Se están convirtiendo estas semanas en un anodino bucle de noticias, que giran
en torno al análisis de la marcha de Guardiola,
y a las posibilidades de éxito de su substituto y amigo, Tito Vilanova, pasando por la sucesión día si, día también de
nombres a incorporar a la disciplina blaugrana. Recién comenzado el período de
fichajes, a día de hoy casi se podría hacer una plantilla completa con las
diferentes posibilidades que han mostrado los diferentes medios de comunicación.
Y eso me recuerda que hace un año, más o menos por estas fechas, estábamos
enfrascados en debates y valoraciones sobre la necesidad de fichar a Aléxis Sánchez y Cesc. El primero aparecía en los medios como la posible reencarnación
de Messi, y estaba llamado a tenor
de las opiniones de expertos a ser un referente en la punta del ataque
azulgrana. El segundo, en un ir y venir de Londres
a Barcelona, que duraba ya más de
tres años parecía la guinda del pastel a un centro del campo sublime, que con
su incorporación se mostraría intratable.
No recuerdo ahora muy bien cuando se cerraron sus fichajes, pero lo que si
recuerdo es el continuo acoso mediático que sufrimos los lectores y
espectadores de los principales medios de comunicación. No había día que no
despertáramos con una noticia sobre la inmediatez de la contratación, sobre un
reportaje de las virtudes de uno de los jugadores, sobre una pista, frase o
gesto que constataba que el fichaje ya estaba cerrado. Y mientras tanto los culés,
ilusionados, esperábamos las nuevas contrataciones, y discutíamos y debatíamos
sobre la adaptación del chileno a un nuevo concepto futbolístico, o sobre la
necesidad de incorporar a Fábregas,
teniendo ya al emergente Thiago en
la plantilla.
Y ahora pasado un año, aquel ruido monótono y molesto, que hacía que
incluso el periódico de la mañana resultará tedioso en la lectura, vuelve a
aparecer. No han día en el que no se hable de Guardiola, de su marcha, de su legado, de su vida antes, ahora y
después de esta etapa, de sus flirteos con el Chelsea,
o con el Milan, o con no sé sabe ya
muy bien quien. A su vez, no hay día que no aparezcan páginas llenas de nuevos
nombres. Hoy mismo vuelve a sonar Jordi
Alba, que parece inminente, vuelve a aparecer en portado Thiago Silva, que según parece quiere
abandonar su equipo a raíz de los escándalos sufridos en el fútbol italiano. Se
vuelve a nombrar a Alaba como una
necesidad para la banda derecha, e incluso Neymar
aparece nuevamente como una apuesta inmediata si las arcas del equipo lo
permiten.
Y todavía falta por iniciarse la Eurocopa, en la que mas de doscientos
jugadores de nivel entrarán en liza. Y allí ya estaremos desbordados. Bastará
cualquier toque técnico loable, bastará un gol de calidad o decisivo, bastará
una sola actuación de mérito, para que uno de esos jugadores entre en la rueda,
y leamos a doble página su vida y milagros, sus números y estadísticas y la
frase que lo define: “Yo desde pequeñito
he soñado con jugar en el Barça”…. “o
en el Madrid”, que a la postre es la única diferencia entre los artículos
de la competencia blanca. Sólo hace falta ver la foto que ilustra este artículo para comprobar al veracidad de estas informaciones.
Personalmente poco cambiaría en el equipo. Un par o tres de retoques servirán
para dar más profundidad a una plantilla corta, y una mayor calidad a las
rotaciones. No hay que olvidar también que en este proceso de continuismo que
será el Barça de Vilanova, la cantera sigue siendo referente, y que a la primera
plantilla se unirán nombres como Muniesa,
Montoya o Bartra, todos ellos ocupando una misma línea; la defensa. Lo mismo ocurre en la delantera, donde las
sorpresas de Cuenca y Tello hablan de más de cinco candidatos
para dos puestos libres en el ataque.
Por lo tanto, si la puerta de salida se mantiene cerrada y la de entrada no
para de engordarse con nombres y más nombres, la cuadrilla de obreros que
tuvieron escaso trabajo en el Bernábeu, deberá coger el puente aéreo e iniciar
una reforma en el vestuario azulgrana para hacer hueco a tanto jugador. Esa es
una opción, y otra, la más pausible es que se entre en una política de cesiones
que permitan a estos jóvenes jugadores explotar en Primera División, y ccn la
experiencia y el bagaje que supone ver su evolución en la categoría, decidir a
posteriori quien se ha ganado un puesto en el equipo.
Mientras tanto, seguiré aburriéndome,
y repasando listas de altas y bajas. Seguiré viendo fotomontajes con
jugadores ataviados con la zamarra azulgrana. Leeré las mismas entrevistas, con
idénticas respuestas independientemente de quien sea el entrevistado. Y esperaré
la sorpresa, que a veces siempre aparece. Y es que ya se sabe, que los
fichajes, como las bicicletas, son para el verano.
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