Debutó el Barça en el que ha sido su Torneo por antonomasia. El Torneo que en aquellas épocas en los que los grandes títulos iban muy caros de conseguir, la Copa del Rey, daba la excusa justa para poder salir a la calle, y poder presumir de títulos y palmarés. El Torneo en la que el equipo ha escrito páginas muy brillantes, y a la vez, también, las más decepcionantes. No es difícil asociar, para los culés de mi generación, la mención de la Copa con la tángana vivida en la final del ochenta y cuatro contra el Athletic de Bilbao, o a las derrotas ante equipos de Segunda B, que como la Gramanet o el Novelda dejaron al equipo de forma vergonzante fuera de la competición en las primeras rondas.
Para el Pep Team, la Copa parece tener un significado especial. Fue el primer paso del cacareado éxito “Copa, Lliga y Champions”. Fue el primer trofeo que Puyol levantaría en una sucesión de hasta once títulos más conseguidos desde entonces. Fue la primera piedra en la que se empezó a cimentar la leyenda de este equipo, que de triplete, pasó a sextete, convirtiendo este año esta palabra en el mítico objetivo a repetir.
Nuevamente un rival de Segunda B se ha cruzado en el camino de los azulgranas. Un rival a diez minutos de casa, un rival ciudadano, L’Hospitalet que recibía al equipo con más admiración que respeto, y que ha hecho de esta eliminatoria su particular fiesta. Lejos quedan aquellos partidos ante equipos de esta categoría, que al disputarse a un único partido, con el agravante además de hacerlo siempre como visitante, los grandes sufrían lo que no está escrito para superar estos compromisos iniciales. Eran auténticas finales, en las que el pequeño se veía con posibilidades de dar un susto, y darse así un baño de gloria.
No sé las razones por las que se ha eliminado esa manera de afrontar la Copa. De hecho, no sé, porqué la Copa no es así ronda a ronda. A único partido. Cada partido una final. Cada partido puede ser el último. En un sorteo puro. Rival y campo al libre albedrío de los caprichos de un bombo, podrían hacer, que lo que ahora parecen unas eliminatorias sosas y a veces hasta molestas, pasaran a ser el auténtico objetivo de los equipos más humildes. De esta forma, equipos que tiran ahora literalmente el torneo sabiéndose con nulas posibilidades de llegar a cotas muy altas, sabrían que con un máximo de concentración en cinco o seis partidos a lo sumo a lo largo de la temporada, podrían llevar un título a sus vitrinas, o a la disputa de una final, que ahora con el doble compromiso se hace casi inviable.
Sorpresa además, que visto como se toma Guardiola está competición, se torna casi imposible para el equipo modesto. Hasta nueve integrantes del primer equipo saltaron ayer al campo de l’Hospi, de los cuales cinco, contaban en su palmarés con el título de Campeones del Mundo.
El partido, en el total de los noventa minutos fue un calco de la mayoría de los encuentros que esta temporada le está tocando disputar a este equipo. A veces pienso que el Barça siempre se enfrenta al mismo once, que partido a partido se va cambiando de camiseta. Con nueve hombres atrás, los ribereños esperaban bien posicionados en la frontal del área las acometidas culés, y ahí, bien juntos y sin perder la concentración, dejaban pocos huecos que posibilitaran las combinaciones. Combinaciones que en la primera parte fueron en algunos casos bastante acertadas, y que hacían que el balón se moviera con bastante criterio entre líneas. Fueron varias las oportunidades del Barça en estos primeros cuarenta y cinco minutos, en los que, el portero local Moragón, recordó a Javi Varas, y enfundado en un uniforme amarillo, como el del sevillista, parecía desafiar a los delanteros blaugrana. Impresionante fue su parada a un tiro de Keyta, en el que a mano cambiada voló a la escuadra de su portería, en uno de los efectos plásticos más llamativos de esta temporada.
Y así, de tiro de fuera del área, llegó el gol visitante. Un derechazo de Iniesta, a lo Standford Bridge, dio el primer y único gol azulgrana del partido. Parece que en este partido, los hombres de Pep, haciendo caso de todos aquellos sesudos analistas que dicen que en los disparos lejanos está la clave para abrir este tipo de defensas tan cerradas, se pusieron manos a la obra, y con diferente nivel de acierto lo utilizaron en más ocasiones que en partido precedentes. Villa, Cesc, Keyta, Xavi e Iniesta lo probaron en diferentes ocasiones, dando un registro más a la estrategia de ataque.
Con esa mínima ventaja, y alguna ocasión más desperdiciada, Puyol estrelló un balón al remate de un corner de cabeza, se llegó al descanso con la sensación de que un gol más en la segunda parte sería el objetivo que buscarían los azulgrana para cerrar el partido, y casi la eliminatoria.
Pero no llegó ese segundo gol. Fue el segundo tiempo bastante aburrido. Sin intensidad. Jugado por demás, y al parecer, con más ganas de enfilar de nuevo el camino del vestuario que de estar presente en el terreno de juego. Apenas hubo jugadas reseñables en la reanudación. Únicamente el debut de Rafinha, y el observar de las evoluciones de Tello le daban interés al choque. Y así, minuto a minuto el partido iba muriendo, hasta que a pocos minutos del final L’Hospi casi da un disgusto a Pinto, que en su Trofeo, debió intervenir en un par de ocasiones para evitar el gol del empate.
Con cero a uno, y con todos satisfechos, se llegó al final de partido, que espera su vuelta el próximo veinte y uno de diciembre. Tiempo habrá para pensar en la vuelta, que se antoja un mero trámite, pero que tiene en la disputa del Mundialito de Clubs tres días antes a su máxima dificultad. Veremos como el cansancio del Torneo, el posible “jet-lag”, y la relajación de disputar un partido ante un rival menor afecta al equipo. Seguro que Pep tendrá en cuenta este hecho.
Pep y Messi, que si consigue marcar en el Mundial de Japón, tendrá su oportunidad de disputar un partido, que le igualaría a su compañero Pedro, como únicos jugadores en conseguir tantos en las seis competiciones oficiales que se disputan. Y ya se sabe, que si el argentino tiene a tiro un reto, a por él que se lanza. Esto no acaba más que empezar, y esperemos, que al igual que en su primer año en el banquillo, este partido haya sido el primer paso para la consecución de un nuevo título, que quien sabe, igual nos lleva a repetir aquel mágico sextete.
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3 comentarios:
El sextete no lo vamos a poder repetir, por lo menos este año, ya que la "cayó" a manos de los merengues. Así pues podemos conseguir el quintete o pentete o como se diga al conjunto de los cinco trofeos que ganaremos.
Por cierto, ¡muy buen post! Ahora que te he descubierto, te voy a seguir leyendo porque se ve que se te da bien escribir, ¡Gracias!
Hola @Antoni. Sí que se puede conseguir, eh?. De una manera diferente al anterior. Llevamos las SuperCopas. Si ganamos el Mundialito, y después los títulos de la temporada (Copa, Liga y Champions) tendríamos los seis títulos de una misma temporada conseguidos. Difícil, muy díficl..., pero que fácil es soñar, no?
Gracias por tus elogisos.
Un saludo
Buenas Jose Carlos. Completamente de acuerdo en que las eliminatorias de Copa fueran solo a 1 partido en vez de ida y vuelta. Sería lo mas justo para el pequeño. Aunque a veces se dan casos como el de la Gramanet o el Alcorcon, en lo que al Real Madrid respecta.
Por cierto, el gol de Iniesta de ayer, en mi opinión, fue mejor que el de Stamford Bridge, por lo menos esteticamente. Vaya cañonazo el de ayer. Un gol de los que se recuerdan.
Tengo unas ganas locas de que llegue el Mundial de Clubes a ver si Neymar es tan bueno como dicen compitiendo con equipos del mas alto nivel o solo otra bomba de humo periodístico
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