Recién empieza un nuevo año, que deja
atrás un 2012 con menos lustre que los años precedentes, las sensaciones son
altamente positivas, y las premoniciones agoreras que pronosticaban el fin de
una era, parece que de momento deberán ser enterradas a la espera de un tiempo
más propicio para ello. Decía Napoleón
en una de sus frases más celebres que “la
victoria pertenece al más perseverante”, y nadie hasta el momento representa
tan bien esa frase como el equipo azulgrana.
Ha sido algo convulso este último
año, en el que parecía que la Liga
ganada por el Real Madrid sería el
disparo de salida para un cambio de reinado en el concierto futbolístico
actual. Un año en el que los azulgranas no hemos podido celebrar títulos
grandes, y hemos recogido aquellos otros títulos que ahora, gracias al gran
currículum que ha escrito este equipo en los últimos tiempos, nos parecen
menores. Qué lejos quedan aquellos tiempos en los que la celebración y la
conquista de uno de estos trofeos suponían un estallido de alegría y la excusa
perfecta para lanzarse a las más desaforadas celebraciones. Y que cerca están,
a su vez, esas mismas imágenes, antes teñidas de azulgrana, y ahora mutadas a
blanco, dónde una Copa del Rey se
aclama cómo el “trofeo de los trofeos”, y se equipara a logros de mucha más
trascendencia.
Ha sido un año que ha puesto en
prueba la madurez de una entidad, que no ha perdido los papeles por la puesta
en duda de su hegemonía. Guardiola nos dejó, y lo que se suponía el principio
del fin, ha supuesto un nuevo impulso que, después de unos inicios dubitativos
tiene instalado de nuevo al equipo en los más alto, a un nivel estratosférico y
muy, muy lejos del que muestran sus rivales. Parecía que la salida de Pep, dejaría el camino libre a Mourinho para reinar por siempre jamás
en el territorio de la Liga, pero al
contrario de lo que se pronosticaba las consecuencias catastróficas que
vaticinaban el fin de ciclo culé, se han tornado en Apocalipsis blanca, y han
dejado al equipo merengue a una distancia sideral de su rival, en lo que cabe
suponer, si la ansiada décima no lo remedia, los últimos coletazos de un técnico,
que la historia blanca puede, y digo puede, recuerde cómo uno de los personajes
más dañinos que han desfilado por su banquillo.
Ha sido el año de los récords. La
Liga de los cien puntos y los ciento veinte y un goles han dejado el listón de
exigencia en un nivel, que hoy por hoy, actúa como acicate para los jugadores
azulgrana. Un estímulo simular al del ya casi mitológico diez azulgrana, que
enfrascado en su particular duelo de números con CR7 en particular, y con el mundo en general, ha dejado hechos
trizas todos los registros goleadores establecidos hasta la fecha. Goles y
asistencias que han aupado a Messi a
un nivel, que por mucho que se quiera desprestigiar, le convierte en un jugador
único, muy lejos en prestaciones de cualquier otro que con él cohabite. El
cuarto Balón de Oro consecutivo lo espera cómo prueba fehaciente de esa
diferencia.
Ha sido un año de reconocimiento.
Reconocimiento al juego de posesión, al Tiki-taka, o a cómo se le quiera
denominar. Un juego que hipnotiza y asombra. Un juego que va más allá del
simple objetivo de marcar un gol. Un control, un regate, una pared, una
combinación infinita de pases. En cualquier lugar del campo aparece el espectáculo.
Y en ese jugar casi bailando han encontrado los azulgranas el calor de la
grada. La suya propia y la rival. Jugadores aplaudidos, aficiones entregadas,
entrenadores postrados y rivales impotentes son el legado de estos primeros
meses de temporada.
Por todo ello, sólo queda esperar
que la reanudación de la competición siga mostrando a ese equipo casi imbatible
que despidió el pasado mes de diciembre. Sólo queda esperar que no existan más contratiempos
que los meramente competitivos, y que se dejen atrás esos otros sobresaltos que
sacuden al vestuario. Sólo queda esperar, que los difíciles meses de enero y
febrero, lleven al equipo indemne a la primavera, y una vez allí, nos
dispongamos al asalto de aquellos títulos que la temporada pasada no pudimos
celebrar.
Y así, mientras otros pelean y se debilitan en luchas que desde mi posición
me cuesta entender, nosotros seguimos disfrutando de algo, que cuando nació, a
muchos nos pareció algo efímero, que hoy por hoy, lleva paso de convertirse en
eterno.
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1 comentarios:
Hola José Carlos. Pues sí, el ciclo continua. Al menos eso parece. Tampoco hay que vender la piel del oso antes de ora, pero desde luego en Liga, la cosa parece más que decidida. Ya te dije que lo normal era que Mou tuviera un año malo. Y por suerte para nosotros así está siendo. Parece que todo se está poniendo en su contra, tanto a nivel deportivo como personal. Yo, de ser Florentino, me hubiera librado de él este mismo invierno. Tener al enemigo en casa, más aún cuando el enemigo es un individuo como el portugués, es muy arriesgado.
Por cierto, ya sé que todavía es pronto para llegar a conclusiones sólidas acerca de los pronósticos que dejé por aquí, pero, al menos de momento, Puyol ha dejado de lesionarse. Lo hemos recuperado. Thiago también. Torres ahí está, marcando golitos y con Benitez de padrino )vaya cambio a positivo para él). Respecto a los Tauro del equipo, a mi saber Iniesta, Cesc y Alves, es en lo único que aún falta por ver qué sucede. Bueno, con Iniesta y Cesc, pues está claro que Alvés ya tiene la negra. Sólo faltan los otros dos. Bueno, Cesc está así así con las lesiones. Por suerte Iniesta está saliendo indemne. Y de hecho es posible que, de los tres, por su carácter ya de por sí humilde, sea el que menos sufra este ciclo mermador. Lo normal es que a quienes más merme sea a los de carácter menos humilde. Así que no es raro que Ah! Y ya sé que Messi sólo se lesionó un partido, vaya susto te darías, pero se lesionó, cosa que creo que no había hecho en muchísimo tiempo... ni siquiera un solo partido.
El miedo que me da con el Barca son las eliminatorias de champions que caigan en el mes de marzo... el peor mes para Tito. Guardiola nunca tuvo ni tendrá ese problema porque su peor mes cae fuera de temporada. Cosa que a Mourinho también le sucede. Aunque pese a eso, este año lo tiene igualmente negro. Estaría bueno que el celta lo sacara de la copa y el Manchester hiciera lo propio con la Champions... a 16 puntitos del Barca en Liga. Entonces ya sí que sí, según lo previsto, año para olvidar.
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