En una semana en la que se ha hecho pública la primera charla de Pep, parece que sus jugadores hayan
recordado al leerla los principios básicos de la misma. Unos principios que
hablan de identidad, de implicación y de compromiso. Unos principios que se
basan en una concepción fácil de lo que debe significar un buen partido de fútbol,
que se reflejan en la última frase de la ahora ya, tan famosa disertación. “Cuando tengamos la pelota no hay que
perderla, cuando la perdamos, hay que correr para recuperarla. Eso es todo básicamente”.
Y a esos se aplicaron en su último partido de Champions los jugadores azulgrana. Todavía recuerdo el impacto que
me produjo ver las primeras evoluciones de aquel equipo, que hace ahora más de
cuatro años empezaba a formar Guardiola.
Una sinfonía de pases, de desmarques, de paredes. Una presión asfixiante que minimizaba
espacios y que reducía las posibilidades de combinación de los rivales a la mínima
expresión. Unos inicios de partidos demoledores que finiquitaban los encuentros
convirtiendo en muchas ocasiones las segundas partes en meros trámites que había
que cumplir.
Ante el Spartak, en una hora
intempestiva e inusual de partido de Champions,
con jugadores enfundados en maillots y guantes, y con un césped artificial al
que dicen cuesta acostumbrarse, los de Tito
Vilanova, ejecutaron los mejores cuarenta y cinco minutos de esta
temporada. Cuarenta y cinco minutos llenos de detalles para enmarcar. No sólo
los goles, tres para ser exactos merecen ser destacados. Sólo había que
sentarse y mirar. Mirar las paredes y los triángulos, cuadrados y rombos que se
formaban delante del balón. Mirar los regates preciosistas de Iniesta, que se marcó un baile digno
del mejor ballet ruso en uno de las esquinas del campo. Desmarques al espacio
de Pedro y Messi que interpretaban a la perfección el desequilibrio generado
en la línea defensiva local. La presencia de Busquets, la jerarquía de Piqué,
el mando de Xavi. Todo ayer parecía
volver a estar en un orden ya establecido hace tiempo, y que hasta este último partido parecía haber
quedado olvidado en algún rincón de la memoria de este equipo.
Una primera parte sin apenas interrupciones dejaron gol de Alves a parte, dos nuevas muesca en ese
revolver imaginario que parece llevar el diez azulgrana. Dos nuevas muescas,
que suman ya ochenta, y que le encaminan hacía el título del “mejor goleador de la
historia”. Ciento tres años se han necesitado para igualar un registro de
veinte y cinco goles en manos del hasta ayer desconocido Woodward, que recuperado del cajón de los recuerdos estos días por
la prensa catalana, sabemos que se estableció en 1909. Menos hace, que el “Torpedo
Müller”, estableció el suyo, y ahora éste debe estar contando los días
y partidos que le quedan de reinado. También Van Nistelrooy fue ayer alcanzado como segundo goleador de la
historia de la competición. Sólo Raúl
resiste ahora los números de Messi,
pero nadie duda ya que a su reinado le queda poco más de un año. ¿Alguien da más?
Y finalizado el primer acto, casi podríamos habernos levantado y apagar el
televisor. Ya que a sabiendas del exigente diciembre que viene, el once
azulgrana bajo sus revoluciones y estableció otro patrón de partido. Un patrón
que habla de solidez, de sobriedad, de posesión infinita del esférico. Un once
que dejó pasar los minutos sin apenas sobresaltos, y que consiguió dormir el
encuentro en un insulso paso de minutos hasta su final. Un final con la portería
a cero, que pareció recuperar esa seguridad defensiva perdida hasta la fecha
con la presencia de Piqué, pero que
a decir verdad, todavía le quedan mecanismos que recuperar sino quiere sufrir más
de la cuenta. El poco acierto de los jugadores rusos fue tan determinante en
ese cero como las buenas prestaciones del cuarteto defensivo titular.
Un once que presentó la ausencia de Villa,
sacrificado por esa alternancia en esos puestos entre delantera y centro del
campo que se está dando entre Iniesta
y Cesc. Un once con Pedro, que interpreta como nadie el
sentido de la frase con la que Pep
acabó su discurso y que corre, corre y corre para poder servir nuevamente el
balón a Xavi o a Busquets. Un once con Alves, que necesita ofrecer más minutos
de calidad sino quiere verse relegado al banquillo por la nueva generación que
ya aprieta, y a la que Tito mostró
en los últimos minutos del choque, dando entrada a Deulofeu y Montoya, y que enseña partido a partido
un fondo de armario tan amplio, que no hace temer por la continuidad de esta
historia, que ojala se torne interminable.
Un equipo, que por sexta temporada consecutiva acaba líder de su grupo, y
que ya espera el sorteo de octavos con la esperanza de empezar a recorrer un
largo camino que nos vuelva a llevar a Wembley,
y escribir así la tercera parte de un idilio casi mágico entre un estadio y una
historia coloreada en azul y grana. Un equipo que gestionado ahora por Tito, pareció recordar ayer las
palabras de su anterior técnico, y que al menos a mi por primera vez esta
temporada me hizo volver a disfrutar de un fútbol que creí que ya no volvería a
presenciar.
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https://twitter.com/jcarrasquet
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5 comentarios:
¿Creen que Guardiola imprimiria ese sello y estilo al próximo equipo que dirija? Yo estoy seguro de que si pero... en un hipotético enfrentamiento contra el barça,
¿trataria de mantener el mismo estilo? ¿Variaria algo sus plantamientos? ¿Le disputaria el balón y la poseción?¿¿Cual seria su plan antimessi? Espero que pronto nos saque de duda y que ese partido se dé, seria interesantísimo ver sus planteamientos. Seguro que el planeta futbolístico estaria pendiente de todos los detalles.
Entiendo que la concepción del fútbol de Guardiola es la que es y la que nos mostró. Ya como jugador imprimía en el campo su sello personal. Por tanto, entiendo que intentará que el balón sea siempre el protagonista en sus planteamientos. Otra cosa es que tenga y disponga de los mimbres necesarios para llevarlo a la práctica de la forma abusiva que lo hace el Barcelona. Aunque tampoco hay que descartarlo. Jugadores como Puyol o Abidal que al principio sufrieron con este tipo de juego supieron adaptarse a él y crecer como futbolistas.
Será interesante ver a Pep en otro equipo. Así también quedará resuelta la segunda parte de la ecuación que decía que Guardiola y Messi se retroalimentaban. Uno, el argentino, ha demostrado que sigue creciendo. Ahora le queda a Guardiola demostrar que puede hacer sin un genio en su plantilla.
Seguro que tal como dices el mundo del fútbol estará muy atento a este desafío. Y más de uno estará rezando para que fracase.
Un saludo.
hola a todos,
siento diferir contigo JC, durante el primer tiempo vi muchas perdidas de balon en el area del spartak y una rapida trancision hacia la meta de valdes causada por un equipo -el barca- roto en su mediocampo, yo no recuerdo que con guardiola un rival corriera 50 mts con el balon sin nadie que lo presionara para luego decir que fue un partido perfecto, hubo errores y muchos en este 0-3.
Sería interesantísimo ver a Guardiola en otro equipo. Yo estoy seguro de que volverá a entrenar y sea en el equipo que sea intentará imprimir su sello personal. El futuro equipo de Guardiola jugará como el Barça, al menos practicará el mismo estilo. Otra cosa es que juegue a su mismo nivel, porque: ¿Quién hará de Messi?¿Y de Xavi? ¿Y de Iniesta?. Si el Barça y, entiendo que cualquier futuro equipo de Guardiola, basan su juego en la posesión...quien gane la posesión estará en mejores condiciones para vencer. Y entonces surge la gran duda:¿cómo se comportará el equipo que pierda la posesión sino está acostumbrado a eso? O a lo mejor es todo más sencillo y el partido es un toma y daca constante. Sería increíble poder ver ese partido.
Saludos.
Me estaba refiriendo a un hipotético partido entre el Barcelona y el fututo equipo de Guardiola. Es que estaba redactado como el culo...
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