El coro es un ejercicio
colectivo que históricamente nace en el momento en el que un grupo de personas
se ponen a cantar juntas bajo unas mismas directrices marcadas por ellas mismos
o por la personalidad de un director. Está formado por diferentes tipos
de voces, agrupadas en cuerdas. Cada cuerda agrupa las voces en función del
registro o tesitura de cada
una. Y todas ellas al unísono interpretan obras escritas para el
lucimiento de todas y cada una de ellas; las sinfonías corales.
Pues bien, viendo el último de
los partidos azulgranas, no encuentro mejor metáfora que esta para explicar lo
que se mostró en el césped de la Rosaleda. Once jugadores interpretando
conjuntamente una pieza conocida hace ya tiempo, llevaron el juego a un nivel
de excelencia, en el que cada uno, en su registro brillo con luz propia.
Es difícil destacar si el mejor
fue Messi, cual soprano, está habituado interpretar la melodía principal, y que cómo
suele ser habitual participó en todas las jugadas transcendentes del partido. O
lo fue Iniesta, que podría
interpretarse como el tenor de la
sinfonía, ejecutando cabriolas y excelsos movimientos que le sitúan en la parte
central del grupo. O Xavi, que cual contratenor se complementa de forma
perfecta con el manchego. O el barítono,
Busquets, que con ese registro medio
entre la practicidad y el virtuosismo se perfila como el medio centro perfecto.
O Tito Vilanova, que cual director
de la orquesta ha llevado al grupo a un nivel rallando la excelencia, superando
a día de hoy las prestaciones de su antecesor, el cual dejó un recuerdo que
parecía más una losa que un legado.
Cada jugador, cada técnico
forma parte de un todo, y el resultado final muestra en el terreno de juego una
obra en la que no sólo importa el resultado final, si no que recoge multitud de
detalles que dejan la finalización en gol como un detalle más, destinado a
culminar una gran obra. Ahora una ruleta, ahora un regate impensable, ahora un
rondo infinito, dan al partido una visión global, que va mucho más allá de un
simple ir en busca de la portería contraria. Y ante ello, el espectador
disfruta, y mantiene la atención en cualquier fase del campo y del partido. Ilustrativa
es la frase del central argentino Demichellis
al concluir el choque, en la que en el mayor elogio que pueda hacer un
contrario reconoció que tuvo ganas, en momentos puntuales de la segunda parte,
de pararse y ponerse a aplaudir.
Este es el Barça actual. Un conjunto que finalizada la primera vuelta del
campeonato, muestra unos números casi perfectos, y que con toda una vuelta por
delante, casi puede empezar a guardar sitio en el Museo del club, a un título
liguero más. Una primera vuelta de récord, de puntos y de goles. Una primera
vuelta que ha mostrado un equipo, con un concepto futbolístico, que hoy por hoy
queda muy lejos de alcanzar por sus rivales.
Un equipo, que empezó el
campeonato con dudas. Eran los meses de septiembre y octubre, y los puntos
conseguidos superaban al juego exhibido. No parecían encontrar los jugadores su
lugar en el campo. La presión parecía llegar tarde, y la defensa sufría más de
lo acostumbrado. Las bajas de Piqué
y Puyol, la baja forma de Alves, y las locas subidas de Alba propiciaban un continuo vivir al
borde de un ataque de nervios, que llegó incluso a poner en jaque la confianza
y seguridad de Valdes. Ahora, unos
meses más tarde, parece sacrílego pensar mal de este cuarteto (sexteto si
sumamos a Mascherano y Adriano), que puesto ya en forma se muestra casi
infranqueable.
Fueron meses, en los que la
puntería de Messi alcanzó grados
sublimes llevándole a cerrar el año con los mejores registros nunca vistos.
Meses en los que, pese a los resultados conseguidos los debates comparativos
entre este y aquel otro Barça se
repetían tras cada actuación. En definitiva, meses de transición y puesta a
punto, que culminaron es ese último partido ante el Málaga, con la interpretación
de la mejor versión de un conjunto que está haciendo historia.
Y si además, a todo ello
añadimos, que nuestro máximo rival, el Real
Madrid, acaba este periodo competitivo a unos abismales dieciocho puntos de
diferencia, podemos concluir que a día de hoy, aficionados y seguidores
azulgrana estamos viviendo una temporada idílica, en la que, finalizados los partidos, miramos el calendario para ver cual es la siguiente cita del equipo, y
hacer un hueco en nuestra agenda, marcando en rojo esas dos horas como un
acontecimiento al que no podemos faltar.
Ahora el reto siguiente, se
llama Copa del Rey, y en un mes de
enero muy exigente, en el que, los azulgrana acostumbran a desfondarse. Un mes
que puede llevar a una semifinal de Copa ante los blancos y Mourinho. Pero ese es otro capítulo de
esta historia, y una obra con diferente guión. Veremos cual será el resultado.
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4 comentarios:
Solamente he conocido un Coro igual en terrenos diferentes. Solo hombres. El Coro Easo, de Donosti.
Donde estan los comentarios ultimamente? Esto ya no es lo mismo. Voy a jactarme de que ya a principio de temporada dije que el equipo andaba bien y que tenia unicamente que solidificar la defensa. Una ve que Alves se ha tomado en serio sus tareas defensivas, Pique y Valdes mas en forma y Pedro saliendo del bache, hete aqui que el equipo se sale. El miedo que tengo es que no hay margen de mejora, no se puede jugar mejor al futbol. Y Thiago? Donde lo ponemos? Este chaval es un fenomeno.
Pues sí, veo que han bajado los comentarios. No sé si es debido a que a tanta diferencia la tensión ya no es tanta y nos hemos relajado. Si los post ya no gustan..., pero si que es cierto que llevo un mes algo solitario.... ;-(
Y respecto a los que no están.., es difícil su ubicación. Me parece que Tito es menos amante de las rotaciones que Pep.. Aquí juegan 11 fijos, y el resto rota cuando muy poco a poco. De hecho estoy preparando un artículo sobre ello.
Un saludo y gracias por comentar.
Excelntes articulos y con respecto a los comentarios creo que la culpa es debedo a los lectores de feeds para moviles no traen opcion para comentarios y da pereza comentar luego.
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