Con la victoria contundente por tres goles a cero ante el Athletic, el Barça cerró su ciclo más glorioso, y encadenó su décimo cuarto título
en los cuatro años en los que Josep
Guardiola ha estado al frente del equipo. En un partido casi sin historia,
y con una superioridad abrumadora certificó el cuarto título de la temporada,
que tal y como bien dijo Pep en
rueda de prensa posterior, daba sentido a los tres anteriores, de los cuales
nadie se acordaría, o mejor dicho, muchos rebajarían su valor de no haber existido
este cuarto.
Ha sido una constante en este ciclo que ahora finaliza (ahora sí, Hermel, ahora ya puedes dar ínfulas a
tus aires de pitoniso, y congratularte
de que aquel pronostico de hace ya más de tres años se ha cumplido al fin), el
menoscabar cualquier éxito azulgrana por parte de nuestro máximo rival. Y ya no
tanto por parte del aficionado de a pie, el cual con mucho más criterio y “seny” del que han protagonizado ciertos
profesionales de la información, ha sabido reconocer que algo nuevo y diferente
se estaba gestando.
Catorce títulos de diecinueve posibles, con tres Ligas, dos Champions
y dos Copas del Rey como máximos exponentes del dominio local y continental,
han marcado el mejor registro nunca escrito desde que se inventó este deporte.
Un dominio en cifras, en juego y en vistosidad, que han puesto al equipo en el
disparadero recibiendo loas por doquier.
Loas que han llegado en forma de premios colectivos, y que han proclamado
al equipo el mejor del mundo en la primera década del siglo XXI. Loas en forma
de premios individuales que han ido a parar en forma masiva a los principales
integrantes del once azulgrana. Loas que han llegado por parte de afines y
rivales, y que han hecho del conjunto azulgrana un referente. Un referente para
muchos, exceptuando un pequeño reducto de profesionales y cronistas, que al
igual modo que Astérix y Obelix en sus famosas leyendas ante Julio Cesar, se han mostrado
inquebrantables ante el dominio culé. Reducto que todo el mundo reconoce ahora
con el nombre de La Caverna.
Me gustaría saber cual habría sido la reacción de este grupo de periodistas
e informadores, si los éxitos que acabo de relatar hubieran sido logrados por
los portadores del blanco estandarte merengue. Ciertamente, creo que los culés hubiéramos
tenido que buscar un refugio lejos del mundanal ruido, para no tener que
escuchar las mayésticas alabanzas que seguro hubieran llegado desde esa
tribuna. Más si cabe, cuando además en este período de tiempo, una selección,
la española, ha logrado sus máximos tributos de la mano de siete u ocho
jugadores azulgranas en el once titular logrando algo al alcance de muy pocos y
encadenando de forma consecutiva título Europeo y Mundial. Me pongo a temblar sólo de pensar que tendríamos
que haber visto y oído los culés ante tal demostración de poderío.
Yo desde mi sitio particular he tratado de narrar en este último año desde
el respeto cuales han sido las vivencias de la temporada que acaba de
finalizar. Y para ello, me marqué el objetivo de estar atento a todas las polémicas
y opiniones vertidas. Me hice asiduo en un principio de programas como “Futboleros”, “Punto Pelota”, y lector de los diarios de Madrid. Intentaba cotejar la información de TV3, televisión pública catalana, con la del resto de informativos,
e incluso me atreví en ocasiones a ver el trato que se le daba en TeleMadrid a
las gestas azulgrana. Y tuve que desistir. Lo tuve que dejar. Mi salud mental
me lo aconsejó.
Y es que lo que en principio parecían debates frescos y hasta espontáneos
han ido degenerando en auténticas aberraciones al buen gusto, que creo que
incluso afectan a sus protagonistas. Sólo cabe ver y observar las poses y
rostros de algunos de los contertulianos para ver y observar cómo la continua
ofensa y ataques desaforados les ha agriado el carácter y la expresión de su
rostro. Se han convertido esos programas en un autentico esperpento, que en
nada tienen que envidiar a las obras del creador de genero, Valle Inclán. Estaría orgulloso el
autor gallego si pudiera ver cuan hondo a calado su género.
Ahora, con la marcha de Pep, a
la cual creo que también estos foros han ayudado aunque sea en una mínima
parte, se abre un nuevo ciclo. No sé si será mejor, peor, igual que el que se
acaba de cerrar, pero si que tengo claro, que mientras zapeé, lea y escuche
continuos ataques a la institución azulgrana será el síntoma evidente de que
esta sigue en lo más alto, y que mientras esto sucede, ese reducto infranqueable,
deberá dejar muy lejos su máximo objetivo, que basan toda su estrategia en un único
discurso, y que hacen del pensamiento único su defensa. Y así, sólo se sienten
cómodos, si al igual que decía Sabina en uno de sus clásicos éxitos, su equipo es el centro de atención y todos
hablamos de… Madrid.
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4 comentarios:
Bueno, como dices, Hermel ya podrá banagloriarse en Punto Pelota de que, al fin, ha acertado con "el fin de ciclo azulgrana". http://siempregananlosalemanes.blogspot.com/
Excelente.
Que aprovechen un ratito,el futuro blanco es negro,seguro,seguro.Muy buen artículo
Otro Excelente
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