batiendo records jornada tras jornada, y dando una exhibición tras otra en el tramo medio de la temporada. El Madrid aguantó el ritmo, pero poco a poco, empates en feudos no esperados, hacían que la distancia no pudiera recortarse y veía como se escapaba su máximo oponente.

Es a partir de ese momento cuando el Barcelona empieza a sufrir ataques mediáticos de gran parte de la prensa de la capital. Ataques en diversos frentes. Primero, poniendo en duda la intensidad con los que los contrarios disputan los partidos al equipo, después sacando a relucir el viejo tema del villarato , a continuación desprestigiando la campaña azulgrana expandiendo la sombra del dopaje entre sus jugadores. Pero el equipo, sigue líder, sigue sumando sus partidos por victorias, y sigue demostrando un juego que supera al de los años anteriores
Y se llega al último tercio de la temporada, y se empieza a notar el temido cansancio. El equipo no resuelve los encuentros con la solvencia que lo hacía, sus registros goleadores bajan de forma ostensible, y ya no se demuestra aquella precisión y rapidez en su juego. Pero la ventaja es ya tal con el máximo rival, 8 puntos, que hace que el que pudiera ser el otro partido clave de la temporada se convierta en un trámite, diluido además por la sucesión de clásicos que nos esperaban y que ponían en disputa otros títulos a los que el Madrid podía aspirar. Y en ese punto finalizó la Liga. Ambos sabían que si el Barcelona conservaba su ventaja después de ese partido la competición se finiquitaba. Y así ha sido, y poco a poco, con el devenir de las jornadas se ha llegado al desenlace esperado.

Ahora, algún sector de la prensa madrileña, recuerda que las exhibiciones del juego son madridistas, argumentando las exhibiciones de Valencia y Sevilla, en las que su equipo ha demostrado un gran juego y ha apabullado a sus rivales con media docena de goles en cada uno de los partidos. A mi entender, hay que entender cada fase de la temporada en el contexto en la que se produce, y ahora el Barcelona no necesita de estas exhibiciones. Y así lo ha entendido Guardiola, regulando al equipo, tanto en las alineaciones, como en la manera de afrontar los partidos. El objetivo azulgrana ahora no es otro, que afrontar sus encuentros con el mínimo desgaste de forma que éstos dejen la menor huella física en sus jugadores.

Y ya para terminar, sólo hace falta repasar los números globales de esta Liga. Un equipo que hasta el momento que decide el título es el máximo goleador, el mínimo goleado, el que más victorias ha conseguido, y el que menos derrotas ha concedido no merece otro título que no sea el de CAMPEÓN. Y así es justo reconocerlo.

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