La maldición del nueve

Desde que Guardiola está en el banquillo cada uno de los portadores de este mítico número han abandonado el equipo. Será capaz Aléxis de romper con esta maldición?

Cesc Fábregas. Punto Final?

Después de tres años con noticias repetitivas sobre su contratación, parece que al final este año se dan las condiciones para su vuelta

La profecía de Van Gaal

Hace un tiempo, Van Gaal, hizo una profecía, queréis saber cual es?

Mourinho, una táctica diferente

Mourinho se caracteriza por explotar al máximo el entorno que rodea la disputa de un partdo.

Cruyff, dos inicios. Una historia.

La llegada de Cruyff al Barcelona supuso una revolución, tanto en su etapa como jugador, como en la de entrenador.

jueves, 31 de mayo de 2012

Los bucles del verano.


Se están convirtiendo estas semanas en un anodino bucle de noticias, que giran en torno al análisis de la marcha de Guardiola, y a las posibilidades de éxito de su substituto y amigo, Tito Vilanova, pasando por la sucesión día si, día también de nombres a incorporar a la disciplina blaugrana. Recién comenzado el período de fichajes, a día de hoy casi se podría hacer una plantilla completa con las diferentes posibilidades que han mostrado los diferentes medios de comunicación.

Y eso me recuerda que hace un año, más o menos por estas fechas, estábamos enfrascados en debates y valoraciones sobre la necesidad de fichar a Aléxis Sánchez y Cesc. El primero aparecía en los medios como la posible reencarnación de Messi, y estaba llamado a tenor de las opiniones de expertos a ser un referente en la punta del ataque azulgrana. El segundo, en un ir y venir de Londres a Barcelona, que duraba ya más de tres años parecía la guinda del pastel a un centro del campo sublime, que con su incorporación se mostraría intratable.

No recuerdo ahora muy bien cuando se cerraron sus fichajes, pero lo que si recuerdo es el continuo acoso mediático que sufrimos los lectores y espectadores de los principales medios de comunicación. No había día que no despertáramos con una noticia sobre la inmediatez de la contratación, sobre un reportaje de las virtudes de uno de los jugadores, sobre una pista, frase o gesto que constataba que el fichaje ya estaba cerrado. Y mientras tanto los culés, ilusionados, esperábamos las nuevas contrataciones, y discutíamos y debatíamos sobre la adaptación del chileno a un nuevo concepto futbolístico, o sobre la necesidad de incorporar a Fábregas, teniendo ya al emergente Thiago en la plantilla.

Y ahora pasado un año, aquel ruido monótono y molesto, que hacía que incluso el periódico de la mañana resultará tedioso en la lectura, vuelve a aparecer. No han día en el que no se hable de Guardiola, de su marcha, de su legado, de su vida antes, ahora y después de esta etapa, de sus flirteos  con el Chelsea, o con el Milan, o con no sé sabe ya muy bien quien. A su vez, no hay día que no aparezcan páginas llenas de nuevos nombres. Hoy mismo vuelve a sonar Jordi Alba, que parece inminente, vuelve a aparecer en portado Thiago Silva, que según parece quiere abandonar su equipo a raíz de los escándalos sufridos en el fútbol italiano. Se vuelve a nombrar a Alaba como una necesidad para la banda derecha, e incluso Neymar aparece nuevamente como una apuesta inmediata si las arcas del equipo lo permiten.

Y todavía falta por iniciarse la Eurocopa, en la que mas de doscientos jugadores de nivel entrarán en liza. Y allí ya estaremos desbordados. Bastará cualquier toque técnico loable, bastará un gol de calidad o decisivo, bastará una sola actuación de mérito, para que uno de esos jugadores entre en la rueda, y leamos a doble página su vida y milagros, sus números y estadísticas y la frase que lo define: “Yo desde pequeñito he soñado con jugar en el Barça”…. “o en el Madrid”, que a la postre es la única diferencia entre los artículos de la competencia blanca. Sólo hace falta ver la foto que ilustra este artículo para comprobar al veracidad de estas informaciones.

Personalmente poco cambiaría en el equipo. Un par o tres de retoques servirán para dar más profundidad a una plantilla corta, y una mayor calidad a las rotaciones. No hay que olvidar también que en este proceso de continuismo que será el Barça de Vilanova, la cantera sigue siendo referente, y que a la primera plantilla se unirán nombres como Muniesa, Montoya o Bartra, todos ellos ocupando una misma línea; la defensa.  Lo mismo ocurre en la delantera, donde las sorpresas de Cuenca y Tello hablan de más de cinco candidatos para dos puestos libres en el ataque.

Por lo tanto, si la puerta de salida se mantiene cerrada y la de entrada no para de engordarse con nombres y más nombres, la cuadrilla de obreros que tuvieron escaso trabajo en el Bernábeu, deberá coger el puente aéreo e iniciar una reforma en el vestuario azulgrana para hacer hueco a tanto jugador. Esa es una opción, y otra, la más pausible es que se entre en una política de cesiones que permitan a estos jóvenes jugadores explotar en Primera División, y ccn la experiencia y el bagaje que supone ver su evolución en la categoría, decidir a posteriori quien se ha ganado un puesto en el equipo.

Mientras tanto, seguiré aburriéndome,  y repasando listas de altas y bajas. Seguiré viendo fotomontajes con jugadores ataviados con la zamarra azulgrana. Leeré las mismas entrevistas, con idénticas respuestas independientemente de quien sea el entrevistado. Y esperaré la sorpresa, que a veces siempre aparece. Y es que ya se sabe, que los fichajes, como las bicicletas, son para el verano.


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martes, 29 de mayo de 2012

Pongamos que hablo de....


Con la victoria contundente por tres goles a cero ante el Athletic, el Barça cerró su ciclo más glorioso, y encadenó su décimo cuarto título en los cuatro años en los que Josep Guardiola ha estado al frente del equipo. En un partido casi sin historia, y con una superioridad abrumadora certificó el cuarto título de la temporada, que tal y como bien dijo Pep en rueda de prensa posterior, daba sentido a los tres anteriores, de los cuales nadie se acordaría, o mejor dicho, muchos rebajarían su valor de no haber existido este cuarto.

Ha sido una constante  en este  ciclo que ahora finaliza (ahora sí, Hermel, ahora ya puedes dar ínfulas a tus aires de pitoniso,  y congratularte de que aquel pronostico de hace ya más de tres años se ha cumplido al fin), el menoscabar cualquier éxito azulgrana por parte de nuestro máximo rival. Y ya no tanto por parte del aficionado de a pie, el cual con mucho más criterio y “seny”  del que han protagonizado ciertos profesionales de la información, ha sabido reconocer que algo nuevo y diferente se estaba gestando.

Catorce títulos de diecinueve posibles, con tres Ligas, dos Champions y dos Copas del Rey como máximos exponentes del dominio local y continental, han marcado el mejor registro nunca escrito desde que se inventó este deporte. Un dominio en cifras, en juego y en vistosidad, que han puesto al equipo en el disparadero recibiendo loas por doquier.

Loas que han llegado en forma de premios colectivos, y que han proclamado al equipo el mejor del mundo en la primera década del siglo XXI. Loas en forma de premios individuales que han ido a parar en forma masiva a los principales integrantes del once azulgrana. Loas que han llegado por parte de afines y rivales, y que han hecho del conjunto azulgrana un referente. Un referente para muchos, exceptuando un pequeño reducto de profesionales y cronistas, que al igual modo que Astérix y Obelix en sus famosas leyendas ante Julio Cesar, se han mostrado inquebrantables ante el dominio culé. Reducto que todo el mundo reconoce ahora con el nombre de La Caverna.

Me gustaría saber cual habría sido la reacción de este grupo de periodistas e informadores, si los éxitos que acabo de relatar hubieran sido logrados por los portadores del blanco estandarte merengue. Ciertamente, creo que los culés hubiéramos tenido que buscar un refugio lejos del mundanal ruido, para no tener que escuchar las mayésticas alabanzas que seguro hubieran llegado desde esa tribuna. Más si cabe, cuando además en este período de tiempo, una selección, la española, ha logrado sus máximos tributos de la mano de siete u ocho jugadores azulgranas en el once titular logrando algo al alcance de muy pocos y encadenando de forma consecutiva título Europeo y Mundial.  Me pongo a temblar sólo de pensar que tendríamos que haber visto y oído los culés ante tal demostración de poderío.

Yo desde mi sitio particular he tratado de narrar en este último año desde el respeto cuales han sido las vivencias de la temporada que acaba de finalizar. Y para ello, me marqué el objetivo de estar atento a todas las polémicas y opiniones vertidas. Me hice asiduo en un principio de programas como “Futboleros”, “Punto Pelota”, y lector de los diarios de Madrid. Intentaba cotejar la información de TV3, televisión pública catalana, con la del resto de informativos, e incluso me atreví en ocasiones a ver el trato que se le daba en TeleMadrid a las gestas azulgrana. Y tuve que desistir. Lo tuve que dejar. Mi salud mental me lo aconsejó.

Y es que lo que en principio parecían debates frescos y hasta espontáneos han ido degenerando en auténticas aberraciones al buen gusto, que creo que incluso afectan a sus protagonistas. Sólo cabe ver y observar las poses y rostros de algunos de los contertulianos para ver y observar cómo la continua ofensa y ataques desaforados les ha agriado el carácter y la expresión de su rostro. Se han convertido esos programas en un autentico esperpento, que en nada tienen que envidiar a las obras del creador de genero, Valle Inclán. Estaría orgulloso el autor gallego si pudiera ver cuan hondo a calado su género.

Ahora, con la marcha de Pep, a la cual creo que también estos foros han ayudado aunque sea en una mínima parte, se abre un nuevo ciclo. No sé si será mejor, peor, igual que el que se acaba de cerrar, pero si que tengo claro, que mientras zapeé, lea y escuche continuos ataques a la institución azulgrana será el síntoma evidente de que esta sigue en lo más alto, y que mientras esto sucede, ese reducto infranqueable, deberá dejar muy lejos su máximo objetivo, que basan toda su estrategia en un único discurso, y que hacen del pensamiento único su defensa. Y así, sólo se sienten cómodos, si al igual que decía  Sabina en uno de sus clásicos éxitos,   su equipo es el centro de atención y todos hablamos de… Madrid.


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jueves, 24 de mayo de 2012

El último partido


Sirva este título de una de las novelas de John Grisham para hacer referencia al partido que cerrará de forma definitiva el actual ciclo blaugrana. Un último partido con Pep Guardiola en el banquillo ante el reto de conseguir el décimo cuarto título en apenas cuatro años al frente del equipo.

Y digo apenas, porque a mi se me ha hecho corto. Diecinueve títulos en juego, con un porcentaje de éxito abismal me han hecho disfrutar de este período como nunca antes lo había hecho. Y ya con una cierta edad, y acercándome a la cincuentena con más rapidez de la que desearía, creo tener el criterio y los argumentos necesarios para decir que el de mañana va a ser el cierre a la que ha sido probablemente nuestra particular Edad de Oro.

Han sido cuatro años de un no parar. Cuatro años de celebraciones. De gritos. De saltos. De emociones. De lloros. Cuatro años como diría el gran precursor de este invento de “gallina de piel”.

Ha sido curioso observar como hemos ido creciendo como afición al albor de los éxitos del Pep Team, que se ha ganado por decreto esta denominación de origen. Tres generaciones  han crecido con ellos y se ha identificado plenamente con unos colores, y han creado una simbiosis perfecta con unos jugadores con los que se identifica. Los partidos del Barça, los importantes, los menos relevantes e incluso los más intrascendentes han marcado en muchas ocasiones los horarios de un fin de semana. ¿A qué hora juega el Barça? No contra quien, ni que. Simplemente el Barça. Simplemente el deseo de ver algo nuevo, fresco y emocionante. Algo diferente.

Los que siguen mi blog habrán leído probablemente algunas de mis crónicas. En muchas de ellas hago referencia a la forma en como se viven los partidos en casa, y como en un ambiente familiar se disfruta de esa hora y media de fútbol. Y en eso yo he de dar las gracias al equipo de Pep. Desde una niña pequeña en sus inicios, ahora ya adolescente, pasando por chaval a punto de alcanzar la mayoría de edad., y llegando a un abuelo que sueña con llegar a los ochenta en plenitud, hemos disfrutado como nunca antes había imaginado de este deporte.

Podríamos llenar páginas y páginas de conceptos tácticos, de innovaciones en el juego, de giros brillantes en los planteamientos, de guardioladas e incluso, porqué no, de cagadas y errores que han provocado que algún que otro disgustillo nos hayamos llevado. Pero para mí, a día de hoy, todo eso queda borrado, y me queda únicamente la sensación de haber vivido algo único. Un algo intangible que no sé muy bien como explicar, pero que ha posibilitado que amén de los títulos conseguidos haya surgido en los culés un sentimiento de orgullo. Un sentimiento de saberse los mejores. Un sentimiento de saberse admirados y a la vez envidiados.

Leía hace un par de años que Barcelona es la tercera ciudad más feliz del mundo. Se daban varias razones para ello, y entre las tres principales y sin orden preestablecido se comentaba que el clima y la oferta cultural y festiva de la ciudad eran aspectos predominantes. El tercero, el Barça. Un equipo que sirve como parámetro para medir el índice de satisfacción de una ciudad es un dato muy revelador sobre la importancia de éste en el día a día de mis conciudadanos.

Y mira que durante estos años hemos recibido críticas. Hemos oído que todo ha sido una moda, y además pasajera. Hemos oído que todo ha sido mentira, y que sólo ha sido posible por las confabulaciones internas de las diferentes Federaciones. Hemos oído hablar de Obrevo hasta la saciedad. Nos han intentado hacer ver que lo de Messi era mentira, y que lo que hace el pequeño diez azulgrana no tiene casi mérito. Hemos oído que nuestros jugadores se dopaban en un intento de explicar ese alto rendimiento que ofrecían. Hasta incluso hemos oído que Guardiola es un maleducado y un supino hipócrita. E incluso en este período de tiempo se han acuñado conceptos y frases hechas que pasados unos años asociaremos con una sonrisa a esta época. “Mear colonía”, “Fin de ciclo”, “Villarato”… son expresiones que con el paso del tiempo nos harán recordar que tal vez, esta vez sí, cualquier tiempo pasado fue mejor.

Y entonces cogeremos nuestro DVD, o lo que para entonces esté de moda, y nos podremos a toda pastilla los vídeos, CD’s y demás material que hemos almacenado durante estos cuatro años. Y a ritmo de “Cold Play” en su “Viva la Vida” o de “Human”, veremos pasar nuevamente a cámara lenta las mejores imágenes jamás vistas por un culé. Y seguro que a más de uno las lágrimas le vuelven a nublar la visión.

Y este es el verdadero éxito de este equipo, de este entrenador y de este ciclo que mañana se cierra de igual forma como se abrió. Con un partido de Copa, ante el rival idòneo, los leones de Bilbao. Espero que se de el final perfecto, y que la superproducción que en Hollywood tienen en mente pueda cerrarse como se merece. Con la imagen de toda la plantilla bailando en círculo en el centro del campo alrededor el último título de este equipo. Un equipo de película.  


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martes, 22 de mayo de 2012

¿La mejor Liga del mundo?


Me hace gracia ver como en un intento publicitario de promocionar el espectáculo de la Liga BBVA, ésta se califica como “la mejor Liga del mundo”. Y me hace gracia porque si observo los datos de la recientemente finalizada edición, éstos me dicen que estamos muy, pero que muy lejos de este eslogan.

Para mi, la mejor de las ligas debe cumplir un requisito principal Ha de ser emocionante, ha de ser disputada, y ha de dar partidos de alto nivel semana tras semana. Como seguidor culé, obviamente sigo todos los partidos de mi equipo, y si puedo, intento estar al tanto y observar las evoluciones de nuestros máximos rivales, que en este caso, y desde hace ya casi un lustro se limitan a un único adversario: el Real Madrid.

Resulta descorazonador, y muy aburrido sentarse ante la pantalla del televisor con la ilusión de ver un partido disputado, y observar como a las primeras de cambio, e independientemente del rival al que se enfrentan los dos grandes, los encuentros quedan dilucidados en apenas media hora de juego. Son pocas las ocasiones en las que la disputa del partido me ha tenido en tensión durante los noventa minutos. Son mínimas las veces en las que he dudado de la victoria de cualquiera de los dos equipos. Son escasas las oportunidades en que se han podido contemplar partidos en un auténtico “tú a tú”.

Es cierto que ambos equipos tienen en sus filas a los siete u ocho de los diez mejores jugadores del mundo, que con una calidad contrastada nos ofrecen pinceladas y lujos al alcance de muy pocos. Una filigrana de Messi, un disparo estratosférico de Ronaldo, la magia de Iniesta, la visión de Xavi, un paradón de Casillas o un corte in extremis de Puyol nos despiertan a veces del letargo en el que a veces caen muchos de los partidos.

Es cierto que los números presentados por los dos máximos artilleros de la Liga son estratosféricos, son lo nunca vistos, y parecen que van a perdurar en el tiempo. Pero yo a su vez me pregunto, si estos números son así por la verdadera valía de quienes los consigue, o por la debilidad defensiva que muestran en ocasiones sus rivales. No pongo en duda la calidad ni de Messi, ni de Cristiano Ronaldo, para mí, dos superclases a la hora de definir, pero si que creo que los restantes equipos a los que se enfrentan tienen un bagaje defensivo muy pobre.

Y sólo hace falta remitirme a unos datos que deberían hacer reflexionar, y hacernos ver que algo ha de cambiar:

  • Más de treinta puntos de diferencia entre el primer y cuarto clasificado. No olvidemos que el cuarto clasificado tiene derecho a disputar la Champions, y que en las últimas ediciones, éste ha caído ya en la fase previa. No hablemos ya del papel del Villarreal este año, que no ha conseguido ni una sola victoria en la liguilla preliminar. No existe nivel para la máxima competición europea más allá de los dos grandes.
  • Apenas veinte puntos de diferencia entre el cuarto clasificado y la lucha por el descenso. Es la otra Liga, la de la emoción, la de los partidos igualados, pero que por el contrario adolece de la calidad necesaria para llamar la atención del espectador neutral.
  • Con estos números y esta diferencia, Barça y Real Madrid podrían empezar a disputar el campeonato en la jornada diez, y aún así seguirían optando a las dos primeras posiciones. ¿Qué pasaría si en cualquier Liga Europea un equipo iniciara el campeonato con -30 en el casillero?. El descenso estaría asegurado. En la Liga BBVA sería campeón.
  • Los registros de Messi y Ronaldo superan a los de más de la mitad de los equipos. Cómo ya he dicho antes, este dato, que dice mucho a favor de los dos delanteros, dice más bien poco a favor del resto de delanteras.
  • Y el resto de equipos, exceptuando el Valencia, han marcado menos de la mitad de goles que los dos grandes. Así, no es de extrañar que las manitas, los hat-tricks, los poker y demás registros escandalosos sean de uso común cada fin de semana, alejándolos de la excepcionalidad.

Por todo ello, creo que a pesar de haber disfrutado de un campeonato mediático, polémico e intenso, hemos estado muy lejos de vibrar con él. O al menos yo lo he visto así. Y la sensación final que me queda es la de aburrimiento. Y cómo consecuencia, la falta de atención a lo que sucede en el campo, hace girar en ocasiones el interés informativo hacía otras parcelas de los equipos, buscando en ellas la atención del lector y el espectador, que cada fin de semana lee unas crónicas que a tenor de la repetición de los guarismos, se vuelven repetitivas.

Y lo que más me preocupa es que creo que esta situación lleva camino de perpetuarse e incrementarse. No estamos muy lejos de aquellos años en los que las Ligas de baloncesto se decidían en un doble enfrentamiento entre catalanes y madrileños, convirtiendo el resto del campeonato en un mero trámite. La salida, para mi, es globalizar la competición, y al igual que surgió la Unión Europea, el mapa futbolístico ha de seguir unas pautas parecidas. Aunque utilizar esta comparación a día de hoy puede que no sea el momento más oportuno, ¿verdad?. Al menos, si se diera, casi podríamos asegurar que la victoria no siempre sonreiría a los alemanes, ¿no?


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lunes, 21 de mayo de 2012

Un equipo y un destino.


El Chelsea se proclamó este pasado fin de semana campeón de la Champions de forma sorprendente. No ya por la forma con la que logró hacerse con la final, sino por la trayectoria que posibilitó que los londinenses llegaran a visitar la capital alemana.

Ha sido como un cuento de hadas, o más bien de brujas el paso de los “blue” por el torneo. Parecía que estuviera escrito de antemano quien iba a ser el ganador del trofeo. Parecía que la historia de este deporte no quería dejar de asociar el nombre del más prestigioso torneo, a una generación de jugadores que se lo merece. Los Cech, Terry, Essien, Lampard y Drogba no merecían finalizar sus carreras sin el prestigio de haberse coronado campeones.

Y es que repasando la trayectoria del equipo a lo largo de esta edición podemos ver que, al igual que los caballeros andantes de la Edad Media se encomendaban a sus santos patrones a la hora de lanzarse a la batalla, los guerreros de azul parecían llevados en volandas por una aureola protectora que los ha convertido en imbatibles.

Sólo hace falta recordar como ha sido el transito de los ingleses por la competición. Con un pie fuera de ella a poco de finalizar los cuartos de final, eliminaron al Nápoles con varios zarpazos en forma de centros y balonazos al área al más puro estilo de las islas. Con un pie y tres cuartos del otro fuera de la competición lograron doblegar a los azulgrana, que haciendo gala de ese otro fútbol que les ha llevado a lo más alto, no pudieron someter a un once inglés parapetado ante su portero. Una defensa numantina que gozó además de la protección de no se sabe muy bien que ni quien, y que hizo que los considerados mejores jugadores del mundo fallaran lo que no estaba escrito. Todavía hoy repaso el partido de Stamford Bridge y me parece un milagro que aquellos noventa minutos acabaran con un rosco en el casillero de los azulgranas. Con un pie y los cuatro dedos del otro fuera de la competición se encontraban nuevamente los de Di Matteo cuando Müller batió a siete minutos del final al gigante checo que salvaguardaba el último reducto de la defensa. Parecía que el final de la historia estaba escrito, y que nuevamente ésta iba a ser trágica para los ingleses. Pero un marfileño estaba a la espera de un balón lanzado desde la esquina…..

Desde que soy pequeño recuerdo como se celebran los saques de esquina en los campos ingleses. Parece que un corner allí es penalty. Y lo que en otros lugares es un mero trámite que se lanza casi de forma automática, en la Premier es una de las posibilidades más claras de conseguir el preciado gol. Y así a tres minutos del final, en el único lanzamiento del que dispusieron, un balón salió volando del banderín a la izquierda de Neuer, y antes de que nadie pudiera siquiera saltar a por él, la estampa imponente de Drogba fusiló al gigantesco portero alemán. Y en ese momento a mi me dio la sensación de que el Chelsea no sólo había ganado el partido. Se había coronado campeón.

La prórroga y los lanzamientos de los once metros eran un trámite que había que cubrir. En ese período de tiempo, Robben, al igual que lo pudo hacer Messi en el Camp Nou, malogró un penalty. Un penalty para la sentencia, un penalty para la ejecución definitiva. Y nuevamente el balón no entró, y nuevamente los ingleses recuperaron el aire.

Y repitiendo su puesta en escena preferida se parapetaron en defensa con todos los jugadores en la frontal del área. A los culés aquello nos devolvía a las secuencias vividas hace menos de un mes, y sabíamos que aquello era infranqueable. Ya no sólo por la calidad por la que lo hacen, sino por la protección casi sobrenatural que hacía que fuera imposible traspasar el límite de los tres palos defendidos por Cech. Y así, como en aquella final en la que Terry malogró su pasaporte hacia la gloria, de nuevo el equipo inglés estaba a once metros de proclamarse campeón.

¿Y alguien dudaba de que esto fuera así? Yo no. Ni por un momento dudé de la victoria de los de Londres. Hasta visto por televisión me parecía que la imagen del portero checo estaba aumentada. Parecía haber crecido y los huecos a sus lados eran ínfimos. Y eso mismo les debió pasar a los dos últimos lanzadores alemanes, que desperdiciaron la posibilidad de sentencia, quedando ésta a los pies de…. Drogba!!!!!!

¿Y alguien dudaba de que el último lanzamiento fuera a ser gol? Yo no. Casi sin carrerilla. Sólo dos pasos para golpear el balón. Y con la seguridad del que se sabe tocado por una varita mágica ejecutó un lanzamiento perfecto ante Neuer. Y así la historia se cobró su deuda. Y por fin el Chelsea consiguió su más preciado trofeo.

Y ahora, una vez las hadas, las brujas, la suerte y la historia se han congraciado con esta generación de grandes jugadores, por favor, volvamos a la cotidianidad, y regresemos a ese escenario que dice que al fútbol se gana jugando de una forma diferente. Sellemos la paz con el destino y regresemos al triunfo de los mejores. Wembley 2013 espera a dos nuevos finalistas. Y para los culés el nombre de Wembley….. es sinónimo de gloria.



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jueves, 17 de mayo de 2012

Coherencias y mentiras.


Falta todavía un mes para que Guardiola deje de ser entrenador azulgrana, y aquello de lo que presumíamos hace apenas un par de semanas, haciendo referencia a una transición modélica y a una madurez excepcional en el tránsito de una etapa que se cierra a otra que se abre, parece a punto de saltar por los aires, y cual granada de mano, alcanza con su metralla a todos los implicados.

Parece, a raíz de las últimas noticias publicadas que el fin de Pep no fue tan idílico como se representó. Y digo parece, porqué cuesta creer en la veracidad de alguna de estas informaciones. Parte el todo de la base del malestar de Guardiola por difundir el nombre de Tito Vilanova en el día de su despedida, ya que, y siempre según el citado artículo, era deseo expreso de Pep que este anuncio no se realizará.

Y me cuesta creer, porque si algo le hemos de reconocer al de Santpedor en esta etapa triunfal que ha dirigido es la coherencia en todas sus actuaciones. Y para mí, coherente es la decisión de anunciar un adiós y su sucesor al mismo tiempo, si la decisión ya ha sido tomada. Llevábamos tiempo, meses, los culés ansiosos por conocer los designios de nuestro entrenador. Mensajes de todo tipo se agolpaban en lo medios pidiendo la continuidad. Jugadores, periodistas, simpatizantes, socios coincidían en un único mensaje. Guardiola había puesto de acuerdo, casi por primera vez en la historia, a todos los estamentos del club. Todo el mundo deseaba su continuidad.

Los días pasaban, las dudas crecían, y al final, tras la pérdida de los dos títulos insignia que marcan una temporada, llegó la derrota más dolorosa, y Pep anunció su fin. Y sabe Pep, que si en esa comparecencia no hubiera habido mensaje de su sucesor, ahora estaríamos leyendo día sí, y día también, nombres de candidatos al banquillo. Páginas y páginas se llenarían con trayectorias de posibles substitutos. Se hablaría de Low, de Bielsa, y de todo técnico que un mínimo currículum presentara un juego atractivo en sus conjuntos. No hubiera sido extraño leer que Rikjaard estaba de vuelta, o que Lillo, intimo amigo de Guardiola y seguidor de su filosofía era un candidato. Sólo hace falta ver los nombres de los posibles fichajes. Cada día aparecen nuevos nombres, e incluso hoy se postula con un posible regreso de Eto’o, tras la marcha del que lo puso en la puerta de salida.

Y fue ese anuncio el que nos evitó este circo que cada periodo estival se genera con las nuevas incorporaciones. Y a mi, como culé me parece del todo acertado, que Zubizarreta, o Rosell, o el que fuera el que decidió actuar así haya tomado esa decisión. Me alegra que me hayan ahorrado el tener que ver pasar currículum y nombres. De escuchar y leer siempre las mismas respuestas. Ya tengo bastante con barajar hasta hoy no menos de veinticinco incorporaciones, para tener que añadir a ellas más nombres y referencias.

Por eso no creo en el malestar de Pep en este punto. Cómo tampoco creo que se siente traicionado por su segundo, que es otro de los argumentos que ahora se están utilizando para incendiar al Barça. Me recordaba hace un par de días un buen amigo, que se mueve a un nivel superior al mío en este mundillo del balón, que esta historia entre Pep y Tito, era como un “remake” de la protagonizada por Cruyff y Rexach. Dos grandes amigos que juntos, y tras un período de tinieblas recuperan al equipo y lo llevan a cotas nunca alcanzadas. Dos grandes amigos que presumen de su amistad, y que hacen de la compenetración en el banco un valor más en su dirección. Y dos grandes amigos, que ponen fin a su amistad, cuando la salida del primero entiende el fin del ciclo de ambos en la institución.

Pero no es lo mismo antes que ahora. La marcha de Cruyff no fue voluntaria, y en un cese traumático el holandés se sintió traicionado por su segundo al querer continuar en su puesto. Ahora Pep, ha dicho que se va por cansancio, que lo deja por sentirse vacío, sin fuerzas para continuar. Es una decisión voluntaria y premeditada anunciada a la directiva en diciembre. Por lo tanto, también es coherente que se alegrara por la decisión de Vilanova de continuar. El ansia de progreso es innata en el ser humano, y todo aquel que se precie intentará alcanzar lo máximo en su profesión. Y si Pep deja paso, ¿qué hay de malo en que su segundo acceda al cargo?  Lo lógico sería que Guardiola se alegrara de la decisión de que uno de sus mejores amigos tuviera la oportunidad de hacerse grande.

Porque en el caso de creerme estas informaciones, entonces las preguntas que me haría serían otras. ¿Guardiola miente, y no quería irse? ¿Estamos ante un cese encubierto? ¿La relación entre el cuerpo técnico y Rosell era de guerra absoluta? ¿La marcha de Txiqui, la renuncia de Cruyff como presidente de Honor y la demanda a Laporta son las causas del adiós de Pep? ¿No es el cansancio el que ha provocado su marcha?

Y como yo quiero creer que Pep no miente, y que por lo tanto todos esos interrogantes se contestan con un NO absoluto, no le veo el sentido a esta polémica, y sólo me queda pensar en el ansia de protagonismo del autor del artículo, defensor del teorema que dice: “Vamos a echar mierda, que algo quedara


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miércoles, 16 de mayo de 2012

Mourinho. El último templario


Ha iniciado Mourinho su última cruzada, y esta vez su objetivo es la conquista del Balón de Oro por uno de sus pupilos, y a la vez compatriota. Hubiera sido el portugués un buen templario, amante de las cruzadas. Y así como aquellos sacerdotes guerreros iniciaros cruzada tras cruzada para la reconquista y protección de Jerusalén, él no se cansa a su vez, de iniciar las suyas en defensa de lo que considera algo exclusivo de su propiedad: el prestigio. Y así ataca a todo aquel que representa un obstáculo para su consecución: la cruzada del calendario contra los Estamentos, la cruzada contra el colectivo arbitral, la cruzada contra Guardiola, la cruzada contra el Barça, la cruzada contra su propia prensa afín, contra aquellos que en su propio club ponen en duda su valía o gestión, y ahora, la cruzada por la conquista del Balón de Oro. Hubiera tenido Saladino un buen rival.

Y a ese objetivo se ha lanzado, intentando primero dilapidar el prestigio del que él supone es el máximo oponente al galardón: Messi. Aboga Mourinho, que los cincuenta goles conseguidos por el argentino no han servido para nada, y que los de su compatriota Ronaldo han dado una Liga al Madrid. Creo que Mou se equivoca de premio. Los goles, dan otro trofeo a nivel europeo, y su denominación, aunque parecida al prestigioso balón es la de Bota de Oro.

Ironías a parte, habría que recordarle a Mou dos cosas. Una, que el prestigioso trofeo valora en primer lugar, no una temporada natural de agosto a mayo, sino un año natural de enero a diciembre. Y que ahora estamos en mayo. Por lo tanto, ahora, lo único que se puede decir de Cristiano es que está bien posicionado para el galardón, igual que lo están otros muchos, como lo pueden ser el propio Messi, Ribery, Robben, Silva, Casillas… Es como si en una carrera de Formula 1, el juez de carrera decidiera que en mitad de la misma, y en vista de la ventaja del ganador, ésta se diera por finalizada. O que un buen estudiante, pidiera matrícula de honor como valoración de un curso habiéndose cumplido sólo el primer trimestre. ¿Algo tendrás que hacer los dos restantes?, le contestaría su tutor. Pues en esa estamos. Él y otros van camino de la matricula de honor, pero aquí sólo se da una, y ésta es para el mejor.

Y este es el segundo aspecto. El Balón de Oro se otorga al mejor. No al que más títulos ha ganado, no al que más goles ha metido, no al que es más guapo, ni al que genera más simpatías. Se le da al mejor. Porqué siguiendo la teoría de Mou, y con una final de Champions todavía por disputarse, una Copa del Rey aun pendiente,  con una Eurocopa que ha de coronar al mejor once de Europa, y con un sinfín de partidos todavía por jugar, si de lo que se trata es de contar títulos y hazañas aún quedan unas cuantas por contemplar. ¿Y es que quien sería el guapo, que según estos criterios que quiere imponer Mou, le quitaría el galardón a  Ribery si se proclama campeón de Europa este fin de semana con su equipo, y a su vez lleva a la selección francesa a la conquista de la Champions? ¿O alguien dudaría que Silva, Casillas o Xabi Alonso, campeones de sus Ligas, entrarían en la pugna si es la selección española la que se corona campeona de Europa?. Es pronto Mou para hacer campaña, es pronto…

Pero estos interrogantes que planteo también se apartan de lo que para mi es el verdadero propósito de este premio. Coronar al Rey.  Todavía recuerdo la disputa que origino hace dos años, cuando Xavi, Iniesta y Messi se enfrentaron ante la incertidumbre de escuchar a Guardiola dar el nombre del ganador. Todo el mundo esperaba que en vista de los éxitos conseguidos por los centrocampistas azulgranas, campeones del mundo en Sudáfrica ese año, el premio estaba cantado y que uno de ellos haría el recorrido de su butaca al estrado. Y ante la sorpresa de todos, incluso la de Pep, fue el diez azulgrana el vencedor.

He de reconocer que a mi me habría hecho ilusión que el premio hubiera ido a parar a las manos de Xavi. Catalán, formado en la cantera del Barça, en una de sus últimas oportunidades por conseguirlo, ante un rival que tendría por edad y calidad muchas otras nominaciones, mis preferencias estaban con el de Terrassa. Pero también he de aceptar que la mención de Messi reconoció al que para mi, es hoy por hoy el mejor jugador del momento. Y según mi parecer, en cuanto a calidad y dominio del juego, la valoración del rosarino no ha variado. Sigue siendo el mejor, y lo demuestra día a día y partido a partido.

Y esto es algo que Mou no tiene en cuenta. Sigue anclado en esa concepción del premio que tenía en cuenta galardones colectivos para otorgar un premio individual. Y así con ese criterio, hemos visto esperpentos tales, como ver otorgar el preciado trofeo a Mattias Sammer, o a Owen, o a Cannavaro… Y parece que la FIFA y los votantes se han dado cuenta de este error, y se ha modificado la valoración en lo que se refiere a los méritos del ganador.

Pero Mou, cual templario obstinado, seguirá su cruzada. No tiene desperdicio su última frase. “Cristiano no ha podido conseguir el Pichichi, por lo que como compensación deberían otorgarle el Balón de Oro”. ¿Compensación?  Me apuntaré esta teoría, y en la próxima reunión en la que se hable de mi sueldo le diré algo parecido a mi jefe. “No he podido conseguir por poco los índices de producción que se me pidieron. Como compensación merezco un mayor porcentaje de los beneficios”. Es justo, no?


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domingo, 13 de mayo de 2012

Solos ante el peligro.


Finalizada la Liga, es hora de balances, recuento de registros, alegrías, dramas, y recogida de premios individuales. Los que más llaman la atención, son aquellos que se basan en datos puramente objetivos, como es el número de goles. Máximo goleador, el “Pichichi”, y mínimo goleado, el “Zamora”, son los galardones que dan esa gloria individual, que a veces resulta algo paradójica en un deporte tan colectivo como es el fútbol.

Y curiosamente, y a pesar de no haber conseguido el cuarto galardón consecutivo, el Barça ha copado estas dos clasificaciones. El primero, el de máximo goleador, ha sido para Messi, que con un registro estratosférico de 50 goles ha dejado unos registros para la historia, y que tardaran mucho, mucho tiempo en superarse. A no ser que el propio diez azulgrana se ponga como objetivo el próximo año añadir algunos dígitos más a esta gesta. Sólo en manos de un extraterrestre está la posibilidad de acercarse a los números del rosarino esta temporada.

Ha sido una temporada marcada por los récords. De una sola tacada ha superado a todos los mitos blaugrana que le miraban por encima en la tabla de máximos artilleros de la historia, y uno a uno, primero Kubala, y después Cesar, han sido superados. Hasta setenta y tres goles ha marcado el argentino, superando a su vez al mítico Torpedo Muller como máximo realizador en una temporada natural. Nunca nadie había marcado tantos goles.

Y a pesar de ello, el Barça ha adolecido de algo de gol. Ha estado solo, muy solo Messi en esa ardua tarea de batir al meta rival. Por las razones que sean, primero Villa, lesionado, luego Pedro, en continuo ir y venir del campo al fisioterapeuta, después Aléxis, una apuesta todavía por explotar, y por supuesto los emergentes Cuenca y Tello, a los que no se les puede pedir más de lo que han hecho, han dejado a Leo como el único responsable de cerrar los partidos. Y en esa responsabilidad única, el Barça ha salido perdiendo.

Ha sido en los partidos claves del año en los que se ha visto mas esa necesidad de tener más variantes en ataque. Messi llegó a ellos, con una falta de chispa alarmante, y fue maniatado por las defensas rivales. Y sin él, el equipo perdió ese instinto que te lleva a conquistar las más grandes metas. Todavía están en mi memoria las ocasiones de gol falladas en Standford Bridge, o los uno contra uno de Tello ante Casillas en el clásico que marcó el desenlace de este año. Ahora todos son conjeturas, pero casi podría asegurar que con Villa en el campo, algunas de esas ocasiones hubieran tenido un final muy diferente, y hoy podría estar escribiendo párrafos muy diferentes.

Por muy grande que sea Messi, por muchos goles que marque, por muchas asistencias que de, no puede tener él la única responsabilidad en el ataque. Y esto lo han de entender, tanto los responsables técnicos del equipo, como el propio jugador, que sabiéndose único, a veces peca de excesos, que bien regulados podrían haber hecho que asumiera este fin de temporada en un estado de frescura muy diferente al que lo ha hecho. Hay que repartir protagonismo y volver al famoso MVP con las siglas que le quieran poner.

Muy lejos del diez azulgrana en el campo, se encuentra el número uno, Valdés. Quinto Zamora, cuarto consecutivo que lo pone a la altura del mítico Ramallets. Y a pesar de ese galardón me queda la sensación de que no ha sido esta la mejor temporada del de L’Hospitalet.

Es la portería azulgrana un trabajo de alto riesgo que pocos pueden asumir. La lista de porteros consagrados que han intentado triunfar bajo los palos del Camp Nou es extensa, y nombres como Baia, Dutruel, Rustu, Lopetegui, por hablar de los más cercanos en la histora, han sufrido en sus carnes esa presión de saberse solos ante muchas de las acometidas rivales.

Y es que si se quiere triunfar en el Barça como portero, además de una fuerte personalidad, y una imponente presencia debes dominar como nadie el arte del uno contra uno. Son pocas las ocasiones en que el portero azulgrana debe intervenir en un partido. A veces, incluso da la sensación de que el equipo podría desenvolverse sin él. Pero cuando lo hace, en un tanto por ciento elevado de las veces, es de forma individual ante un delantero que llega en carrera y con el balón controlado. Y esa, se ha de sacar.

La confianza es clave en un puesto de especialistas. La confianza de saberse imbatible, de saberse el mejor. Esa seguridad que te permite hacerte grande ante el delantero que te encara. Esa seguridad que sabe que vas a pararla, que vas a salir triunfador en el duelo. Y en eso Valdés ha sido de los mejores, sino el mejor. Son muchos los partidos que se resumen en un ataque continuo azulgrana, y en una parada de Valdés en un una contra. Son mucho los títulos que se recuerdan con un final apoteósico de los azulgranas, y con un inicio con el uno como salvador.

Y ese año parece que no ha sido así. O al menos en este final de temporada esa ha sido la sensación. Repasando los últimos dos meses del cancerbero azulgrana, pocas imágenes, por no decir ninguna quedan en nuestra retina con lo que se denomina un paradón. Es llegar un delantero al área y…., acabar la jugada en gol. Sólo hace falta recordar las ocasiones en la que el Chelsea se acercó al área azulgrana en la malograda semifinal de Champions, o las veces en las que el Real Madrid puso a prueba a la defensa. Incluso el último partido ante el Betis puede servir de ejemplo. Casi deseó que Pinto se recuperé de su esguince y juegue la final de Copa del Rey. Ahora mismo parece que cualquiera puede batir al verdadero titular del puesto. Necesita un reset y volver con su índice de autoestima al máximo.

Y así, entre goles fallados, y paradas imposibles no realizadas me queda la sensación que, sin esos premios individuales, y tal vez con algo más reparto de responsabilidades, una temporada que se preveía histórica hubiera tenido el final que se merece. Deberemos esperar a la próxima. El deporte siempre da otra oportunidad.


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martes, 8 de mayo de 2012

La leyenda del segundo entrenador.


El mundo de fútbol, en el que la atención mediática ha crecido de forma exponencial en los últimos años,  los focos y los micrófonos se reservan para el número uno del cuerpo técnico, el primer entrenador. Son ello los que asumen la responsabilidad de los resultados, y a su vez asumen la gloria del triunfo y el fracaso de la derrota. Así funciona la superficialidad de lo público, pero todo cambia en la profundidad del vestuario y el trabajo diario. Un trabajo diario en el que la figura del segundo entrenador tiene un papel primordial.

Normalmente el segundo integrante del cuerpo técnico es aquel que está más próximo al jugador. Se hace responsable de aspectos más cotidianos. Se acerca y vive como un jugador mas, las tareas diarias. Diseña gran parte de los entrenamientos, y  es en numerosas ocasiones, el receptor de los sentimientos de los jugadores. Y de la misma forma que en cualquier actividad profesional, los altos cargos se rodean de una aureola de inaccesibilidad,  el fútbol no deja de ser diferente, y en muchas ocasiones el segundo de a bordo represente el nexo de unión entre plantilla y máximo responsable técnico.

A raíz de este papel más mundano, muchas son las veces en las que se genera la leyenda, que el verdadero artífice de los éxitos no es el que acapara toda la atención, sino que en el trabajo en la sombra del segundo de a bordo y del cuerpo técnico está la gestación del éxito.

Me viene ahora a la memoria la figura de Ten Cate, como segundo de Frank Rikjaard. Se decía de él que era el guardián del vestuario, que era la pieza clave del éxito logrado. Se decía que su marcha fue el primer paso para el fin precipitado de un ciclo que se preveía más lonjevo. La necesidad del ser humano por progresar en todos los ámbitos, y por hacerse visible en su desempeño profesional, hizo que abandonará el equipo buscando su propia gloria. Pero, alguien recuerda los éxitos del holandés fuera del Camp Nou?. Yo sinceramente, ahora mismo no sé ni que papel desempeña.

Bruins Slot, ayudante simpático y carismático de Cruyff, será recordado por su imagen con la manita al cielo después de que Iván Iglesias ejecutará ese resultado que tanto nos pone a los culés. También se decía de él que era la clave del éxito, que era el artífice del Dream Team. Qué sin él nada tendría sentido. Y después, razones personales al margen, su trayectoria quedó diluida en unos resultados anodinos.

Charly Rexach, refleja también ese papel de segundo perfecto. En un mundo en el que el mundo de las cámaras, las portadas, el protagonismo y el estar en primera línea de fuego propagan la figura de los técnicos de primer nivel a niveles equivalentes a muchos jefes de estado, se dice que el mejor segundo es aquel que no desea ser primero. Aquel que goza del anonimato y de su trabajo en el campo, y aquel que se siente al margen de todo lo que rodea a los noventa minutos del partido en sí. Charly ejecutaba este papel a la perfección. Hasta que Cruyff cayó fulminado. Y entonces, movido por el resorte de las ganas de probarse, asumió el rol de protagonista. Rol que por más que nos pesé, y por mucha figura emblemática que nos represente no dejó de ser decepcionante.

Ejemplos los hay a puñados. Carcelen a la sombra de Camacho puede ser uno de los más claros. Apenas tardó cuatro meses en ser cesado en su puesto al mando de un RCD Espanyol, que con el murciano al mando conoció sus páginas más gloriosas. La figura de Carlos Queiroz como ayudante del legendario Alex Ferguson en el Manchester United le abrió las puertas de un galáctico Real Madrid, y ya sabemos todos que esa decisión fue el principio del fin de esa era de estrellas en el firmamento blanco. O que decir, por ejemplo de Ángel Cappa, que creció a la sombra del éxito de Jorge Valdano, y ahí sigue. Viviendo de su lenguaje fluido y de un currículum pasado.

Y es que sentirse en el punto de mira no es fácil. No es lo mismo quedarse a oscuras en el fondo del vestuario que lidiar con la presión diaria. No es lo mismo ver tu nombre día tras otro en los medios, que ser únicamente una referencia ocasional. No es lo mismo…

Ahora, con el fin de la era de Guardiola como entrenador, el Barça y Tito Vilanova han dado el paso lógico. Uno, porqué confía que el segundo sea el mejor conocedor del modelo que nos ha hecho grandes. El otro, porqué  como todos los anteriores ejemplos desea probarse y ver si es capaz de asumir el reto. Y unos y otros deberán asumir, y se equivocarán sino lo hacen, que será muy difícil extraerse del camino recorrido estos cuatro años, y que las referencias a ellos serán continuas.

Sólo hay que ver los artículos de opinión, posts y comentarios que diariamente nos ofrece el mundo virtual e interactivo. Tito sí, está bien, pero… pocos son los artículos que no asocian su nombre al de Pep. El mío es un ejemplo. Y será esa comparación, innata, en la condición humana, la principal piedra que cuelgue del cuello del nuevo entrenador. Entrenador del que ya se dice que, al igual que Ten Cate en su día, es el ideario de muchas de las decisiones que Pep tomaba. Se deberá sentir fuerte, porqué el camino que le espera no será fácil. Ojala hayamos aprendido de épocas pasadas y dejemos que desarrolle sus ideas desde la calma. Veremos….


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lunes, 7 de mayo de 2012

Què tinguis sort, Pep


Después de la victoria por cuatro a cero en el último partido de esta temporada en el Camp Nou, se escenificó de forma perfecta la despedida del mejor entrenador de la historia azulgrana. Un entrenador diferente, fuera de los estereotipos que marcan habitualmente los ocupantes de un banquillo. Un entrenador que ha sabido transmitir el gusto por una profesión, y que ha llevado al equipo a unos niveles de juego y éxito como nunca nadie hubiera imaginado. Un entrenador, que en definitiva nos ha hecho vivir un largo sueño de cuatro años, y que ha transformado la manera de ver y sentir el fútbol de una afición.

Una afición a la que ha sabido conquistar a través del juego presentado, y a través de un discurso siempre coherente. Una afición que lo ha despedido con un sencillo e intimo homenaje, precisamente en la temporada en la que se han escapado los dos grandes objetivos a conquistar. Una afición que de forma unánime le ha lanzado un único mensaje: “Qué tinguis sort, Pep :que tengas suerte, Pep!!!

Y así, mientras Guardiola se dirigía al centro del campo, sonaba por los altavoces una canción de Lluis Llach que transmitía de forma perfecta el mensaje que la afición de forma masiva le hacía llegar a Guardiola. 

Si em dius adéu                                    Si me dices adiós
Vull que el dia sigui net i clar          Quiero que el día sea limpio y claro,
Que cap ocell                                       Que ningún pájaro
Trenqui l'harmonia del seu cant      Rompa la armonía de su canto.
 
Y es que nunca en la hora del adiós se ha realizado de una forma tan clara y limpia. Es la profesión de técnico ingrata en las despedidas. Acostumbrados a la espada de Damocles de los resultados pocos son los ciclos que acaban con el “mister” en lo más alto. El final de cada etapa viene marcado por la decadencia y el despido. La historia de la profesión se alimenta del día a día, y el recuerdo y el trabajo pasado no vale. Por eso es de agradecer este final. Un final atípico que hace que el ciclo de Pep en el banquillo culé acaba en franca armonía.

I així pren, tot el fruit que et pugui donar          Y así toma todo el fruto que pueda dar
El camí que poc a poc escrius per demà             El camino que, poco a poco, escribes para mañana.
Que demà, mancarà el fruit de cada pas            Que mañana faltará el fruto de cada paso;
Per això malgrat la boira cal caminar               Por eso, a pesar de la niebla, debes caminar
 
Se ha ido Pep vacio, sn fuerzas, al límite de sus fuerzas, y sin ánimos para aguantar una nueva temporada. Esperemos que esta decisión le haga tomar un camino que le permita recuperarse y que poco a poco, paso a paso, a partir del día de mañana empiece a llenarse para escribir una nueva página de gloria. Mientras tanto, aquí, y a pesar de la niebla que ahora con su marcha parece envolverlo todo, debemos aprender a caminar sin él, y esperar que un nuevo ciclo triunfador se inicié. Esperemos que Tito Vilanova, desde su conocimiento, personalidad y saber hacer, sepa conservar, y porqué no, mejorar la herencia recibida.

Que tinguis sort                                    Que tengas suerte
I que trobis el que t'ha mancat en mi            Y que encuentres lo que te ha faltado en mi.
 
Y ahora en el final sólo queda despedirlo y desearle toda la suerte del mundo. Agradecerle todo lo que ha hecho por el equipo, y que encuentre fuera del Barça todo aquello que a lo mejor en este último año no ha podido encontrar aquí. Seguro que allí donde vaya, el año próximo, el siguiente o el otro, dejará también su huella imborrable.

Esperemos que a partir de ahora, lo vivido estos años nos sirva para haber crecido como institución. Sirva para hacernos ver que la creencia en una filosofía y forma de hacer es el mayor logro de un equipo de trabajo. Sirva para que, en le caso de que vayan mal dadas, no se pegue fuego a todo lo creado, y se eche por la borda el trabajo generado todos estos años.

Trabajo obra de todos, directivos, jugadores, técnicos y afición. Trabajo que con la marcha de su máximo responsable ha dejado unos pilares muy consistentes a partir de los cuales seguir creciendo. Esperemos que esa manía autodestructiva que siempre nos ha definido haya también desaparecido, y que sepamos vivir este nuevo ciclo que se inicia con naturalidad. Sólo así evitaremos caer en errores del pasado, y volver a épocas tenebrosas como la que propició el final de la época de Cruyff en el banquillo.

Y mientras tanto que Pep siga su camino, y a lo mejor, quien sabe, en esa trayectoria tan diferente que lo define, también rompe con otros estereotipos, y con su retorno también deje sin sentido aquel que dice que “segundas partes nunca fueron buenas”.

Bon viatge i feliç retorn, Pep. (Buen viaje y feliz regreso, Pep)


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viernes, 4 de mayo de 2012

¿Está satisfecho el madridismo?

Desde el otro lado de la barrera, y como aficionado culé, he de reconocer que estos días he evitado pasearme por los diferentes canales de televisión, a la vez que he intentado leer las menores publicaciones deportivas posibles. No creo que sea una excepción. La celebración del título blanco, me provoca sentimientos encontrados, no tanto por las imágenes de alegría del rival, sino por la imposibilidad de poderlas disfrutar en mis carnes. Eso, y los cánticos ofensivos al eterno rival, que siempre se dan en este tipo de celebraciones, seas del bando que seas, las cuales provocan cierto sentimiento de repulsa y revanchismo.

Y como el masoquismo no es una de mis adicciones, al igual que dejé de ver en su día ciertas tertulias y debates, he optado estos días por entretenerme con la lectura, otra de mis grandes pasiones. Bajar la cabeza cual avestruz, y dejar que el temporal pase ha sido mi elección. Perderme en los vericuetos del Renacimiento, y en las historias de Joan de LLafranc, protagonista de “Promet-me que seràs lliure (Prométeme que serás libre) de Jordi Molist ha sido la opción escogida.

Pero hay un no sé que escondido en mi cerebro que no me deja ausentarme del todo, y así, de forma casi clandestina, no vaya a ser que mi hijo me enganche, no he podido resistir la tentación, y en breves dosis he podido observar las celebraciones del título blanco. Y en éstas algo me ha llamado la atención.

En primer lugar, y es algo que ya vengo observando en mis amigos merengues desde hace unos días, es que el título ha sabido a poco. Normalmente estas celebraciones, dentro del buen rollo existente en un círculo de amistad, se suelen acompañar de mensajes, sms o whatsapp (mis hijos me obligan a estar a la última), con textos e imágenes de todo tipo. Algunas ofensivas, otras de carácter chistoso, que promulgan la hegemonía del campeón sobre el derrotado. Ya después de la derrota del Camp Nou, mi paciencia se fue armando para aguantar todo tipo de chanzas. Y por extraño que parezca, sólo uno de estos mensajes me llegó. Pensé que aprendiendo de años anteriores, y que posiblemente para no ser víctimas del refranero popular, según el cual “quien ríe el último ríe mejor”, los exabruptos quedaban guardados hasta la certificación del título. Y a día de hoy, he de decir que todavía espero.

A esto hay que añadir, artículos de opinión de las más conocidas firmas madridistas, que con Relaño a la cabeza, le recuerdan a Mourinho que lo hecho no tiene nada de extraordinario, y que sin ir mucho más allá en el tiempo, se pueden encontrar mejores prestaciones en otros entrenadores del equipo. La imagen del actual seleccionador español es puesta como ejemplo, y su currículum recordado. No sé si ha sido como respuesta a este mensaje periodístico, pero el portugués desde ayer no deja de recordar que esta es su séptima Liga.

Tampoco las celebraciones en Cibeles, si bien alegres y  con grandes expresiones de júbilo, me parecieron exultantes.  Recuerdo las nuestras de estos tres últimos años, con rúas que acercaron a las calles de Barcelona casi un millón de personas, y que obligaron a cerrar el estadio horas antes de la llegada del séquito de jugadores. Visto los pequeños flashes que mi indiscreción me permitió aguantar, las celebraciones del título blanco me parecieron bastante lejos de las aquí observadas estos últimos años.

Creo que el principal causante de esta retención ha sido la pérdida de la Champions. De la Décima. Ya dije en uno de mis anteriores artículos que este es uno de los principales impedimentos que tiene el Real Madrid por hacerse con tan preciado trofeo. No se trata de ganar sólo una edición de la Champions, se trata de una obsesión por la acumulación del palmarés, por ser el más grande, por ser el que más tiene. Y este hecho se refleja en todo lo que rodea al equipo merengue. O al menos yo lo veo así. Tendría que acudir ahora mismo a Google para saber las Ligas ganadas por mi equipo, no recuerdo exactamente el número (veintiuno o veintidós, creo), pero tengo clarísimo cual ha sido el número de Ligas conquistadas por nuestro máximo rival. Y es que el treinta y dos ha sido repetido de forma machacona durante estos dos días.

Las portadas de los principales diarios de Madrid, Casillas en su parlamento, y la opinión de mis más afines, no hablan casi de la Liga. Hablan de la Décima. El próximo año la conseguiremos. El próximo año será el definitivo. El próximo año….. Y así, pensando en el próximo año, en la grandeza venidera, en futuros títulos y galardones, parece que el actual ha sabido a poco.

No es muy diferente Mourinho, al que hoy le he podido leer que ya trabaja para conquistar su octava Liga. Me hace gracias ver el discurso del portugués, que independientemente del lugar en el que ejerza cuenta los títulos a partir de su persona, y no a partir del que representa. El discurso el válido allí donde vaya, y el próximo título sólo contará, según sus cálculos para aumentar su particular palmarés. Así, en mi opinión, también es difícil disfrutar de lo ocurrido.

Aquí, en Barcelona, ahora nos consolamos y nos lamemos las heridas observando los títulos de la era Guardiola y afilando las uñas para la conquista de la próxima Copa del Rey. Curioso fin, que pondrá broche de oro al ciclo de Pep en el banquillo, con la posibilidad de cerrar sus triunfos igual que empezaron: con una final de Copa ante el Atlhetic de Bilbao. ¿Cuántos títulos de Copa llevará el Barça?.. Ahora voy a Google a consultarlo…..


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