La maldición del nueve

Desde que Guardiola está en el banquillo cada uno de los portadores de este mítico número han abandonado el equipo. Será capaz Aléxis de romper con esta maldición?

Cesc Fábregas. Punto Final?

Después de tres años con noticias repetitivas sobre su contratación, parece que al final este año se dan las condiciones para su vuelta

La profecía de Van Gaal

Hace un tiempo, Van Gaal, hizo una profecía, queréis saber cual es?

Mourinho, una táctica diferente

Mourinho se caracteriza por explotar al máximo el entorno que rodea la disputa de un partdo.

Cruyff, dos inicios. Una historia.

La llegada de Cruyff al Barcelona supuso una revolución, tanto en su etapa como jugador, como en la de entrenador.

jueves, 30 de agosto de 2012

El orgullo de perder.


De un tiempo a esta parte, llevo observando que se está siendo muy magnánimo en el trato de la derrota azulgrana. En ocasiones, lo puedo entender, e incluso lo encuentro justificado. Todavía recuerdo una eliminación de la Copa del Rey ante el Sevilla, con un partido para babear en el Sánchez Pizjuan, en el que Palop, creo que realizó el mejor partido nunca visto a un portero. Fue una derrota dulce y soportable. O la eliminación ante el Chelsea de la Champions pasada, que aunque lejos de hacerme sentir orgulloso, si que, a mi juicio, se debió a una especia de conjura astral que parecía tener escrito el nombre del equipo “blue” de antemano en el palmarés de la competición.

Somos los catalanes muy proclives a la celebración de la derrota. Si incluso nuestra fiesta nacional, El Día Once de Septiembre (Diada de l'Onze de Setembre, Diada Nacional de Catalunya, o simplemente Diada). conmemoramos la caída de Barcelona en manos de las tropas borbónicas al mando del duque de Berwick durante la Guerra de Sucesión Española el 11 de septiembre de 1714, tras catorce meses de sitio.

Y ahora, en esas estamos, en definir la última pérdida cule, en forma de trofeo de SuperCopa, como una derrota con orgullo. La verdad, es que después del partido apagué el televisor. No me apetecía quedarme en el campo a ver como los blancos recogían el trofeo. No tenía ganas de escuchar los análisis post-partido y las diferentes opiniones. No necesitaba que nadie me explicara que había sucedido. Lo había visto yo mismo. Y había visto, que en una primera parte vergonzante, nuestro máximo rival nos pintó la cara. Así, tal cual, sin rodeos. Más intensidad, más fuelle, más ganas, más ansias. Atributos que nada tienen que ver con el acierto o la efectividad. Porqué si encima hubiera sido así, el varapalo que nos hubieran infringido hubiera sido de los que después sirven de excusa para editar un DVD conmemorativo.

Por eso, al día siguiente, cuando leí la prensa, los comentarios y los análisis del partido, ya más calmado, volví a indignarme, si cabe aún más que cuando estuve delante del televisor. Ante frases cómo “es la vez que más orgulloso me siento de este equipo” pronunciada por Tito Vilanova. O, “sólo llegaban mediante pelotazos” también pronunciada por el técnico blaugrana. O “nos han dicho en el vestuario que en la segunda parte hemos dado una lección de fútbol” dicha por Piqué. O “salimos fríos al partido y el Madrid lo aprovecho con balones largos” enunciada por Xavi. O “esfuerzo sin premio” o “El Madrid acabo pidiendo la hora  fueron titulares de algunos de los diarios catalanes.

¿Orgulloso del equipo?... Pues no atisbo a saber muy bien la razón de este orgullo, si me refiero al partido de ayer.. ¿Orgulloso por salir al campo de forma tan relajada que permite al contrario, nuestro máximo rival, dolido y vilipendiado hasta la extenuación estos últimos años, la posibilidad de devolvernos todas las afrentas en un solo bofetón?  ¿Orgullos por no caer vilipendiados jugando con diez?. Habrá que recordar que la expulsión de Adriano fue justa, y que el diez de la formación azulgrana se debió una vez más a es a nula intensidad de nuestro medio campo en la presión, que facilitaba cualquier pase a los delanteros blancos. Menos mal que el brasileño optó por la expulsión, ya que de no ser así, y siendo CR7, el receptor del pase, el tercer gol estaba cantado, y entonces sí que la autopista hacia la masacre estaba servida. Fue la acción más inteligente de la defensa azulgrana en la primera parte.

¿Pelotazos?. Pues yo vi otro partido, eh?. Si que es cierto, que los dos goles fueron precisamente en jugadas así descritas, pero, el resto de los minutos de pelotazos nada. Hubo presión, fuerza, intensidad y juego directo. Hubo balones en profundidad entre líneas aprovechando espacios y autopistas infinitas hacia Valdés. Hubo estrategia en la búsqueda de faltas laterales, sabiendo la precariedad azulgrana en el juego aéreo. Hubo, en definitiva, aquello que definió Rosell en su día como baño.

¿Lección de fútbol?.. Hombre, sí. En la segunda parte se mejoró. Bastante. Lo cual no era muy complicado viendo el papelón de los primeros cuarenta y cinco minutos. Sólo hacía falta salir algo más ordenaditos y con ganas de jugar el partido. Parafraseando a Xavi, sólo se necesitaba salir un poco más caliente al campo. Pero lección de fútbol no se puede catalogar una parte en la que el contrario dispuso de hasta cuatro claras ocasiones de gol, y en una de ellas Kedhira, que no se caracteriza precisamente por su endiablada rapidez y regate, fue capaz de plantarse ante Valdés después de deshacerse de seis, si seis, rivales azulgrana.

¿Fríos al campo? Pues si un clásico, en el que te juegas un título, sí, un título, te deja frío, es que algo empieza a fallar por dentro. Porqué esa sensación de frialdad fue la que provocó que la hinchada culé se pusiera a cien, y con un calentón que a mi todavía me dura.

Ahora podría decir que estamos a principio de temporada, que es una derrota para aprender, que nos servirá de lección, que es intrascendente y no nos afectará… Podría repetir todos los tópicos que también ayer leía en boca de los integrantes del equipo. Pero no puedo evitar sentirme rabioso, pensando, en que lo más destacado del partido de ayer fue que mi equipo se quedó en el campo esperando a la entrega del trofeo a los merengues. Acto muy deportivo, sí, pero es que yo la imagen que quería ver era a mi equipo recogiendo el trofeo en ese mismo feudo merengue. En ese caso si que me hubiera sentido orgulloso.


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miércoles, 29 de agosto de 2012

Una oportunidad perdida


Minuto 92 de la SuperCopa. Messi en funciones de media punta habilita a Montoya, que lanzado en carrera, tiene una autopista hacia la portería de Casillas. Treinta metros por delante. La ocasión de sentenciar. En casa, todos en pie, delante del televisor. Mi hija Marta chillando y en lo alto del sofá… Veinte metros, solo.. Diez metros… solo. Casillas cubre su palo y espera en tensión. Un disparo seco y raso al otro palo, un disparo raso y seco al otro palo…  Esa era la opción.

Y Montoya, debutante en estas lides corre, y encara la portería. Va a chutar.., quedan cinco metros… y… levanta la cabeza y…., mira si tiene compañía en su avance… Ahí me senté mientras mis hijos seguían berreando. Supe que no iba a ser gol. El disparo era su última opción. Pedía ayuda desesperadamente con esa mirada… Cinco metros, cuatro….. y sin convicción y de una manera tímida, telegrafía el tiro por el que suspiraba Casillas. No se había creído el de Viladecans, que después de lo sucedido en el encuentro, él, la última opción de Vilanova en la defensa, tuviera la oportunidad de sellar el primer título de la temporada. Y así, desde la posición de lateral derecho se finalizó un partido, marcado en sus inicios, por la baja del titular del puesto, y por la nula convicción que mostró el conjunto azulgrana en sus posibilidades, en unos primeros cuarenta y cinco minutos para olvidar.

Unos primera parte en la que los catalanes salieron al campo dando una imagen irreconocible. No sé si fue la baja de Alves y los movimientos de funciones en los laterales, no sé si fue la perenne condición de este equipo de dejar pasar oportunidades de hacer verdadero daño a su rival, que llegaba herido y con noticias de tambores de guerra en su vestuario. Lo que si sé, es que lo blancos perdieron la opción de poder humillar a un equipo ante el que se han tenido que arrodillar muchas veces estos últimos años y temporadas.

Sin tensión, sin convicción. Con unos jugadores muy separados entre ellos, con una línea de presión totalmente inexistente, y con un sinfín de fallos individuales impropios en un equipo de este nivel, el equipo merengue tenía suficiente con buscar un balón largo en busca del espacio que quedaba entre los defensa y Valdés. Y ahí, en carrera, unos parecían un ciclón, y otros daban la sensación que habían salido con un peso extra en su equipación. Pepe se convirtió en rey y asistente, y Higuaín y Cristiano en ejecutores. Menos mal, que el último jugador azulgrana se mostró lúcido y fresco de reflejos, y evitó aquello con lo que sueña la parroquia merengue desde hace ya cuatro años. Una, dos, tres…., hasta siete ocasiones tuvieron los delanteros blancos para batir al de Hospitalet, y entre la falta de puntería de unos, y el acierto de otros, el dos se hizo inamovible en el marcador.

El juego seguía su curso. Cada lucha individual se perdía, cada rebote tenía un destinatario blanco que recogía el balón perdido. Cada salto era una batalla con resultado predecible a favor de los de casa. Cada sprint una carrera perdida ya en la salida. Daban ganas de pulsar el “off” del televisor y quedar inmune de la debacle que se preveía….

Pero de la misma forma que las fieras lanzan un último zarpazo y ataque cuando se ven acorraladas, el Barça, en la figura del único jugador que por ahora se ve capacitado para ver puerta, tuvo su única opción y la aprovecho. Y de que manera!!!. Y con una mínima distancia, y a un solo gol del título los jugadores se retiraron al vestuario ante mi incredulidad. ¿Cómo puede ser que sigamos vivos?

Y con la reanudación, pareció que cada uno regreso al césped, recuperando el papel que les ha tocado jugar durante el último lustro. Unos, los locales, olvidaron o perdieron sus fuerzas en el tránsito de esos quince minutos. Y otros, los visitantes, se despojaron de esa imagen timorata, y recuperaron su principal arma, en forma de dominio y posesión. Cada jugada se convertía en una sucesión de pases, en un baile de movimientos, en un tuya-mía que identifica a este equipo. La imagen ya era la habitual con todos los integrantes del partido en el campo merengue.

Y los locales, en una apuesta arriesgada, lo basaron todo a su temido contragolpe. Un riesgo enorme, un riesgo calculado. Unos tocaban.., y hasta llegaban. Parecía que cada diez minutos iban a tener su oportunidad. Una vez Pedro, impagable en el esfuerzo, otra Jordi Alba, al que habrá que sosegar un poco en sus proyecciones al ataque.., nuevamente Pedro.. Pero esta visto, que de momento, sólo el diez azulgrana parece tocada por la clarividencia de ver los huecos entre el portero y los tres palos que protege.

Y así, entre pitos del público no se sabe muy bien si al pausado juego catalán, o a la arriesgada y conservadora táctica local, el minuto cuarenta y cinco se aproximaba. Tres minutos de descuento….. Y Messi… habilita a Motoya… y…. el Madrid levanta su ansiado título rompiendo la hegemonía azulgrana del último trienio en la competición.

Y después del subidón blanco, la espera azulgrana y los perceptivos parabienes recibidos, estoy casi seguro, que ambos equipos, llegaron al vestuario, y en su interior, todos, vencedores y vencidos, debían tener en su cabeza un pensamiento único. “Vaya oportunidad que hemos perdido”.


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martes, 28 de agosto de 2012

Gracias Mou


Algo parecido debe pasar por la cabeza de Tito Vilanova, viendo desde la barrera el esperpéntico inicio de temporada del Real Madrid, y la situación totalmente opuesta que viven los azulgranas, en estos días atípicos de competición cuando el mes de agosto todavía no ha finalizado..

Y es que en unas fechas en las que todavía estábamos, no hace tanto, disfrutando de los últimos torneos estivales, ahora, ya se llevan cumplidas dos jornadas de Liga, y con el Barça líder y a cinco puntos de su máximo rival. Una distancia que nadie con un mínimo de “seny” da por definitiva, pero, que visto como finalizó la temporada pasada, le va muy bien al nuevo cuerpo técnico azulgrana.

Uno de los principales problemas que podía tener Tito en su andadura azulgrana, es protagonizar unos inicios de campeonato semejantes a los de su antecesor en el cargo. Guardiola defendía que el equipo no solía andar muy fino en las jornadas iniciales del campeonato, y que la puesta a punto del engranaje necesitaba de un mes más para carburar de forma correcta. Y así, año tras año, una pequeña debacle se producía en las primeras jornadas ligueras, dando pié a las más variadas de las interpretaciones. La derrota ante el Numancia en el estreno de Pep como técnico, la derrota en el Camp Nou ante el Hércules o la pájara que propició el empate de la Real Sociedad la temporada pasada en un partido ya resuelto, son ejemplos claros de cada uno de esos tropiezos. Y la retahíla de críticas, sesudos análisis, y prospecciones de futuro se hacían infinitas, y la mayoría de las veces, para nuestro deleite, desacertadas.

Ahora, la situación se ha invertido, y menos mal. No quiero pensar que tendríamos que leer estos días si en un ejercicio de realidad paralela, imagino la situación totalmente al revés. Imaginemos un Barça, que empata en un mal partido en el debut liguero del hasta ahora segundo técnico azulgrana. Un Barça que hubiera perdido en Madrid su primer clásico en cuatro años. Un Barça que hubiera cuajado un primer desplazamiento decepcionante y sin apenas juego que ofrecer.

Sigamos imaginando, y pensemos que en aras de remontar un resultado, Tito y Roura, acaban ese primer desplazamiento con Messi, Aléxis, Pedro, Villa, Tello y Cuenca en la delantera, y con sólo Iniesta y Busquets prestos a servirles balones. Imaginemos que uno de los fichajes más mediáticos de los últimos años, por ejemplo Cesc, es desconvocado partido a partido, y se está intentando su traspaso al Arsenal de procedencia. Imaginemos que a un fichaje de relleno, por ejemplo Adriano, se le intenta dar puerta, argumentando que no tiene lo que hay que tener para jugar en esta Liga.

Dejemos rienda suelta a nuestro cerebro, y pongamos nuevas imágenes en él. Imaginemos a Messi,  en plena lucha por el Balón de Oro, totalmente desacertado y fuera de sí, con cero goles en su casillero en su peor inicio que se le recuerda.  Imaginemos a Tito Vilanova en sala de prensa justificándose y defendiendo su trabajo, achacando las perdidas de esos cinco puntos a errores individuales de sus jugadores, ante los que él nada puede hacer. Imaginemos que se rastrea el mercado en busca de un jugador del Liverpool como solución ante nuestros males. Imaginemos, a la vez, que el Madrid ha ganado los seis puntos disputados, CR7 es Pichichi, la SuperCopa se ha saldado con una exhibición de juego de los blancos, y el vestuario blanco es un no parar de parabienes y halagos. Imaginemos….

¿Qué horror verdad? No quiero ni pensar lo que le hubiera sucedido al ahora tranquilo entrenador azulgrana si la situación fuera la descrita. Me da hasta escalofríos visualizar ciertas tertulias y portadas ante tal número de despropósitos en tan poco tiempo. La presión sería ya asfixiante, y la situación del banquillo azulgrana sería un auténtico polvorín.

Así que, si bien es cierto, que nada ahora es determinante, y que la situación se puede revertir en breve,  este extraño inicio de curso ha sido la mejor de las recetas para asentar a un cuerpo técnico que se enfrenta a un reto descomunal. Por eso Tito y sus ayudantes deben estar agradecidos al técnico blanco y seguro que este próximo miércoles cuando se den la mano, y se disputen un título que ahora puede que ya sea más importante que hace una semana, le podrá espetar desde la tranquilidad que ahora ostenta:. Gracias Mou.


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lunes, 27 de agosto de 2012

Un triunfo con doble premio.


Dice la ciencia no escrita futbolística, que el verdadero equipo campeón es aquel capaz de imponerse a las adversidades, y que sabe sacar adelante un mal partido. Por lo tanto, y después de lo visto ayer en el Reyno de Navarra, los culés podemos estar bastante tranquilos, ya que lo que menos se esperaba del partido de ayer es que los azulgrana regresasen victoriosos de tierras navarras.

Un Barça irreconocible, y no sólo por la equipación, es el que pudimos ver evolucionar sobre el maltrecho césped pamplonica. Ya a los treinta segundos del choque, Valdés tuvo la oportunidad de redimirse de su fallo ante el Real Madrid, y evitar con una parada de reflejos el primer disparo a bocajarro de la delantera local. Esa primera jugada, en la que se pudo ver a una pareja de centrales blanda y sin cohesión, fue el preludio de la tónica posterior del partido en esa parte de la defensa. Y es que en una actuación insólita, la aportación de la dupla de Piqué y Puyol tuvo numerosas lagunas de compenetración.

Y así, no fue de extrañar que en el primer centro con sentido al área catalana, Llorente, único delantero presto al remate, consiguió un espacio entre los centrales y Jordi Alba, y adelanto a los “rojillos” en el marcador, dejando la sensación al seguidor culé de que iba a ver una película ya muy vista la pasada temporada, en la que, los azulgrana se dejaron hasta dieciocho puntos en la caseta en los desplazamientos.

Pareció que ese gol despertaba a los delanteros visitantes, hasta esos momentos desaparecidos, y Tello, con diferencia el más explosivo en la primera parte, tuvo dos oportunidades para igualar el resultado. La maldición de los postes, que persigue a este equipo, y un portero que parecía intuir los disparos azulgranas dejaron en nada esas oportunidades. Cómo en nada quedo el disparo a puerta vacía de Iniesta, que ante un mal bote del balón envió a las nubes lo que parecía un claro gol. Esa oportunidad, no sólo minó una nueva oportunidad, y casi la última de la primera parte, sino que también minó la moral y confianza del manchego, generándole tal cantidad de dudas en cada aproximación, que sus posibilidades de disparo quedaron bajo mínimos. Si a ello, además, unimos un Aléxis, digamos que desacertado, y un Messi desaparecido, no es difícil intuir que se llegara al descanso con desventaja, y con una sensación de que mucho debían cambiar las cosas en la reanudación para volver con los tres puntos a Barcelona.

Y en la reanudación no es que el partido variará en demasía. Un quiero y no puedo azulgrana y una presión asfixiante local metieron el partido en un anodino juego de choque en el que transcurrían los minutos sin apenas nada que resaltar. Y fue mediada, la segunda parte, cuando Tito ejerció de entrenador y deshizo el esquema inicial, sacando a un desacertado Cesc del campo, al cual se le ve encorsetado en su papel de centrocampista. La entrada de Pedro y la posterior de Xavi por Tello dieron empaque al equipo y subió sus prestaciones.

Aunque nada de eso hubiera sido posible si Nino, tras una arriesgada jugada de Busquets, que se planto sólo, y con todo el tiempo y espacio del mundo para batir a Valdés, hubiera estado más acertado y no hubiera malgastado lo que era la puntilla del partido. Alguien debería explicar a los jugadores blaugranas lo que es la gestión del riesgo, y la no necesidad de entablar acciones de ese tipo en según que momentos del partido. Los corazones de la afición y de su entrenador lo agradecerían. Entrenador, que por cierto, ya sabe lo que supone estar en primera línea del campo al frente de los azulgranas y ante un árbitro rigurosillo con las protestas. Una petición de falta y una mano alzada, fueron motivos suficientes para ofender al siempre engominado Muñiz Fernández, y así, estrenar su expediente de expulsiones como primer técnico del equipo.

Y a partir de aquí, el árbitro pareció cogerle gusto a ser protagonista, e incluso se hizo participe en el juego, y colaboró de forma activa en el primer gol visitante. Y así, en una pelota franca para Puñal en el corte, el colegiado obstruyó la acción del centrocampista local, y la pelota llegó franca a Messi con campo por delante. Y en una embarullada jugada, y en una posición nada clara de Aléxis en sus inicios, ele argentino, quien sino, consiguió empatar el partido. Partido empatado y Osasuna con un jugador menos, al ser expulsado el mismo Puñal, por sus protestas ante la falta arbitral recibida en el inicio de la jugada. Y si un arbitro no es capaz de entender eso, y sanciona con roja un momento de ofuscación totalmente justificado, no tiene nivel para actuar el la máxima categoría.

A partir de ahí, y en cinco minutos en los que se hizo la luz, nuevamente Messi, consiguió finalizar de forma magistral una de las pocas combinaciones en el área local, logrando un doblete, que le convierte en el único jugador en la historia de la Liga, que la inicia con dos dobletes de forma consecutiva. Y eso, que el argentino estuvo como apático todo el encuentro. Lento, andarín, impreciso en el pase y obsesionado con el caño como arte en el regate. Pero cazo dos balones, y…. certifico quien es: el mejor.

Tres puntos, que dos horas después se convirtieron en seis, ante la derrota de los blancos en Getafe, y que ponen esta Liga sólo iniciarse con el Barça al frente de la clasificación. La derrota blanca, propiciará seguro una vuelta de la SuperCopa más caliente de lo que se esperaba, ya que los de Mou, todavía en agosto ya sientes las urgencias de no haber conseguido una sola victoria en tres partidos oficiales esta temporada. Tiene el Barça, ahí, la primera ocasión de hacer verdadero daño a su máximo rival.


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jueves, 23 de agosto de 2012

El Bernabéu dictará sentencia.


En el primer clásico de la temporada, el técnico blanco, autobautizado “el único” no hace muchas semanas, parece que ha recuperado y copiado la vetusta  táctica del autobús inventada por Maguregui. Así, en una primera parte anodina por parte de los jugadores blancos, el único recurso ha sido encerrarse en su campo a la espera de un voraz contragolpe ,que aprovechando el adelanto progresivo de la última línea azulgrana les permitiera aproximarse al área de un casi inédito Valdés en los primeros cuarenta y cinco minutos.

Unos minutos en los que el Barça se ha presentado tal cual es. Juego de toque y posición para intentar sortear la infinidad de obstáculos hacia la portería de Casillas. Casi nada nuevo con respecto a estos años precedentes. Aunque es cierto, que si que se han observado algunos tics diferentes que parecen intuir alguna nueva consigna desde el banquillo.

Por un lado la posición de Xavi, más adelanta de lo que es habitual, y en muchas ocasiones ofreciéndose como el verdadero punta del equipo. Se entiende que con el egarense dentro del área se intenta aprovechar su clarividencia en el pase allí donde nadie es capaz de ejecutarlo. Por otro lado, se ha observado una mayor tendencia a intentar lanzar disparos desde fuera del área. No se si es casualidad o si es una consigna clara. Es interesante esta nueva forma de intentar acabar las jugadas de ataque, con un recurso que genera dudas a los defensas haciéndoles salir del área a tapar los posibles disparos de los delanteros rivales. Así, de esa forma se generan huecos a la espalda que pueden ser aprovechados para crear pases en profundidad. Por último, la presión. Una presión que es un sello de identidad de este equipo, pero que parece que se ha recuperado con mayor virulencia e incluso se han ganado metros en la primera línea que la ejecuta.

Con este esquema han discurrido los primeros cuarenta y cinco minutos de partido. Un Barça preciso y al toque, y un Madrid cómodo instalado en sus posiciones defensivas.

En la reanudación los locales han salido con lentitud, y en sólo diez minutos y de la única forma que podía llegar, Cristiano Ronaldo, que parece abonado a su cita con el gol contra los catalanes, y a la salida de un córner ha inaugurado el marcador en el único disparo a puerta de su equipo hasta entonces. Ha parecido activar ese gol a los azulgrana, que en menos de un minuto ha igualado el choque con un renacido Pedro en tareas goleadoras este inicio de temporada. Con la llegada de los goles el partido ha entrado en otra dimensión y se ha desordenado.

Han sido estos unos minutos de dominio blanco, que parecía ver los espacios que dejaba la defensa local. Pero cuando mejor estaban jugando los visitantes, los azulgrana han conseguido hilvanar jugadas de ataque con más facilidad que en la primera parte. Y ha sido en una de esas combinaciones cuando un claro penalti sobre Iniesta  ha permitido a Messi volver a batir a Casillas, en una cita habitual del argentino con la red blanca. El Barça había conseguido rehacerse.

Y con el fuelle de la remontada, y bajo la batuta de un inconmensurable Busquets, los locales parecían querer sentenciar al eliminatoria. Y con un Madrid tocado, Iniesta y Xavi se han encontrado en ataque y han puesto el tercer gol en el marcador. Y con un cuarto de hora por delante parecía que los azulgrana marchaban hacía una nueva gesta en el Camp Nou.

Pero ha llegado el fatídico minuto cuarenta de la segunda parte, y aquí los nombres de Casillas y Valdés han marcado el partido y la eliminatoria. Uno en positivo, evitando la sentencia del título con un paradón a bocajarro a los pies de Messi. El rival en negativo, cuando en un incompresible y repetitivo fallo en su juego de pies, ha intentado driblar a Di Maria en el área y ante la presión de éste ha perdido el esférico dejando en bandeja la resurrección blanca. Y así, un encuentro que parecía decidido se ha tornado incierto.

Y así, con mínima y tensa victoria azulgrana, con los jugadores exhaustos y las ideas agotadas se ha llegado al final de este primer clásico de la temporada. El Bernabéu dictará sentencia.




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lunes, 20 de agosto de 2012

Aquellos Gamper...


Soy de los que opina que la tan manida frase que enuncia que cualquier tempo pasado fue mejor, la mayoría de las veces no tiene razón de ser. Pero si hablamos de trofeos veraniegos en general, y del Gamper en particular, tengo que decir sin lugar a dudas que el enunciado es del todo veraz.

Y es que en mi memoria están aquellas noches de final de verano, en la que con mi padre, bajábamos de nuestro lugar habitual de veraneo, y con bocadillos quilométricos preparados por mi señora madre nos disponíamos a disfrutar de dos grandes partidos de fútbol. Y encima durante dos días consecutivos.
Era el Joan Gamper el día que veíamos a los nuevos fichajes, el día que poníamos la ilusión en ver las evoluciones del equipo para la nueva temporada, el día en el que para el culé se iniciaba de verdad el curso liguero. Era un día especial.

Recuerdo infinidad de equipos, de partidos y de jugadores. Me viene a mi memoria en debut de Maradona, en un diluvio universal, que me permitió ver en un campo impracticable, cómo sin tocar el balón en el suelo también se pueden ver grandes partidos. “El Estiarte del fútbol”, bautizó la prensa esa primera exhibición del Pelusa. Me viene a la memoria la época inglesa de nuestro equipo, con Mark Hugues y Lineker como grandes alicientes. El debut de Archibald, que venía a hacernos olvidar a un desafortunado Diego en su transito blaugrana. Y a Gatti, el ahora habitual tertuliano de ese innombrable programa nocturno. Y a este no es que lo recuerde por sus intervenciones, como no para de jactarse hoy ante las cámaras, sino por los nueves “chicharros” que tuvo que recoger en la noche más goleadora que recuerdo de nuestro torneo. De ahí le debe venir su inquina hacía todo lo que huele a blaugrana.

Recuerdo a mi padre, que con ilusión, me buscaba el mejor sitio en el campo para que pudiera disfrutar de la visita. Del olor a césped. Del campo iluninado. De los comentarios de la grada. Recuerdo el tan repetido  “aquest any si”, ante las frecuentes exhibiciones que ofrecía el equipo. Recuerdo a equipos de renombre, el Bayern, el Milan, el Inter, el Manchester, Boca, …, y un sinfín de escuadras y jugadores que desfilaban por Barcelona en los últimos estertores del verano. Recuerdo los viajes de vuelta a nuestro lugar de veraneo. Has visto papa?, Maradona es una pasada!!!.. o… Vaya bestia ese Hugues!!!.. o que exhibición de Marcos!!!... o… Era la primera vez que veíamos a los jugadores. Era la presentación de equipo.

Y ahora?... Ahora nada es lo mismo. Cada año es más descafeinado. Primero se eliminó la doble jornada y se sustituyo por un único partido. Parecía una solución acertada a la cada vez más cargada competición.  Al menos veíamos a los jugadores en un primer partido de nivel en directo, aunque ya estuviéramos acostumbrados a ellos por las diferentes retransmisiones televisivas.

Pero es que poco a poco, las estrellas dejaron de lado el torneo, y en un declive progresivo el equipo se hacía irreconocible. Todavía recuerdo la primera vez que yo fui con mi hijo, intentando repetir mis experiencias paternas. Era el debut de Ibrahimovic. Y el Barça salió al campo, y no parecía ni el Barça. Una camiseta diferente, un equipo plagado de suplentes y jugadores de filial. Y una pregunta… ¿Papa, donde está el Barça?

Y hoy, en un esperpento ya difícil de igualar, se juega el torneo, que ya no sirve ni como preludio de la competición. La Liga se inició ayer. Los jugadores estrella no estarán presentes en el campo, y lo que se presentará será un sucedáneo de partido, que nada tiene que ver con aquello que yo presenciaba de pequeño. Obviamente, escribo estas líneas desde mi lugar de veraneo. No habrá bocata de mi madre. No habrá viaje a Barcelona. No habrá ilusión. No habrá nervios por ver como evoluciona el equipo. No habrá nada. Me quedo aquí, y junto con mi padre y mi hijo veremos el partido por televisión instalados cómodamente en el sofá.

Y es que alguien debería pensar que el fútbol no es sólo negocio. Es un sentimiento. Es algo más que presenciar partidos oficiales. Es ilusión, ganas, ansiedad, nervios, gritos, bocata y refresco. Y todo esto, poco a poco va desapareciendo. Poco a poco, se van perdiendo tradiciones que han hecho grande este deporte. No todo es negocio, no todo es negocio… o si?


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domingo, 19 de agosto de 2012

La vida sigue igual.


En unas fechas atípicas de inicio de temporada, en pleno mes de Agosto, cuando los de mi edad estábamos acostumbrados a ver desenvolverse al equipo en unos torneos de pretemporada, que yo particularmente encuentro a faltar, se ha iniciado una nueva temporada liguera.

Y las sensaciones vistos estos primeros noventa minutos ante la Real Sociedad es que la vida sigue igual… o incluso mejor. Y es que de la misma forma que bauticé ahora casi un año a este equipo como el Barça de las manitas, el reencuentro del equipo con la competición ha mostrado el famoso guarismo en el marcador. Cinco goles, cada uno de ellos con significado.

El primero de Puyol, que de forma atípica se ha encargado de inaugurar la lista de goleadores de la temporada. Reaparecía el central azulgrana en el campo después de un verano riguroso de recuperación. Y cómo si de un premio se tratará, a los tres minutos de juego, un saque de esquina, le ha dado la oportunidad de poner en práctica uno de esos testarazos que tanto hemos celebrado los culés, sobre todo ante nuestro eterno rival. Buen augurio este primer tanto del curso liguero.

Y seguidamente Messi, que no ha dado tiempo a respirar a los donostiarras, que en uno de los pocos ataques que ha realizado ha sido capaz de empatar el partido. En menos tiempo del que se tarda en explicarlo, el diez azulgrana ha puesto de manifiesto que necesita poco, muy poco para mandar a la red el cuero. Y allí donde muchos necesitan tiempo y pausa, él únicamente necesita de un espacio para encañonar al portero rival. Dos goles, que han puesto ventaja en el marcador, y que daba la sensación que cerraba el partido apenas un cuarto hora después de que el árbitro le diera inicio.

Y así, instalados en la comodidad del marcador y en un rondo gigante, con un Tello que ha sido determinante en banda, y que ha puesto en jaque al su lateral cada vez que encaraba, cada ataque azulgrana parecía el preludio de un nuevo gol. Y ha sido Pedro, a centro del ex de la Damm, el que ha conseguido el cuarto gol, cerrando así el marcador de la primera parte, y dejando la segunda parte como un trámite que había que disputar porqué así lo marca el reglamento.

Y así ha sido. Juego anodino, lento y con muchas pausas. Regulación de fuerzas y de efectivos, y reaparición de Villa. Y nuevamente parecía que el día se mostraba proclive a agasajar a aquellos jugadores que han pasado por problemas estos últimos meses.  Y en apenas cinco minutos, el asturiano ha conseguido su particular trofeo, y ha cerrado la manita de goles de este primer partido de la temporada. Nuevamente aquel MVP que nos hizo grandes hace sólo una temporada, marcaba sus siglas en la firma de goleadores de un partido. La última vez fue en la mítica final de Wembley que nos dio nuestra cuarta Champions. Otro buen augurio.

Y para redondear la jornada, y en una de esas sorpresas que se acostumbrar a dar en los pasos iniciales de una temporada, el Real Madrid no conseguía hacerse con la victoria en su feudo ante el Valencia, con lo que los azulgrana inician el año liguero con una mínima ventaja, que sabe a gloria después de un verano escuchando las virtudes del equipo blanco, y algo de menosprecio hacia unos jugadores que apenas han fallado en cuatro años, y que costará mucho, pero mucho igualar. Y es que no puedo resistirme a valorar en estas líneas el trato de magnificencia que se le están dado a los dos, y he dicho dos, títulos de Mourinho en el banquillo blanco. Sino me fallan las cuentas, creo que estamos hablando de un diez a dos en cuanto a número de entorchados en estos dos últimos años a favor de los cules. Y aún así, parece que sean los jugadores azulgrana los que tienen algo que demostrar.

Ahora, un nuevo episodio de este duelo tan apasionante entre cules y merengues se empieza a preparar. Un duelo que viene con mucha menos tensión que la pasada temporada. Pero que nadie dude, que una vez puesto el balón en juego, los dos partidos que marcan el primer trofeo del año se convertirán en trascendentes. Trascendentes para los equipos, ambos con ganas de demostrar su supremacía sobre el máximo rival, y trascendentes para sus máximas estrellas, involucradas en un debate por un Balòn de Oro, que muchos ya han otorgado al siete blanco, olvidando que las prestaciones de un Messi fresco en este inicio de temporada pueden maravillar a los verdaderos votantes.

Pero antes, mañana, se disputa un Gamper, con el aliciente de poder ver en acción al nuevo fichaje azulgrana, Song. Qué poquito para un torneo que no hace mucho representaba la ilusión de toda una afición en sus vacaciones estivales. Pero esa es otra historia que mañana explicaré.


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miércoles, 8 de agosto de 2012

Señales de humo

En las míticas películas del Fart West nos hemos acostumbrado a ver una imagen típica en forma de señales de humo. Y es que no faltaba la escena del indio autóctono elevando la negra columna, avisando de cualquier emergencia o incidencia. Hoy, en Goteborg, puede que sea el momento de lanzar un pequeño mensaje de alerta

Y es que no pensaba  que el aburrimiento fuera posible viendo a estos jugadores en un campo. Pero hoy, y muy a mi pesar, tengo que decir que el sopor me ha acompañado en casi la totalidad del transcurrir del partido. Puede ser, que como hoy mismo ha dicho Larsson no tenga ni idea de fútbol, pero la sucesión anodina de pases y la falta de profundidad en el juego, han dado como resultado un empate a cero, en un guarismo raro de ver en un partido de pretemporada.

Y el aburrimiento no ha venido dado por la falta de goles. Encuentros de gran intensidad he visto en otras ocasiones, y ya sea por falta de acierto de los delanteros, o por buenas intervenciones de los guardametas, el marcador ha quedado virgen. Lo exasperante en esta ocasión, era ver la incapacidad de la tripleta azulgrana de generar cualquier  tipo de peligro, sobre todo después de ver como Messi era esta vez sí, reservado, en la segunda parte del partido.

Y es que si para algo ha servido este último partido azulgrana, es para abrir el debate de la falta de gol de una delantera, que sin el argentino parece que no ve puerta con facilidad. En una primera parte con más ritmo que en la reanudación Tello ha dispuesto de las mejores oportunidades para batir a De Gea. Se aprovechaba el extremo azulgrana, de que su lateral, Valencia, se sentía atraído por la presencia de Messi en el centro del ataque, y quedando libre de marca, encontraba pasillos hacia la portería rival. Pero una vez más, como ya sucedió en partidos de la pasada temporada, el canterano ha demostrado que las luces que le brillan en otras artes del juego, se apagan un poco cuando encara hacía el marco.

Del resto de delanteros, casi no hay nada a reseñar. Un Aléxis muy espeso, y me atrevería a decir que hasta algo patoso, no ha podido apenas generar juego, y a la vez, ha malogrado la única ocasión clara de gol del segundo tiempo. Affelay cada día parece empeñado en demostrar que su sitio no está en este equipo, y que un integrante de la vanguardia azulgrana necesita algo más de lo que puede aportar el holandés. Y Pedro, que sigue buscando ese punto de habilidad y frescura que le hizo famoso, parece cada vez más ansioso en su juego y en sus evoluciones.

Tampoco hay que cebarse en demasía con el juego que ha presentado el equipo. Pero si que lo que se ha visto debe hacer recapacitar, y hacer ver que este juego de posesión que nos define sólo es viable con una mayor velocidad en la circulación de balón. Johan Cruyff, precursor y principal artífice de esta filosofía de juego, proclamaba que en este sistema el juego a un toque resultaba fantástico. A dos, era bueno. Y a tres, resultaba lento y lamentable. Y hoy, en el césped de estadio de Goteborg, me he cansado de contar acciones a cuatro, cinco o más toques, con lo que era muy complicado poder sorprender a la bien ordenada defensa inglesa, que si de algo adolece es de velocidad, pero de lo que si puede presumir es de saber estar contundencia en la marca.

Estamos en pretemporada, y un partido malo, y a ritmo bajo entra dentro de los parámetros de un equipo con una masa importante de trabajo en las piernas. Parece, salvo excepciones que los jugadores no tienen todavía frescura, y que actúan en muchas de las veces con precaución al ralentí.

No sabría destacar hoy muchas cosas positivas. Únicamente la aportación de Alves, que parece que no necesita de periodos de descanso. La novedad de Messi como conductor de juego cuando Xavi no se encuentra en el campo. El debut de Jordi Alba, que se ha mostrado muy incisivo en la banda izquierda, y al que únicamente le ha fallado el pase atrás desde la línea de fondo. Y las paradas de Pinto, que a medida que pasan lo años parece más seguro en el marco, y se le ve disfrutar con los minutos de los que dispone. Será cuestión de plantear este año un cambio en la portería en los últimos minutos de una eliminatoria abocada al lanzamiento de los once metros. Está impresionante el gallego en este lance del juego. Para e intimida, con lo que hace dudar al lanzador y consigue un índice de acierto fuera de lo normal.

Tampoco ahora debemos echarnos las manos a la cabeza ni temer por la temporada. Y así como la realidad del partido de Tánger parecía prometer un equipo excelso, y hoy en Suecia hayamos caído en una pequeña decepción, probablemente el nivel del equipo este en un término medio, y con todas las piezas afinadas nos devuelva la vivaz imagen que nos tiene acostumbrados. 

Eso sí, que no se nos resfrié el 10, y que a su vez, Villa se vaya recuperando. La competición oficial está a la vuelta de la esquina, y bien le irá a Tito Vilanova empezarla con buen pie. Sino, las señales de humo que hoy se han vislumbrado pueden pasar a convertirse en tambores de guerra.


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domingo, 5 de agosto de 2012

Mi reino…… por un Balón de Oro.


“Mi reino por un caballo” es una frase que resume el final de la vida del rey inglés Ricardo III, muerto en la batalla de Bosworth el 22 de Agosto de 1495, a la temprana edad de 32 años.
Es cierto que el paso de los años habrá adornado el episodio y lo habrá aderezado de especias de todo tipo para enriquecer, ensalzar y conservar el guiso de lo que allí se cocinó. Pero de hecho no fue un cualquiera, sino el propio Shakespeare, quien inmortalizó el suceso, poniendo al fuego la olla de la importante enseñanza que nos ha quedado de aquella muerte.
Aquella mañana, el rey Ricardo se preparaba para la batalla más importante de su vida, acosado por el ejercito de Enrique Tudor, Conde de Richmond, y pretendiente a la corona de Inglaterra. Ricardo ambicionaba, antes que nada, conservar la corona.
Ansioso, o quizás nervioso, en todo caso soberbio, Ricardo mandó enfurecido a un sirviente a comprobar si su caballo favorito estaba listo para la batalla. El sirviente, asustado, urgió al herrero que preparaba al équido, ante el avance de las tropas del conde de Bosworth. Con una barra de hierro el pobre herrero moldeó con premura las cuatro herraduras que se apresuró a clavar en  los cascos del caballo. Pero al llegar a la cuarta pata advirtió que le faltaba un clavo para completar la tarea. Ante lo urgente de la situación, arreglo el asunto como pudo, para salir airoso de la cólera real, y entregó el caballo, si bien la última herradura no quedó tan firme como debiera.
Tras el choque de los ejércitos y estando el rey en lo más duro de la batalla, observó que sus soldados retrocedían ante el empuje de los contrarios. Espoleó por ello a su caballo y se lanzó a cruzar el campo de batalla para arengar e infundir valor  a los suyos.
Fue en ese momento cuando su caballo perdió la herradura mal fijada, tropezó, e hizo caer al rey a tierra. Asustado, el caballo se alejó del Rey, que quedó a merced de los enemigos mientras sus soldados daban media vuelta y se alejaban presos del pánico.
Es entonces cuando Ricardo, blandiendo asustado su espada, gritó: ¡Un caballo! ¡Mi reino por un caballo!
Seis siglos después, un clan portugués, comandado por Mourinho y su pupilo Cristiano Ronaldo, parecen ansiosos, y tal vez soberbios a la hora de reclamar el más preciado galardón que a un futbolista se le puede conceder: el Balón de Oro.
Es la primera vez que yo recuerde en la historia de este premio, que un jugador reclama para sí tal galardón. Es la primera vez, que yo recuerde en la historia de este premio, que un entrenador toma partido de forma tan clara hacía uno de sus pupilos. En una imagen no muy diferente al desafortunado rey inglés, veo a Ronaldo arrodillado en el suelo, y con gesto desesperado gritar a pleno pulmón: “El Balón de Oro, mi reino por un Balón de Oro”.
Y las razones que se dan para ello es la consecución del último título de Liga. Según él la mejor Liga que jamás se haya jugado. Aducen, técnico y jugador que en los méritos para ser claro merecedor del trofeo, poco tiene que ver la calidad individual y si los títulos colectivos. Argumento, que en ese caso haría favoritos a otros compañeros de su mismo equipo, ya sean Casillas, Sergio Ramos, Xabi Alonso o Arbeloa, que han sumado a ese título liguero el no menos despreciable campeonato de Europa de selecciones, dejando en la cuneta a la selección que el propio siete madridista capitaneaba. ¿No son entonces más justos ganadores esos cuatro jugadores que no nombra Mourinho?
Pero la máxima preocupación de ambos no es ninguno de ellos. Lo es Messi: que siguiendo la simbología de este artículo, y con los papeles cambiados, parece ser el rey al que se desea destronar en la batalla. Un Messi, que superó en el pasado ejercicio el récord de goles conseguidos en una temporada por un jugador. Un Messi, que a nivel colectivo se hizo con cuatro títulos, que puestos en una balanza bien se podrían equiparar al único título blanco. Un Messi, que año a año, demuestra un crecimiento imparable y que presenta una calidad futbolística muy por encima de cualquier coetáneo. En definitiva, un Messi, que parece destinado a seguir reinando, por mucho que Ronaldo y su mentor, se hayan precipitado y lanzado a la batalla cuatro meses antes de lo previsto sin tomar en realizar todos los preparativos necesarios.
O mucho me equivoco, o el próximo mes de enero, el genio argentino volverá a subir los escalones para recoger su cuarto trofeo consecutivo, en un hito no conseguido nunca hasta ahora. Y mucho me temo, que la imagen de Ronaldo ese día se asemejará mucho a la que presentó el funesto rey inglés a los pies de su rival. Y de la misma forma que aquel no encontró caballo para, el aspirante a rey tampoco se verá recompensado con el ansiado Balón. Y así ambos, uno sin caballo, y otro sin Balón acabaran en idéntico final: la perdida del reino que uno deseaba conservar, y la que el otro desea conseguir.


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sábado, 4 de agosto de 2012

Buenas sensaciones


Se ha impuesto el Barça en el trofeo Ciudad  de Paris, después de empatar a dos la disputa de los noventa minutos reglamentarios, y decidir de forma impecable el triunfo desde los once metros. Ha sido el tercer partido de la pretemporada azulgrana un claro ejemplo de lo que nos va a deparar este equipo a lo largo del año.

Un equipo, que con Tito Vilanova al frente, demuestra que las novedades tácticas son las mínimas y que  conservará todo aquello que lo ha hecho grande. Presión en zona de ataque, y buen trato y combinación del balón son las virtudes que ha mostrado hoy el fosforescente equipo catalán, que ha lucido en el Parque de los Príncipes su segunda  equpaciòn,  como novedad más destacada en este periodo estival, ante la falta de fichajes que mostrar.

El partido ha mostrado dos partes claramente diferenciadas. Una primera con más ritmo y velocidad el balón, atendiendo a la mejor forma física del once que se presentaba. Y una segunda, que aunque teniendo el noventa por ciento de los seguros titulares en el campo, se ha caracterizado por jugarse al tran-tran. Todavía, los Xavi, Cesc,  Iniesta, Pedro o Piqué no muestran el tono físico propicio para la disputa de un partido de este nivel.

Atendiendo a estos condicionantes son varias las lecturas del partido en todas sus líneas. En defensa, queda claro de momento, que la disputa de los puestos de central tiene un titular indiscutible en la figura de Mascherano. Velocidad, anticipación, contundencia, pase en corto o en largo ha sido el repertorio mostrado por el catorce azulgrana. Difícil lo van a tener Puyol y Piqué para reditar su dupla en el centro de la zaga. Y a la espera, Bartra, que en los minutos disputados ha mostrado sus virtudes y defectos. Virtudes que hablan de velocidad y facilidad en la salida del balón. Y defectos, que se han visto en esa falta de contundencia en la marca del empate de los parisinos, en una mala marca al hombre. Parece que nuevamente el juego por alto va a ser este año el talón de Aquiles de la defensa azulgrana.

En el centro del campo, un descubrimiento, o mejor dicho una reivindicación; Sergi Roberto. Si alguien guardaba en alguna caja fuerte cuarenta millones de euros destinados al fichaje de Javi Martínez, ya puede ir pensando en ellos para darles otro destino. Y es que el canterano ha mostrado unas maneras que dejan pequeñas las prestaciones del navarro. Qué más se puede pedir a un centrocampista que pase, contundencia en el corte, recorrido  y profundidad. Este chaval esta llamado a mandar dentro de poco en esa zona del campo. Una zona, que en esos primeros cuarenta y cinco minutos ha visto aparecer a Messi con frecuencia, ofreciéndose en apoyo en la salida del balón y asistiendo a los dos puntas del equipo. Parece que el argentino consciente de que ante la ausencia de Xavi en esa zona, su responsabilidad aumenta en el juego. Puede que en estos fogonazos estemos viendo la posible ubicación del rosarino, cuando con el paso de los años, su velocidad mengüé, y deba explotar sus virtudes en otras zonas del terreno. Tal vez el relevo de Xavi esté en la figura más insospechada.

Y en la delantera, apenas hay cambios. Si alguien tenía dudas del trato que Tito le iba a dar a Messi esta temporada, y si con el cambio de entrenador  la dosificación del argentino podría ser una de las aportaciones del nuevo “mister”, hoy hemos tenido la prueba que la historia continuará de la misma forma que acabo la pasada temporada, y así, Leo ha sido el único jugador en disputar la totalidad del partido. Los otros integrantes de esa línea de vanguardia no han estado hoy del todo brillantes, aunque se vislumbra una necesidad de entendimiento entre Aléxis y el diez azulgrana. Seguro que el equipo saldrá ganando si estos dos jugadores se encuentran con asiduidad en el campo. Siguen a su vez los jugadores obviando el disparo lejano como un recurso para marcar. Sólo la aparición de Cesc en vanguardia ha mostrado este arte.

Está siendo positiva esta pretemporada azulgrana. Una pretemporada sin giras, sin equipos estrambóticos y con buenas dosis de entrenamientos puros. Una pretemporada con partidos de verdad, ante jugadores conocidos y con horarios reconocibles. Una pretemporada que espera el próximo miércoles con otro partidazo, y una nueva piedra de toque que permita confirmar todo lo que de momento muestra el equipo en positivo.  Y si de paso los pequeños defectos que parecen perennes se van mejorando, podemos estar tranquilos ante las prestaciones que veremos esta temporada. Qué poco falta para que empiece lo bueno!!


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