Hoy regresa el Barcelona a su
particular “teatro de los sueños”. Al escenario en el que desde que en aquel
fantástico e histórico minuto noventa, Iniesta
conectó su disparo más importante desde que viste de azulgrana. El “Iniestazo” dio
a luz, y a partir de aquí, los culés y el equipo vivimos instalados en un sueño
del que no deseamos despertar.
En un arranque de nostalgia, y cual abuelete Cebolleta (los más veteranos me entenderán), recuerdo como si fuera
ayer ese partido. Recuerdo que mi hijo y yo, acompañados de una amiga
periquita, a la que intentamos unir a la causa sin éxito, quedamos para ver el
encuentro en un pequeño bar. La estancia se encontraba abarrotada, y apenas había
espacio por el que circular. Ambiente de gala, en una temporada que todos intuíamos
histórica. Ambiente de confianza propiciado por la euforia de una campaña que
se intuía gloriosa. Ambiente de “Copa, Lliga y Champions”, como nos recordaba
machaconamente la particular versión del tema de Queen , "We will rock you", que tan acertadamente los guionistas de Crackovia supieron adaptar.
Y llegó Essien, y su certero
disparo a la escuadra. Fue un partido extraño, con polémica, sin apenas
control. Parecía que el segundo gol blue no tardaría en llegar. El ambiente del
local decaía y poco a poco el silencio se adueñaba de la situación. El Barça, después de la expulsión de Abidal, parecía incapaz de generar
peligro. Nervios, críticas, ánimos y demás expresiones se escapaban de cada una
de las mesas.
Mi hijo no paraba quieto en la silla. Parecía a punto de reventar en los últimos
cinco minutos. No aguantaba la tensión. Quería otra final, y lanzaba
improperios hacia los jugadores a cada pérdida de balón. Yo por mi parte he de
reconocer que viví aquel partido tranquilo, casi más como un espectador neutral
que como un verdadero forofo. Y es que en ese primer año de Pep en el banquillo disfruté como
nunca. El juego azulgrana me impresionó. El toque y la presión conjunta me hizó
ver un fútbol que hasta entonces no había visto. Habíamos ganado casi todo, y
el llegar a disputar todos los títulos, era para mí, la constatación de una
gran temporada. La Champions, ese perenne sueño culé, era la guinda de un gran
año.
Y supongo, que en mi subconsciente pensaba que nada pasaba si se quedaba
eliminado. Seguro que tendríamos más oportunidades, y que acceder a todos los títulos
en una temporada es casi utòpico. Y en eso, que llegó el momento cumbre del
partido, el momento del centro del Alves,
de la pifia de Eto’o en el control,
de la de Essien en el despeje, el
del balón que medio sin querer le llega a Messi,
el pase de éste a Iniesta, y…….., la
vorágine.
No me levante de la silla, alce los brazos, grité gol con todas mis
fuerzas, y me quedé asustado de lo que vi. Cincuenta personas de pie,
chillando, bailando, abrazadas. Mi hijo, que por aquel entonces rondaba los
trece añitos había desaparecido de su silla. Estaba de pie encima de una mesa,
sí, una mesa, gritando como un poseso, y botando. Las imágenes de la televisión,
las carreras de Guardiola, los
abrazos de los jugadores se entremezclaban con los besos, abrazos y saltos de
cada uno de los allí presentes.
Yo seguía sentado en mi silla, observando e intentando ver el tiempo que
faltaba para acabar el partido. Estábamos en el descuento. Y en aquel momento,
toda la calma con la que había observado el partido, desapareció. Ahora que
estaba tan cerca no se podía perder, ahora estábamos a un pasito de aspirar a
un triplete nunca visto en nuestra historia. En ese momento mis nervios
explotaron, y fui incapaz de seguir en el local. Me levanté y salí a la calle a
respirar. Tres minutos por favor, tres minutos!!!.. Veía desde allí, el balcón
de casa de mis padres y como la luz de la televisión alumbraba tenuemente a mi
padre reflejando su silueta en los cristales. Y así vi como acababa el partido.
La sombra de mi padre se levantó con los brazos en alto, y el griterío del bar
me hizo llegar de forma clara el simbólico pitido final de un pitido arbitral
que por supuesto no escuché.
En el camino de regreso a casa, en los cinco minutos a pie que dura el
trayecto, la calle se hizo azulgrana. Los coches pitaban, la gente paseaba con
sus bufandas en grupos con una sonrisa casi bobalicona en la boca. En algunos
balcones las bocinas sonaban, y los petardos que indican que un sonado triunfo
ha llegado empezaban a explotar. Mi hijo y yo paseábamos con la misma cara de
bobos, supongo, que veíamos con aquellos que nos cruzábamos. Él estaba
extasiado, y yo sólo hacía que recordarle que aquello no era normal. Qué lo
disfrutará al máximo, ya que nunca hasta entonces habíamos vivido una situación
parecida.
Ahora, tres temporadas más tarde, aquellos jugadores parecen empeñados en
no darme la razón, y nos han dado ya la friolera de trece títulos. Trece títulos
en una constante catarata de éxitos que parece no tener fin. Cuatro temporadas
en las que el triunfo es una constante. Cuatro temporadas de juego brillante.
Cuatro temporadas de juego, goles, copas, récords. Cuatro temporadas en las que
el sueño de aquella noche sigue vigente.
Hoy toca nuevo partido en Stanford Bridge. Una nueva oportunidad para
seguir soñado.
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11 comentarios:
Muy buen escrito, con un unico pero.....la cancion de copa,lliga i champions del crackovia era el "we will rock you " de queen.....no "the wall" de pink floyd.
Yo lo vi en el bar de mi cuñada, con mi hermano dentro de la barra trabajando y mi hermano pequeño (21 añitos...) conmigo fuera. La verdad es que no recuerdo nada, vi la celebración de los jugadores, de Guardiola dos o tres días después porque en ese momento mi hermano saltó la barra sin rozarla y los tres abrazados gritando y dando vueltas como si el gol lo hubiéramos metido uno de nosotros. Todo el resto del bar (todos madridistas) de repente desaparecieron y nos quedamos los tres solos bajo la mirada de mi cuñada que no paraba de gritar: sois unos gañanes. Sin duda uno de los recuerdos más bonitos de mi vida. Un saludo y esta noche más, por favor.
Con la serenidad de culé si no viejo,sí veterano,que sabe que pase lo que pase,hoy,el sábado,la próxima semana,estamos haciendo lo que debemos hacer,estamos jugando para la admiración del mundo,y nuestro club es ejemplar dentro y fuera del césped.Que nadie nos nuble el disfrute de todo esto con ningún sucio barullo mediático.Este equipo es un regalo,paladeémoslo sin urgencias.Ay,si además ganan títulos otra vez...
Yo estaba de vacaciones en mi pais, Argentina, pero lejos de mi Rosario natal, en el medio de las Sierras de Córdoba donde un amigo de la infancia tiene un hotel.
Por diferencia horaria, el partido era en medio de la siesta (q en esa zona de turismo de relax se respeta a muerte)
Los últimos minutos ya no pudimos verlos ni siqueira de pie (ya hacía rato q habíamos abandonado el sofá de la sala del hotel) Estábamos subidos literalmente a la TV y con el Iniestazo, empezamos a dar gritos q despertaron a varios huéspedes (incluida mi novia Catalana, pero atea en cuestiones futbolisticas)
Empecé a llamar a una amiga q había viajado a Londres y pude escuchar en vivo la fiesta q se vivía en las gradas de Standford Bridge....
Nunca antes habái sentido una cosa así por fuera del equipo de mis amores (Rosario Central)
Pero es q como no enamorarse de este equipo???
José Carlos, coincido con vos en q esto NO es normal... Por suerte no lo es, y nos toca vivrlo a nosotros.
Disfrutemosló!!!!
Que gran recuerdo, yo tambien lo vi en un bar con unos familiares y amigos y nunca había visto celebrar un gol como se celebró el de "lo puto gusiluz", tres o cuatro dias de afonía me costó ese precioso gol.
Por Dios que espero que no tengamos que sufrir nada parecido que uno es humano y tanta emoción no se yo si es buena je je
GRANDE F.C.B, SIGUE ASÍ POR FAVOR.
Hola Jose. Emocionante post, sin duda. Te esperamos de nuevo en el Diarioyoya para que lo compartas con todos los que no han visto tu link.
les escribo desde México,en esta parte del mundo se siguen como no tienen idea los partidos de la champions, por aca se transmiten en horario laboral, pero eso no impide que cada persona busque el lugar adecuado para verlos, ese día yo estuve en casa con unos amigos viendolo y ya en los ultimos minutos lo vimos de pie, era tanta la tensión que el nerviosismo hacía que uno pensara en la catástrofe de ver perder a nuestro equipo, después del gol de Iniesta fue una de gritos y brincos que sentiamos el corazón a mil por hora, apoteósico diría yo...que emoción cada que lo veo y me acuerdo siento una alegría indescriptible...
Vamos por otra champions, Visca el Barca desde México
saludos a todos los culés y le reitero mi admiración y respeto por sus posts...son sublimes
Wow José Carlos lograste emocionarme casi hasta las lágrimas con tu relato, en mi país el Barca y Madrid son un fenómeno. Tristemente aquí también era hora de trabajo, por suerte ajuste mi horario para poder verlo, parecía lo loca gritando sola dentro de mi oficina, el de hoy me pierdo el segundo tiempo por reuniones pero bueno gajes del oficio. Un saludo a todos, seguro que este partido será no apto para cardiacos.
Yo lo que espero es que, si pasan a la final, que no sea con otro iniestazo. Me parece que los nervios de muchos lo agradecerían... http://siempregananlosalemanes.blogspot.com/
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