Soy gestor de proyectos informáticos. Entre mis tareas, una de las más
importantes, es asegurar que los proyectos de los que me responsabilizo lleguen
a buen puerto. El objetivo es doble, y por un lado, se espera que el sistema
desarrollado funcione de forma a los requerimientos pronunciados por el
cliente, y por otro, asegurarme que éste es beneficioso para la empresa, de
forma que el coste de la producción del software, deje margen suficiente
respecto al precio pactado.
Para ello, cuento con equipos de analistas, programadores, gestores de
contenidos y perfiles varios. Y en mi carrera profesional he conocido excelentes
profesionales, y otros, porqué no decirlos no tan buenos. Y mi misión es también
identificar a cada uno de ellos y asignarles las tareas según su nivel de
capacidad. Así, al neófito o principiante, o al que digamos que le cuesta, intento que desarrolle trabajos más mecánicos y sin grandes dosis de
complejidad. Y a los expertos y mejores les guardo las tareas de más
responsabilidad y dificultad.
Dentro de estos expertos, a veces te encuentras con el auténtico crack, con
el mejor. Aquel que es capaz de desarrollar sin errores, que no necesita
supervisión y que te garantiza un software fiable al cien por cien. A este, no
hay ni que decirlo, le cae aquello que parece imposible de resolver. El
algoritmo más complicado, la funcionalidad más utilizada, la resolución más compleja.
Y si bien es cierto que la teoría dice que a todos los he de tratar por
igual, la práctica no dicta lo mismo. Así, a los primeros, aquellos que
requieren supervisión, les estoy encima, les sigo de cerca y miro que cumplan
las tareas según mi planteamiento inicial. A los expertos les dejo hacer y
marco puntos de control intermedios. Y la crack?. Al crack, la verdad, es que
le dejo ir a su aire. Sé que en el día y la hora convenidos, y sinó antes, el
software estará listo y a pleno rendimiento. Sin fallos, con una ejecución rápida
y eficaz.
Y todos somos conscientes de ese rol. Todos hemos identificado al crack, y
todos, buenos y menos buenos, asumimos ese trato diferencial La razón es
obvia. Un buen proyecto nos beneficia a todos, y por lo tanto, el objetivo común
se cumple asumiendo cada uno el papel que le toca representar.
Pues no muy lejos de esta concepción se encuentra un equipo de fútbol, y
entre ellos el Barça. Cada uno sabe
su papel, cada uno conoce cual es su jerarquía en el equipo, y nadie discute
según que tratos de favor para según quien.
Llevo estos días leyendo múltiples opiniones respecto a la discusión ente Messi y Villa. Estoy convencido que aunque la mayoría se hacen desde la
mala leche de intentar descentrar y descalificar de por sí, otras lo hacen
desde una opinión crítica que no ven “elegante” un tipo de reacción así en el
campo. Creo que tanto unos como otros, o no han jugado a fútbol, o no lo han
hecho de forma más o menos seria. “Dala a la primera” es una frase muy, pero
que muy suave. De las más que se pueden oír en un terreno de juego. No me
gustaría reproducir aquí algunas de los que yo me he tenido que oír, por no
llegar a tapar un centro, o por llegar tarde a una anticipación. Podría también
aquí dejar un sinfín de reniegos e insultos dichos por mí hacia algún compañero
y amigo íntimo, por no darme una bola en profundidad después de correr más de
sesenta metros. Y me tengo por una persona educada, eh?
Otro de los puntos que se critica al argentino es su individualidad y su egoísmo
en la concepción del juego. Y sí, es cierto, acapara todo para él. Acapara los
pases de sus compañeros, acapara la atención de los defensas. Pero es que Messi es el mejor, y con mucha, mucha
diferencia respecto al resto. ¿O acaso pensamos que el mejor ha de intervenir
de forma esporádica en el partido? El mejor ha de estar siempre presente. Ha de
tocar el balón más que nadie, ha de intervenir en casi todas las jugadas de
ataque, ha de tirar las faltas, y ha de concentrar las miradas de todos los que
le rodean. Y sí, al mejor se le han de dar caprichos y consentirle más cosas
que a los demás.
Porqué esos otros, de los que se dice que eclipsa, y que han bajado
prestaciones desde que llegaron al Barça,
llegaron a este equipo casi huérfanos de palmares y sin casi currículum que
escribir. Y ahora, en pocos años, su hoja de servicios ha aumentado de tal
forma, que únicamente les queda dar las gracias y reconocer la supremacía del
genio.
Saben que su objetivo no es destacar. Saben que su objetivo es cumplir y
hacer que las tareas del que verdaderamente decidel sean lo más fáciles
posibles. Y si él la pide a la primera, pues… a la próxima, se la doy a la
primera. Si la pide al pié, pues al pié, y si la pide en largo, allá que se la
lanzo. Eso sí, el resultado sólo se conseguirá si ese ser diferente marca la
diferencia Y si Messi, y mi mejor programador hacen bien su tarea, Tito y sus compañeros seguirán sumando
títulos en su palmares Y yo continuaré presentando proyectos de forma exitosa. Y también ambos saben que el día que sus prestaciones disminuyen también lo harán sus privilegios.
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